FACUNDO ROSAS: EL HOMBRE QUE MINTIÓ MUCHO

23/07/2014 - 12:00 am

Muchos pensaban que el único destino de Facundo Rosas, después de la cascada de acusaciones en su contra y los fracasos acumulados durante años, era el extranjero, con (o como) Genaro García Luna. Demasiadas operaciones sospechosas, demasiadas mentiras y excesos. Uno de los operadores maestros de los montajes en tiempos de Felipe Calderón, terminaba el sexenio sin alternativas; con el peso de ser uno de los operadores de la estrategia que bañó a un país de sangre. Pero en eso apareció Rafael Moreno Valle. Esta es la historia de ambos...

Facundo Rosas, la mano dura de Puebla. Foto: Cuartoscuro
Facundo Rosas, la mano dura de Puebla. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 23 de julio (SinEmbargo).– Lo de Chalchihuapan, el pueblo poblano embestido por la policía de Facundo Rosas Rosas es la última, pero no la peor tragedia que se le atribuye al Secretario de Seguridad Pública de Rafael Moreno Valle.

Tampoco es la primera vez que se le acusa de simular, de torcer la realidad para colocarse como el hombre rudo y necesario que planta cara a la delincuencia.

La siguiente es palabra de narcotraficante. Y eso impone dos advertencias antes de internarse en la lectura: es un criminal y es un criminal que sabe de lo que habla:

“El señor Calderón Hinojosa [el ex Presidente Felipe] deseaba tener con todos los grupos de la delincuencia organizada para lo cual él personalmente realizó varias juntas para tener pláticas con grupos de delincuencia organizada”.

Es la voz de Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, el temido jefe de sicarios del Cártel de los Beltrán Leyva.

El narcotraficante aseguró que el general Mario Arturo Acosta Chaparro, señalado hasta su muerte de trabajar para el narco, y Juan Camilo Mouriño, el joven Secretario de Gobernación acusado hasta su muerte de corrupción se habían sentado con todos los capos, incluido el suyo, Arturo Beltrán.

Continúa:

“Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal, quien cuando menos desde el año 2002, primero en la AFI y luego en la PFP, me consta que ha recibido dinero de mí, del narcotráfico y la delincuencia organizada, al igual que un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito quien trabajaba con la DEA [Agencia Antidrogas de Estados Unidos] y me pasaba información, Luis Cárdenas Palomino, Edgar Eusebio Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios (PF Colombia), Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena”.

Y habló que su detención fue presentada a los medios como no fue. Que lo quisieron echar a correr para dispararle.

“Como dato alterno habrá de hacerse notar que en cuantas detenciones realiza la Policía Federal, no se decomisa nada, todo se pierde (dinero, relojes, vehículos, droga, etc.) sin embargo es menester señalar que tanto el Ejército Mexicano como la Secretaría de Marina son más honestos, detienen a quien es, y lo ponen a disposición con lo que detienen. Yo pude haber hecho lo que haya hecho pero ellos, los funcionarios públicos que menciono, también son parte de la estructura criminal de este país”.

 PRESENTE COMPUESTO

¿Qué hay con Facundo Rosas que hasta quienes hablan bien de él piden hacerlo en el anonimato?

Así hablan los empresarios, a quienes se debe el Gobernador Rafael Moreno Valle, y lo hacen los panistas, quienes le postularon a la gubernatura en una alianza de conveniencia con el PRD.

Un líder empresarial en Puebla dice de él:

“Pulcro, sistemático, ordenado, confiable, parco, inteligente. No ensucia su lenguaje con groserías. Nunca deja de ser policía. Es de aquí, de Puebla (Chignahuapan, al norte del estado), de origen humilde.

“Cuando preguntamos por él, porque lo hicimos, nuestras contrapartes en Ciudad Juárez sólo hablaban de su eficacia y su capacidad para escuchar y coordinar”.

Y un dirigente panista poblano complementa:

“Llegó por acuerdo del Gobernador Rafael Moreno Valle con la gente de Felipe Calderón. No es una posición política. Es más, ni tiene grupo. Tampoco vida social, al menos no en Puebla, porque si bien es del estado, él está formado en la Ciudad de México. Es serio y le salen mal los chistes. Los alcaldes que lo han ido a buscar porque se dicen extorsionados por Los Zetas, por ejemplo, salen con cara de regañados”.

PRETÉRITO CONFUSO

A principios de la administración de Vicente Fox Quesada, un hombre de mirada pesada, ánimo caliente y lengua lenta inició su ascenso: Genaro García Luna, primer jefe de la extinta Agencia Federal de Investigación, una policía creada, se dijo entonces, para dejar en el pasado la corrupción, ineficacia y brutalidad de la Policía Judicial Federal.

En su interior se creó una unidad especial destinada al “Manejo de Crisis”, encomendada a la negociación y asesoraría en los rescates de secuestros. El pomposo grupo especial tuvo como su primer jefe a un hombre que difícilmente sobrepasa el metro con 70 centímetros de estatura, rara vez sonríe y nunca aparece con los zapatos sucios: Facundo Rosas Rosas, cercano a García Luna desde fines de los años 80, cuando pasaron, primero, por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y luego por la Policía Federal Preventiva (PFP).

Durante 1999 y 2000, Genaro García Luna, en calidad de coordinador de Inteligencia y Prevención de la PFP, oficina a la que estaba adscrito Rosas, fue involucrado en el desvío de 151 millones de pesos junto con otros funcionarios.

La denuncia penal fue presentada el 13 de julio de 2001 y, sin que la tempestad amainara, habían llegado los días del ascenso de cuerpos especializados en tareas de combate urbano, anticrimen organizado, tecnología aplicada. Eran también los días en que Joaquín Guzmán  Loera se fugaba de la cárcel y consolidaba al Cártel de Sinaloa como la organización criminal más poderosa del continente.

El agrupamiento de Rosas nació con vicios. Se integró en parte con ex agentes del Grupo Yaqui, un contingente antisecuestro presentado como incorruptible y altamente entrenado, pero diluido en la práctica de aquello que combatía.

A Facundo Rosas se le presentó en el ascenso de la propaganda como estrategia policía en calidad de hombre con sangre helada que negoció con Daniel Arizmendi. Se obvió que de los 21 secuestros perpetrados por El Mochaorejas, los últimos 14 culminaron con mutilaciones en la cara y el asesinato de la última víctima.

Tampoco se dijo que se había incorporado a la PFP, al lado de Rosas a un policía llamado Alberto Pliego Fuentes a quien se apodó El Superpolicía, un judicial del Estado de México que vendió protección a Arizmendi en los 14 plagios referidos y que murió en prisión por confirmarse su membresía con el Cártel de Juárez.

Desde entonces, de los días de la cacería al Mochaorejas, se supo del estilo de Facundo: una presentación de película ante la presa protagonizada por el delincuente apresado de rostro perplejo frente al tesoro que había arrebatado con sus tijeras polleras.

Para algunos, la exhibición de esa riqueza propició un estallido de imitadores.

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Junto a Genaro García Luna, la fama de Facundo Rosas se fue al cielo. Foto: Cuartoscuro
Junto a Genaro García Luna, la fama de Facundo Rosas se fue al cielo. Foto: Cuartoscuro

También de los días que Rosas dirigía la unidad antisecuestros federal surgieron las primeras dudas respecto de su apego con la verdad.

Las autoridades presumieron que en un par de años la cifra de denuncias de secuestro había descendido de 548 en 2000 a 422 en 2003.

Pero el consejo el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, en que participaban la Coparmex y la Canacintra, entre otros, respondió que el dato resultaba “engañoso” pues en ese momento por cada delito denunciado dos no se hacían del conocimiento de las autoridades.

Rosas calificó los señalamientos como “ocurrencias” y, desde entonces, comenzó a confeccionarse la estrategia mediática centrada en que los críticos del desempeño de Genaro García Luna y sus subalternos estaban cargados –por conciencia o ignorancia– del lado de los criminales. Lo cierto es que en el curso de la siguiente década en que tanto García Luna como él escalaron en el escalafón policíaco y político México se convirtió en el país con más plagios en el mundo, sólo después de Irak.

Y ciertamente la carrera ascendente de Genaro y, junto a él, de Facundo, resultaba meteórica. Para febrero de 2007, Rosas Rosas ya era coordinador de Inteligencia Policial y al poco tiempo se le designó Comisionado de la Policía Federal. En marzo de 2008 ya despachaba como subsecretario de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública federal.

Entre sus responsabilidades estaban incrementar las capacidades de inteligencia operativa e impulsar la coordinación con policías estatales y municipales, y las unidades modelo.

Algo más, junto a la carrera de Facundo Rosas, se iba al cielo: la cifra de muertos relacionados con el crimen organizado al que en ese sexenio, el de Felipe Calderón, se le había declarado la guerra.

Lo que ocurriría es sabido: una administración con más de 60 mil muertos y al menos 25 mil desaparecidos, la expansión del narcotráfico al secuestro, la extorsión, el tráfico humano, la trata, la piratería, el contrabando…

PASADO IMPOSIBLE

Durante el gobierno de Calderón, Televisa transmitió una serie policíaca en alta definición. Para colocar el talante ficción dramática y no ficción amarillista del programa basta decir que fue producida por Pedro Torres, antes autor de Big Brother México y Mujeres Asesinas.

La serie se llamó “El Equipo” y resultaba, básicamente, un himno a la Policía Federal que para la ciudadanía no existía: eficiente, respetuosa de los derechos humanos, honesta. El equipo sugerido, por supuesto, era el de Genaro García Luna, Facundo Rosas y demás en un guion idílico coescrito por Alejandra Sota Mirafuentes, entonces directora de Comunicación Social de la Presidencia de la República, a quien hoy se le denuncia como traficante de influencias.

Para entonces ya habían ocurrido muchas simulaciones, demasiados montajes: la secuestradora Florence Cassez hoy libre; Guillermo Vélez Mendoza, presentado como líder de una banda llamada –si no inventada por la propia policía– Los Ántrax; el falso rescate de periodistas secuestrados en Durango, y la detención de Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, el hombre que escribió sobre el verdadero equipo.

En septiembre de 2009, Genaro García Luna y el equipo aparecieron en el aeropuerto como salidos de una escena de la película Duro de matar. La misión consistía en rescatar rehenes y detener a un peligroso terrorista que amenazaba con estallar un avión lleno de pasajeros. Los policías lo logaron y detuvieron a la peligrosa banda criminal, que en realidad estaba compuesta por un perturbado mental armado con unas latas de jugo decoradas con luces. Estas eran las bombas.

El montaje se sugirió cuando se reflexionó en que el inexpresivo Facundo Rosas no portó chaleco antibalas.

A García Luna ya se le llamaba El Guionista.

Pero no sólo fue materia lo que “El equipo” mostraba como cierto siendo falso, sino lo que no mostraba siendo cierto: torturas, ejecuciones extrajudiciales, aleccionamiento de testigos protegidos.

¿Y cuál era el verdadero equipo? Según Anabel Hernández, autora de Los jefes del narco, son los siguientes:

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Coordinador regional de la Policía Federal

En 1987 fue acusado de homicidio culposo tras confesar de viva voz que fue cómplice de un triple homicidio en la colonia Lindavista.

Fue fichado y se le giró orden de aprehensión por ese crimen, pero se pudo librar gracias a un amparo.

Algunos de los elementos de la Agencia Federal de Investigación –desaparecida por las mismas razones por las que surgió: la implacable corrupción–, lo acusaron públicamente de bloquear investigaciones contra bandas de secuestradores y narcotraficantes.

Fue protagonista en caso Florance Cassez, hecho por el que nunca debió comparcer siquiera. La francesa lo acusó de golpearla y sugerirle un acuerdo económico a cambio de su libertad.

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Es ingeniero agrónomo de profesión y cercano a Genaro García Luna desde 1989. También lo fue de la comandante Lorena González Hernández con quien aparecía en las fiestas a las que llegaba con chamara de piel y lentes oscuros conduciendo una imponente motocicleta.

Luego la mujer fue acusada de participar en el secuestro y asesinato de Fernando Martí en 2008.

Entonces Facundo Rosas la desconoció, pero alentó otra mentira: presentar a una mujer alterna como la verdadera plagiaria, una persona lanzada a la prensa como La Güera, a quien los testigos nunca reconocieron.

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En su calidad de comisionado de la Policía Federal fue ejecutado, el 8 de mayo de 2008 en Tepito, cuando llegaba a casa de sus padres. Tras las exequias plenas de honores, se le asoció como parte de la banda que secuestradores de Martí y se le enunció como protector del Cártel de Sinaloa.

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El ex comisionado de la Policía Federal presumía una triple certificación de control de confianza: PGR, DEA y Policía Federal. Fue el predecesor de Millán. En 2008 se le acusó de servir al Cártel de Sinaloa desde que trabajaba en la AFI con Genaro García Luna. Se supone que recibía órdenes directas de Arturo Beltrán Leyva, entonces integrante de la organización criminal sinaloense.

Gerardo Garay encabezó un operativo en la casa de un colombiano surtidor de cocaína para los Beltrán Leyva a quien habría permitido escapar durante una fiesta. Fue procesado, encarcelado y liberado.

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El ex director del Penal de Máxima Seguridad de Puente Grande, Jalisco, fue investigado desde 2008, junto con Garay Cadena, por sus presuntos nexos con el narcotráfico.

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Director de Investigaciones Especiales y coordinador general de Tráfico y Contrabando. Murió asesinado el 26 de junio de 2008. Según reportes extraoficiales, ese día fueron encontrados un millón de dólares en su camioneta Cadillac.

 PASADO REMOTO

Para entender el perfil de la clase política en el poder de Puebla hace falta pasar hacia atrás el calendario poco más de medio siglo.

Los políticos y empresarios, como casi todo en ese estado, existían bajo la anuencia política de Maximino Ávila Camacho, hermano del Presidente de México entre 1940 y 1946, y fundador de un grupo político que tendría entre sus mayores exponentes a Gustavo Díaz Ordaz, gobernante de México entre 1964 y 1970 a quien se atribuye parte de la responsabilidad política de la matanza de Tlatelolco en 1968 y del inicio de la Guerra Sucia, el proceso de detención, tortura y asesinato de cientos de disidentes comunistas.

El general Maximino Ávila poseyó varias famas. Como militar, incendió pueblos completos y, en la guerra o en la paz, asesinó con su propia pistola a más de un enemigo. Era arrogante hasta la locura y no podía contener su afición por el juego ni su delirante gusto por las mujeres.

A su camarilla pertenecía el general Rafael Moreno Valle, brillante médico militar y secretario de Salubridad y Asistencia Pública con Díaz Ordaz por cuyas órdenes fue gobernador de Puebla, así que el hombre a quien cientos reclaman hoy dejar la Casa Puebla no es el primer Rafael Moreno Valle en vivir en esa casona.

En el despacho de gobierno, Rafael Moreno conoció a un inquieto y avispado muchacho con un vehemente deseo de ser político, Melquiades Morales, a quien le obsequió algunos pesos para que se comprara un poco de ropa apropiada para ser un hombre público. Varios años después, el gobernador Melquíades Morales devolvería el favor a su mentor siéndolo él del joven Rafael Moreno Valle, actual gobernador de Puebla).

Una particularidad más y quizá más importante es que Maximino –y algunas porciones de sus redes empresariales políticas y empresariales– sostuvo una furiosa enemistad ideológica con la izquierda hasta alcanzar el fascismo la colaboración con la Alemania nazi en sus planes de abastecerse de petróleo mexicano o de utilizar el territorio nacional como puente a Estados Unidos.

El estilo de Maximino caló hondo en el modelo político y empresarial poblano alrededor de la mitad del siglo pasado.

Por eso se entienden las formas de Rafael Moreno Valle, nieto de aquél Gobernador desterrado.

 PRESENTE LEJANO

El pasado, pretérito y presente de Facundo Rosas es oscuro. Foto: Cuartoscuro
El pasado, pretérito y presente de Facundo Rosas es oscuro. Foto: Cuartoscuro

El ambiente político dominante en Puebla es un videoclip de música pop de fines de los ochenta.

En aquellos años, el elenco juvenil de Televisa y algunos agregados con cabida por la fortuna de sus familias iba y venía del set de grabaciones a la discoteca Baby’O, en Acapulco, y la Magic, en el Estado de México.

Refulgía Paulina Rubio, ex cantante de Timbiriche recién lanzada exitosamente como solista con dos canciones, “Amor de Mujer” y “Ese hombre es mío”, ambos convertidos en videos en que La Chica Dorada tuvo como galán a un modelo poblano de ascendencia libanesa llamado José Cabalan Macari, primo de Jorge Kahwagi Macari con quien fuera de los videos musicales Rubio llevaba un noviazgo.

El grupo quedaba completo con el ahora conductor Jorge El Burro van Rankin y el hoy empresario y aspirante a político Roberto Palazuelos. Aunque con menor protagonismo que cantantes y modelos figuraba, desde entonces con el cabello relamido hacia atrás, el nieto del general y ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle Rosas. Se agregaría Antonio Gali, quien modelara algunos catálogos para Sears.

Rafael Moreno Valle, claramente más talentoso en lo intelectual que sus amigos, debió madurar y continuó sus estudios en Estados Unidos, donde obtuvo las licenciaturas de Derecho y ciencias políticas y un posgrado en administración de empresas por la Universidad de Harvard.

Apenas regresó a México, el gobernador Melquiades Morales buscó a Rafael. Fuera por pagar el favor de su vida que le hiciera su mentor, el abuelo Moreno Valle, o porque apreció efectivas cualidades políticas en el muchachos, se hizo él mentor del nieto Moreno Valle y lo afilió al PRI.

Así pues, se tienen algunas coincidencias relevantes entre Moreno Valle y Javier Lozano: son descendientes de personajes de la primera línea política y económica en Puebla y el país a mediados del siglo pasado. Ambos incursionaron en el PRI en su juventud y fueron protegidos del astuto operador político Melquíades Morales. Los dos recuperaron su trayectoria política por dar la espalda al PRI y la mano al PAN.

Y hoy son parte de un mismo proyecto político.

Moreno Valle, nieto, llegó a Casa Puebla de la mano de Elba Esther Gordillo Morales, quien antes lo hiciera Senador por Acción Nacional en un acuerdo resuelto entre la propia Maestra y Felipe Calderón. Elba Esther poseía tales derechos, entre otras cosas, porque sus oficios antes habían facilitado el camino de Felipe a Los Pinos. Con el tiempo, Moreno Valle se hizo del control local del PAN y, con más claridad, del Partido Nueva Alianza, el partido de Elba Esther al menos hasta el momento previo de su detención y encarcelamiento semanas atrás.

El primer líder del Panal en tiempos de Moreno Valle fue José Cabalan Macari, primo de Jorge Kahwagi Macari –ex líder nacional de Nueva Alianza, boxeador de cartel, concursante de Big Brother–. Cabalan es actualmente secretario de Administración estatal. Explicó al Diario Cambio cómo un día amaneció dentro de la política:

“Nunca busqué, ni quise ser político. Tomás Ruiz –otro ex presidente de Nueva Alianza y cercanísimo de Elba Esther– me convenció de que si quería algo diferente de México, de Puebla, la única manera en que podía realizarlo era entrándole a la política; donde se pueden tomar decisiones que impacten a miles. Fue así que me llamó la atención, me convencí, y así llegué a Nueva Alianza.

“Tras el video con Paulina Rubio hubo dos o tres ofrecimientos de trabajo en el espectáculo y era muy tentador en esa época, porque pagaban diez veces más que en un trabajo común y corriente, y lo hacías en tres días, pero nunca me pasó por la cabeza seguir una carrera por ese camino; yo sabía muy bien lo que quería”.

El presidente estatal en funciones de Nueva Alianza en Puebla es Gerardo Islas, socio de negocios de Alejandro Basteri, hermano de la estrella ochentera Luis Miguel. Islas es además novio de Sherlyn, una cantante y actriz de públicos adolescentes contemporáneos. Fue coordinador general de Relaciones Públicas en la campaña de Moreno Valle, aunque operó como coordinador de Redes en la campaña del priista Eruviel Ávila Villegas, en donde PRI, PVEM y Nueva Alianza fueron juntos.

Antonio Gali, aquel de los catálogos de Sears, es candidato al gobierno de la capital del estado por la coalición Puebla Unida, conformada hasta ahora por PAN, PRD, Compromiso por Puebla y Nueva Alianza. Gali se hace llamar Tony y tiene un hermano, Eduardo –Edy–, también con alguna relación empresarial y política con el grupo gobernante en Puebla. Tony y Edy grabaron un disco titulado “No soy el aire”.

En plena campaña, Moreno Valle no pierde oportunidad de aparecer por todos lados con Tony. Ahora mismo, la ciudad de Puebla está forrada de espectaculares en que Rafael y Tony se muestran sonrientes en la portada de la revista local Líder. Parecido ocurre con otras publicaciones de corte social o empresarial.

Y, en plena campaña, Javier Lozano no pierde oportunidad de aparecer al lado de Moreno Valle, de tuitear lo muy acertadas que le parecen sus decisiones de gobierno. Es difícil que Rafael corte un listón, entregue recursos de programas sociales o recorra el estado en fin de semana sin que esté presente un siempre sonriente Javier, excepto en la giras por la Sierra Norte de Puebla, donde dicen que todavía le tienen listos los huevos de guajolota.

La operación electoral panista en Puebla, refugio de varios calderonistas, es llevada directamente por Maximiliano Cortázar, ex vocero de Felipe Calderón y ex percusionista de Timbiriche en los mismos tiempos en que Paulina Rubio, Cabalan Macari y demás vivían dentro y fuera de la televisión como si no existiera barrera entre esos mundos. También maniobra Juan Molinar Horcasitas, otro ex secretario de Comunicaciones y director del IMSS en los días del incendio de la Guardería ABC de Sonora donde murió medio centenar de niños.

En el ambiente político local se calcula que el plan de Panal y el PAN es sostener la alianza después de las próximas elecciones locales intermedias.

“Es un grupo que difícilmente conoce el estado”, apunta un periodista local. “Su conocimiento de Puebla termina en los límites del centro comercial Angelópolis y el fraccionamiento residencial de súper lujo La Vista”.

Y ahí está el pasado y el presente de Puebla y de México: Rafael Moreno Valle y Facundo Rosas Rosas, descendientes políticos de Gustavo Díaz Ordaz y Felipe Calderón Hinojosa, dos de los presidentes mexicanos calificados como genocidas. *

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