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Jorge Alberto Gudiño Hernández

23/06/2024 - 12:01 am

Elegir jueces

Una reforma es necesaria, sólo que no en el sentido en el que la están planteando, al menos no en lo referente a la elección de jueces. Como parece que será inevitable, ojalá pongan muchos requisitos previos para que un candidato pueda serlo.

Lo más probable, entonces, es que votemos por hartazgo, tachando, casi sin ver, a algún candidato de la centésima octava boleta y para adelante”. Foto: Cuartoscuro

Soy de quienes piensan que el Poder Judicial debe ser reformado. Más en un país con niveles de impunidad superiores al 90% en crímenes graves. Me explican que esto no se debe sólo a la parte que corresponde a tribunales, sino que, en la mayoría de los casos, tiene que ver con ministerios públicos y fiscalías, partes del sistema que están del lado del ejecutivo. Aun así, es claro que la forma en la que se imparte justicia en este país es deficiente y, en consecuencia, debe trabajarse en ello. Una reforma es un buen camino.

Soy de quienes están en franco desacuerdo con la elección popular de jueces, magistrados y ministros. Me parece un despropósito por muchas razones, desde las operativas hasta las deontológicas. Enumero algunas.

En las elecciones para la presidencia, las legislaturas, los gobiernos de los estados o las alcaldías se suele votar por candidatos afines, ideológicamente hablando. Las propuestas de derecha o de izquierda, los programas que prometen, la forma en la que se manejará la economía o el impulso que se dará a la cultura y a la educación, por mencionar unos cuantos, parte de una base ideológica (al menos, en teoría). Incluso la manera en la que se perseguirá a los delincuentes o se tratarán temas de salud pública entran en discusiones entre diferentes formas de percibir el funcionamiento del país y la sociedad. Tan es así, que se vota por partidos, al tiempo en que se hace por personas. Partidos que se corresponden a diferentes partes de los espectros ideológicos (insisto, al menos, en teoría).

A la hora de elegir un juez, en contraparte, lo ideal sería votar por un candidato preparado, que haya cumplido varios procesos de selección y varios asuntos técnicos, por supuesto. Más allá de esos requisitos, lo deseable es que sea imparcial y justo; idealmente incorruptible. Algo que, en realidad, todos deberían no sólo prometer sino demostrar. La justicia está al margen de las ideologías, aunque existan interpretaciones.

Leí y escuché esta semana que, de volverse un hecho el asunto de las votaciones por el Poder Judicial, a los habitantes de la Ciudad de México nos tocaría elegir entre más de trescientos cargos, sin contar a los juzgadores locales. ¡Trescientos cargos! Más de trescientas boletas electorales. A ello hay que sumarle que muchos de estos puestos son para jueces tremendamente especializados en materias de las que, al menos yo, conozco poco o nada.

¿Cómo le va a hacer un ciudadano para ponderar entre miles de candidatos para varios centenares de puestos si, además, en teoría ninguno va a ondear ninguna bandera partidista? Se me ocurren algunas posibilidades. Por ejemplo, que cada uno de nosotros lea los perfiles de ese millar de candidatos (estoy manejando un promedio de tres por puesto para llegar a esos mil) y decida en consecuencia. Ni en la sociedad más democratizada sucedería algo así. Lo más probable, entonces, es que votemos por hartazgo, tachando, casi sin ver, a algún candidato de la centésima octava boleta y para adelante. A menos, claro, que haya campañas, propaganda, pendones, anuncios y demás. Algo que no es deseable y que tampoco funcionaría del todo pensando en esos trescientos cargos.

Existen cargos de elección popular y otros que es mejor elegir por sus capacidades (el gabinete presidencial sería un buen ejemplo de eso, en la teoría). Una reforma es necesaria, sólo que no en el sentido en el que la están planteando, al menos no en lo referente a la elección de jueces. Como parece que será inevitable, ojalá pongan muchos requisitos previos para que un candidato pueda serlo. Y sí, quizá la logística sea tan complicada (¡más de trescientos votos!), que, más pronto que tarde, se vuelva impracticable.


Juntaré un viaje de trabajo, un compromiso de uno de los críos y vacaciones. Así que no escribiré algunas semanas.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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