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Las cifras muestran que Televisa acelera su declive; los analistas le encienden un “foco amarillo”

23/07/2019 - 12:07 am

En 2012, se decía que Televisa tenía tanto poder que podía imponer a un Presidente en México. En los hechos y en los números, la empresa de la familia Azcárraga en ese entonces sí vivía una realidad de ensueño: el negocio era estable y se auguraba un buen futuro para los nuevos proyectos. Pero tres años después todo el panorama cambió. Informe tras informe en la Bolsa Mexicana de Valores mostraban las pérdidas de la televisora y casi siete años después, esa tendencia no cambió.

Ciudad de México, 23 de julio (SinEmbargo).- “Este es el momento oportuno para Televisa. Nuestros negocios principales –contenido y distribución–son tan exitosos y competitivos como nunca antes. Estamos en el lugar correcto. México, nuestro principal mercado, es una economía sana y dinámica que se encuentra posicionada para seguir creciendo a un ritmo sólido. Contamos además con el modelo de negocios adecuado…”.

Con ese texto inicia el Informe Financiero de Televisa del año 2012. El texto correspondiente a 2019 es completamente distinto: se habla de desafíos, renovación, de mantener confianza y del compromiso de “crear valor para los accionistas”.

En la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), en específico en el registro del precio de las acciones de Televisa, está la causa por la que la empresa se mantiene en constante transformación desde 2015. En ese año, una de sus acciones llegó a cotizarse hasta en 109.71 pesos, eso fue en agosto, pero acumuló seis meses con ese precio arriba de los 100 pesos.

Ese año, su acción cerró con un precio de 95 pesos, pero el siguiente, 2016, lo cerró a 88.22 pesos. Para diciembre de 2017 alcanzó un precio de 73.05 pesos y en 2018 fue de 55.27.

El corte a julio de 2019 muestra la caída del 70 por ciento en el precio de su acción, que se encuentra en 34.27 pesos.

De acuerdo con expertos consultados por SinEmbargo, por el tamaño empresarial de Televisa, no es técnicamente posible hablar de una quiebra, pero el deterioro es evidente y el éxito de los cambios implementados no. Es decir, dentro de la empresa está encendido de manera permanente un foco amarillo de “alerta”.

Los números de Televisa son hoy completamente distintos, así como su estrategia de negocios. En 2012 produjo aproximadamente 20 mil horas de contenido para los canales de televisión de paga y presumía sus “negocios no consolidados” como Iusacell, Univisión, Ocesa Entretenimiento y lo que llamó “Imagina” (grupo de medios de comunicación que buscaría comercializar derechos deportivos, la producción de películas y contenidos para televisión), que nunca se materializó.

El 26 de octubre de 2017, Emilio Azcárraga Jean, quien dirigió Grupo Televisa 20 años, dejó el puesto de director ejecutivo. Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro.

En ese año, su esquema de contribución de ventas se compuso de Publicidad (34 por ciento), Venta de programas y licencias (8 por ciento), Venta de canales (5 por ciento), Editoriales (5 por ciento), Sky (20 por ciento), Otros negocios (juegos y sorteos, equipos de fútbol, Estadio Azteca y radio con 91 estaciones fueron 6 por ciento) y Cable y telecomunicaciones (Cablevisión, Cablemás y TVI, el 22 por ciento).

“Continuamos rompiendo nuestros propios récords de audiencia gracias a la producción exitosa de telenovelas, noticieros y programas de entretenimiento. Además, nuestra cobertura de eventos especiales, tales como los Juegos Olímpicos y la visita de Su Santidad el Papa a México, obtuvo audiencias mayores a las de nuestra competencia, a pesar de contar en esos casos con el mismo contenido”, puede leerse en una carta de Emilio Azcárraga Jean al público inversionista.

Para Televisa en esos años, la publicidad representó 72.8 por ciento de los ingresos de contenidos en sus cuatro canales de televisión abierta —2, 4, 5 y 9—. Sus programas y sus telenovelas eran las más exitosas frente a toda la competencia.

 Su utilidad ese año fue de 10 mil 069 millones de pesos, un aumento frente a la de 2011, que fue de 7 mil 957 millones de pesos.

El cambio generacional, internet, el mismo contenido de siempre y en gran medida la relación íntima que se le dio a la empresa con el Gobierno de Enrique Peña Nieto (también en picada) se convirtieron en dificultades financieras, o sea, reales.

Se fueron conductores de noticieros clásicos de la televisora, actrices y actores perdieron su exclusividad, se cambiaron las barras de programas y las telenovelas.

Incluso hubo cambios en la cabeza: el 26 de octubre de 2017, Emilio Azcárraga Jean, quien dirigió Grupo Televisa 20 años, dejó el puesto de director ejecutivo y en su lugar quedaron Alfonso de Angoitia, vicepresidente y jefe de Finanzas de la empresa, y Bernardo Gómez, que supervisa la división de Noticias y las Relaciones Gubernamentales de Televisa.

De Angoitia y Gómez se unieron a la compañía poco después de que el Azcarraga Jean tomara las riendas de Televisa en 1997, tras la muerte de su padre Emilio Azcárraga Milmo.

En 2012 se decía que Televisa tenía tanto poder que podía imponer a un Presidente en México. En los hechos y en los números, la empresa de la familia Azcárraga en ese entonces sí vivía una realidad de ensueño. Foto: Iván Mendez, Cuartoscuro.

Pero la caída continuó. De acuerdo con el último Informe Financiero, el del año 2018, el cuadro de ventas está compuesto de la siguiente manera: Cable (34.2 por ciento), Sky (20.7 por ciento), Contenidos (37 por ciento) y Otros negocios (8.1 por ciento).

La utilidad neta que en 2017 se ubicó en 6 mil 577 millones, para 2018 fue de 7 mil 612 millones de pesos.

“A pesar de que aún tenemos varios desafíos, hemos logrado mucho. La transformación de nuestro segmento de Contenidos inició con el nombramiento de nuevos líderes para Televisa Studios, Televisa Internacional, Televisa Networks y para nuestra División de Deportes. El siguiente paso fue la renovación total de nuestra oferta de contenidos […] Mantenemos la confianza en el potencial de largo plazo de nuestros tres negocios principales y seguimos plenamente comprometidos con la ejecución de nuestro plan de negocios para crear valor para los accionistas”, dice la carta a inversionistas de Alfonso de Angoitia y Bernardo Gómez del año 2018.

TELEVISA SE DURMIÓ

Para Rogelio Bustamente Bello, académico del Tecnológico de Monterrey, la crisis la componen varias causas y enumeró el cambio de hábitos de las nuevas generaciones “los millennials ya no ven la televisión. Además se da el movimiento a otras plataformas donde ya se tiene el contenido directo o donde la misma gente publica y se vuelve una competencia contra los contenidos de Televisa. Y la empresa no reaccionó a los nuevos productos del mercado: Netflix, Clarovideo, etcétera. Los proveedores de contenidos no reaccionaron a tiempo, no promovieron su propio canal over the top (OTT)”.

Desde su perspectiva, Televisa no tuvo por dónde salir y ganar dinero en ninguna de sus diferentes versiones de producto, los contenidos fueron en picada y eso se ha mantenido por años. Tampoco hubo éxito con las revistas ni la radio. Mucho de lo que producía Televisa dejó de venderse o bajó de valor.

También le afectó la apertura del mercado, sobretodo en cuanto a servicios de telecomunicaciones, el frente que Televisa buscaba abrirse con IZZI.

“Se durmieron en sus laureles, del jefe para abajo, frente a las nuevas tecnologías y lo que pudieron haber hecho en su momento ahora ya se les pasó. En publicidad gubernamental ya compiten también con las redes sociales y los medios electrónicos”, agregó Bustamente Bello.

Para algunos analistas, Televisa no supo adaptarse a las necesidades del nuevo público. Foto: Cuartoscuro.

De acuerdo con el analista financiero, Abraham Vergara Contreras, es evidente el deterioro en la calidad financiera de la empresa y también una disminución importante en sus ingresos, sobre todo al inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador con la pérdida del pago de la publicidad oficial.

“Eso los ha llevado a tomar decisiones como quitar exclusividades o quitar algunos tipos de programas […] con Peña Nieto venían fuertes y Andrés Manuel ha cerrado la llave, pero también es un cambio generacional. Los jóvenes ya no ven los contenidos de Televisa. Están más metidos en Netflix, en Amazon o en Youtube, en donde tienen contenidos más acordes a sus gustos y lenguaje en comparación con los programas y telenovelas de Televisa, han intentado adaptarse pero no lo han logrado”, dijo.

En esta situación, todo lo que Televisa haga en el futuro tendrá que estar razonado porque el impacto será más fuerte si es negativo.

Vergara Contreras añadió que ahora Televisa apuesta por las alianzas, sobre todo en materia de deportes y con empresas de Estados Unidos, “habrá si México lo acepta, pero si se analizan los precios de la acción en el corto plazo no se ve impacto, al contrario, la acción sigue cayendo. Los especialistas dicen en su recomendación que se tiene que recurrir a una venta fuerte, que es deshacerse rápidamente del mayor número de acciones posibles que tengan los inversionistas en su portafolio de Televisa. No es una buena señal lo que dicen los especialistas de las distintas bolsas. Esperemos seis meses para ver si la alianza entre deportes le dará algún rendimiento positivo”.

El académico del Tec de Monterrey prevé que Televisa se verá obligada a deshacerse de otros activos y se verá una reducción de la empresa de manera gradual pero significativa en los siguientes años; que se van a quedar con una parte central, probablemente sin generación de contenidos.

“Están prendidos los focos amarillos. Que algunos funcionarios de altos niveles se fueran por la crisis que venía dice mucho. Televisa se tendrá que sentar a negociar algo de la publicidad que perdieron, sin embargo al Presidente le da igual y no está dentro de sus planes. Por eso la asistencia de Azcárraga a eventos donde él está. La jugada de Salinas Pliego en ese sentido fue muy inteligente”, concluyó Vergara Contreras.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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