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Sandra Lorenzano

23/06/2024 - 12:02 am

Fangio como Fangio

En esta isla lo recuerdan con cariño y admiración. Y yo, como tantas veces, siento saudades de una época que no viví, y, como si tuviera seis o siete años, le pido a mi padre que vuelva a contarme la historia.

UNA AVENTURA CUBANA*

Para Papá, por las historias que quiero seguir escuchando

“Noches míticas de Fangio Habana”, dice el anuncio que recibo por WhatsApp. Son noches de jazz en una hermosa terraza del habanero barrio del Vedado. ¿”Fangio”?, pregunto yo. ¿Como Fangio? Y, a pesar de lo ridícula que suena la frase, mis interlocutores me entienden. Parece que es una pregunta que los argentinos solemos hacer cuando conocemos la existencia ese bar. Sí, “Fangio” como homenaje al rey del Turismo Carretera, al quíntuple campeón mundial de Fórmula 1, al “Chueco” (llamado así porque de pibe pateaba la pelota con la zurda), al que nació en Balcarce el 24 de junio de 1911, al que apoyó Juan Domingo Perón a partir de aquella mítica carrera Buenos Aires-Caracas de 1941 (que merecería una nota aparte), al automovilista que durante casi medio siglo mantuvo el récord de más títulos: 24 victorias, 35 podios, 29 pole positions y 23 vueltas rápidas en 51 Grandes Premios.

Sí, Juan Manuel Fangio, uno de los ídolos de la infancia de mi padre, del que nos hablaba a mis hermanos y a mí cuando éramos chicos, tiene una historia en Cuba que se sigue recordando. Las cosas sucedieron más o menos así:

En 1957 se celebró la primera edición del Gran Premio de Automovilismo de Cuba, creado por Fulgencio Batista para mostrarle al mundo la supuesta tranquilidad que se vivía en la isla. El ganador fue el ya famoso piloto argentino. Cuando en febrero de 1958 regresó para competir en la segunda edición, se le acercó un joven en el lobby del Hotel Lincoln, le mostró con disimulo un revólver y le dijo “Disculpe, Fangio, me va a tener que acompañar”. El corredor pensó que era una broma, pero el rostro del hombre mostraba que la cosa iba en serio. El secuestro lo había organizado el Movimiento 26 de julio, encabezado por un joven que empezaba a ganar cierta notoriedad: Fidel Castro. Si los ojos del mundo estaban sobre el país caribeño pendientes de la carrera, era una ocasión perfecta para mostrar lo que verdaderamente vivían los cubanos en términos políticos y sociales.

Después de cambiar de ubicación varias veces para no ser descubiertos, los secuestradores escondieron al corredor en una casa de Nuevo Vedado. Allí, todavía cuentan que la gente le pedía autógrafos y que, como el Chueco comentó que no había cenado, le ofrecieron un plato de papas fritas con huevo. ¿Qué le hace una raya más al mito, verdad?

La posterior liberación también implicaba riesgos: los rebeldes temían que Batista matara a Fangio y culpara de su muerte al movimiento revolucionario. Para evitarlo, se pusieron en contacto con el Embajador argentino en Cuba, Raúl Guevara Lynch, que además era primo del Che.

“Me han tratado de un modo excelente… En verdad, tuve las mismas comodidades que si hubiera estado entre amigos… Si lo hecho por los rebeldes fue por una buena causa, entonces, como argentino, yo lo acepto como tal”, declaró a la prensa cuando fue liberado 26 horas después.

El lunes siguiente, la carrera se llevó a cabo, pero sin el argentino. Un accidente provocó la muerte de seis personas; 40 resultaron heridas. “Me hicieron un favor”, comentaba, “yo podría haber estado entre esos muertos”.

En el hotel Lincoln, hay hoy una placa que dice: “En la noche del 23.2.1958, en este lugar fue secuestrado por un comando del Movimiento 26 de julio, dirigido por Oscar Lucero, el cinco veces campeón mundial de automovilismo Juan Manuel Fangio, ello significó un efectivo golpe propagandístico contra la tiranía batistiana y un importante estímulo para las fuerzas revolucionarias”.

Un año y medio después, luego del triunfo de la Revolución, fue designado “Invitado de honor” de Cuba.

En esta isla lo recuerdan con cariño y admiración. Y yo, como tantas veces, siento saudades de una época que no viví, y, como si tuviera seis o siete años, le pido a mi padre que vuelva a contarme la historia.


*La información histórica está tomada del documental “Fangio, el hombre que domaba las máquinas”, de “El insólito secuestro del argentino Juan Manuel Fangio”, en https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-43164559 , de Ivan Pablo Orvuch, “Fangio según Netflix”, en Página 12 https://www.pagina12.com.ar/262454-fangio-segun-netflix

Sandra Lorenzano
Es "argen-mex" por destino y convicción (nació en Buenos Aires, pero vive en México desde 1976). Narradora, poeta y ensayista, sus libros más recientes son "Herida fecunda" (Premio Málaga de Ensayo, 2023), "Abismos, quise decir" (Premio Clemencia Isaura de Poesía, 2023), y la novela "El día que no fue" (Alfaguara). Académica de la UNAM, se desempeña como Directora del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Cuba. Es además, desde 2022, presidenta de la Asamblea Consultiva del Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación). sandralorenzano.net

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