En las últimas décadas, la humanidad ha hecho algo que parece un progreso ético, en caso de que esto exista. En el siglo XVII, El filósofo, René Descartes, dijo famosamente que, mientras los seres humanos podían ejercer su libre albedrío, los animales eran máquinas, cuyo comportamiento estaba determinado de antemano.

Mucho ha transcurrido desde que ocurrió esa aseveración. Hoy en día, la idea reinante es que hay una cercanía ontológica y natural entre los animales que no son homo sapiens y los seres humanos.

Por ejemplo, en los últimos años se han escrito varios libros sobre el trato cruel que se dan a los animales en los mataderos de donde se origina carne y otros productos para consumo humano. Este debate también se ha llevado a cabo en lo que concierne a la tauromaquía. Comportamientos que hasta hace poco no se consideraban crueles, hoy sí se les considera así. Sin embargo, todavía no parece que hemos arribado a una situación donde se han considerado todas las aristas del problema.

De la misma manera, en el nivel filosófico, la dignidad de los animales ha sido un punto focal en pensadores como el filósofo australiano, Peter Singer. Pocos han hecho tanto por elevar el estatus ético de los animales como él. No obstante, habría que definir cuál debe ser la nueva relación entre nosotros y otros animales. En este sentido, habría que discutir qué se entiende por derechos de los animales y cómo se puede regular esto.Tendremos que partir de considerar también todo lo que nos separa de los animales.

En nuestro país, por desgracia, estos nuevos planteamientos no parecen haber tocado la calle. Aunque es cierto que cada vez más gente trata mejor a los animales, hemos visto en nuestro país, una y otra vez, escenas de atrocidades gratuitas cometidas contra ellos.

Parte de la solución pasa por realizar campañas cada vez más asertivas y eficientes en favor del buen trato a los animales. Quizás valga la pena empezar desde el principio y asentar en el artículo tercero constitucional que los planes de estudio incluyan la enseñanza de que la vida e integridad de los animales debe respetarse y protegerse.

Otra cosa que debe hacerse es asegurarse que los zoológicos nacionales y locales tengan los recursos suficientes para salvaguardar el bienestar de los animales que habitan esos lugares. Lamentablemente, en el sexenio pasado hubo repetidos ejemplos de trato cruel y descuidado contra diversas especies de animales en varios zoológicos.

Indudablemente existen razones para pensar que el Congreso de la Unión haría bien en legislar sobre esta materia, no sin antes haber tenido reuniones con especialistas en el tema y después de un gran debate de ideas.

Dos de los temas a discutir tendrán que ser la posibilidad de reconsiderar nuestra relación con la naturaleza en el contexto del antropoceno y la nueva relación ontológica y ética entre los seres humanos y los animales.

Gustavo de Hoyos Walther

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Abogado y empresario. Ha encabezado diversas organizaciones empresariales, comunitarias, educativas y filantrópicas. Concentra su agenda pública en el desarrollo de líderes sociales (Alternativas por México), la participación ciudadana en política (Sí por México) y el fortalecimiento del estado de derecho (Consejo Nacional de Litigio Estratégico).

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