El número de decesos por epidemias como las de influenza, viruela o sarampión ha disminuido a medida que los científicos han diseñado vacunas que preparan a los cuerpos para enfrentar a patógenos externos.
Ciudad de México, 24 de agosto (SinEmbargo).– La humanidad ha perdido la batalla contra los microbios en la mayor parte de la historia, pero las vacunas han sido un gran avance y ahora, en plena pandemia de coronavirus, es nuestra mayor esperanza, destaca un artículo de Our World in Data, un proyecto de la Universidad de Oxford que rastrea datos de la pandemia.
De acuerdo con un análisis del economista Max Roser, fundador del sitio Our World in Data, la invención de las vacunas ha permitido casi erradicar enfermedades como la viruela, la poliomielitis y el sarampión.
Por ello, la esperanza del mundo está puesta en la creación y desarrollo de una vacuna contra la COVID-19. Y es que la enfermedad generada por el SARS-CoV-2 ha cobrado la vida de más de 800 mil personas en el orbe y ha paralizado la actividad económica, cultural y social en los países.
Hasta el 23 de agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reportado más de 800 mil decesos; mientras los casos confirmados son ya más de 23 millones.
¿CÓMO LLEGARON LAS VACUNAS?
Epidemias como las generadas por influenza, sarampión, cólera, peste bubónica y viruela, habían provocado la muerte de miles de millones de niños y personas en el mundo hasta la llegada de las vacunas.
Sin embargo, el número de decesos ha disminuido a medida que los científicos han diseñado vacunas que preparan a los cuerpos para enfrentar a patógenos externos.
Roser afirmó que fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando la humanidad descubrió que patógenos específicos causaban enfermedades infecciosas. Dicho descubrimiento sentaría la bases de las vacunas.
El especialista afirma que las vacunas otorgan al cuerpo información necesaria sobre cómo combatir a los gérmenes que provocan alguna enfermedad.
“Nuestro sistema inmunológico reconocerá al invasor una vez que nos infectemos con el patógeno real en nuestras vidas. Nuestro sistema inmunológico puede reunir rápidamente lo que prendió de la respuesta a la vacuna e inmediatamente comenzar a combatir el patógeno”, señala Roser.
Por ello afirma que las vacunas no sólo protegen a la población, también blindan a los sistemas de salud de los países porque evita una saturación de los espacios disponibles en hospitales.
“Si las tasas de vacunación son lo suficientemente altas, la transmisión de enfermedades infecciosas se interrumpe en la comunidad, lo que significa que incluso aquellos que no están vacunados obtienen protección”, señaló.
VIRUELA, POLIO Y SARAMPIÓN
En este sentido, enfermedades como la viruela, poliomielitis y sarampión son sólo tres ejemplos de la importancia de las vacunas en la humanidad.
Por ejemplo, la viruela ha sido una de las enfermedades que más muertes ha causado en el mundo. Datos del epidemiológico Donald Henderson señalan que este patógeno mató alrededor de 500 millones de personas en los últimos cien anos de su existencia.
Inglaterra vio cómo la invención de la vacuna contra la viruela redujo la mortalidad por esta enfermedad.
En su artículo, Roser señaló que la vacuna contribuyó a la erradicación de la viruela en el mundo y ha salvado la vida de entre 150 y 200 millones de personas.
La vacuna contra la polio se desarrollo y utilizó por primera vez en Estados Unidos. La enfermedad causaba una alta tasa de niños con parálisis.
Fue en 1955 cuando la historia cambio. Jonas Salk inventó la vacuna y los casos de polio descendieron. A la fecha, dicha enfermedad está erradicada en su totalidad.
Antes de la invención de la vacuna, el sarampión había provocado la muerte de 2.6 millones de personas al año. Dicha enfermedad es extremadamente contagiosas y las gráficas proporcionadas por Roser muestran que tenía un rápido avance, en cuanto un brote era detectado.
Todo cambió cuando la vacuna fue descubierta. Hoy en día, el 85 por ciento de los niños de un año en el mundo reciben la vacuna, por lo que los decesos registrados han pasado de 2.6 millones a sólo 95 mil.
Por ello, señala Roser, la esperanza de la humanidad está depositada en la ciencia, ya que sólo con una vacuna se podría “acabar con el sufrimiento que causa la COVID-19”.
En este sentido, recalcó que a diferencia de años anteriores, la humanidad está mejor preparada para combatir al nuevo virus.
Ejemplificó que “el genoma se secuenció en dos semanas y desde entonces científicos de todo el mundo han estado trabajando incansablemente para desarrollar la vacuna que ponga fin a la pandemia. Los primeros resultados de la vacuna desarrollada aquí en la Universidad de Oxford son prometedores”.
“Nuestra mejor estrategia en la lucha ancestral contra los gérmenes es nuestro esfuerzo colaborativo y basado en datos para estudiar el mundo que nos rodea y dentro de nosotros. Nuestra mejor estrategia es la ciencia”, finalizó.