A pesar de la gran cantidad de información sobre los efectos adversos de las vacunas contra la COVID-19, lo cierto es que cualquier vacuna puede causar efectos secundarios, generalmente leves. Un experto recuerda, sin embargo, que el proceso de farmacovigilancia en torno a los nuevos fármacos conlleva un estricto control, por lo que no hay que temer.
Madrid, 23 de mayo (Europa Press).- Las vacunas son un medicamento más. Sean las que sean, frente a la infección de coronavirus SARS-CoV-2 o frente a la gripe por ejemplo, y pueden dar reacción, aunque generalmente de carácter leve. No obstante, si no fueran seguras no se aplicarían.
Aquí no hay que olvidar que todos los medicamentos, sean vacunas o no, han sido testados en numerosos ensayos científicos y cuentan con el visto bueno de las agencias reguladoras de medicamentos porque se ha visto que son seguras y eficaces. Una vez en el mercado, además, todas se encuentran en lo que se conoce como el “sistema de farmacovigilancia”, donde cualquier efecto adverso es notificado y controlado de cerca.
Pablo Aldaz es médico de familia y portavoz del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) y así nos lo cuenta en una entrevista con Europa Press.
De hecho, subraya que para que un medicamento, como una vacuna, pueda salir al mercado, debe contar con la aprobación de las agencias reguladoras de medicamentos (EMA, la europea; AEMPS, la española), y para ello contar con un prospecto o ficha, donde figura la frecuencia de las reacciones que pueden aparecer tras la toma o inoculación del medicamento.
“La inmensa mayoría de reacciones o de efectos secundarios son leves o moderados y raros. Si se han comercializado es porque han portado certificados de seguridad suficiente. Si no se retiran y no salen al mercado”, precisa este experto.
De hecho, pone de ejemplo que la AEMPS publica periódicamente la notificación de efectos adversos de vacunas sobre COVID-19, y vamos por la quinta notificación. “Hasta ahora, a finales de abril se registraron 17 mil acontecimientos adversos, el 80 por ciento notificado por el profesional sanitario, y otro 20 por ciento por iniciativa ciudadana. Hablamos de un censo vacunado de 14 millones de vacunas sólo de COVID, con una salvedad con estas vacunas (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen), que estamos hipervigilantes y que no se nos escapa ninguna”, sostiene.
ESTAS SUELEN LOS EFECTOS SECUNDARIOS DE LAS VACUNAS
El doctor Aldaz apunta así que lo más frecuente es que, de provocarlos, las vacunas generen efectos secundarios leves, como dolor en el sitio de la punción o bien enrojecimiento en la zona, edema o hinchazón. “De hecho, al poner más de una vacuna se debe indicar en qué lado se ha puesto para saber cuál ha dado reacción local”, precisa. A su vez, mantiene que otros efectos adversos leves de las vacunas, aunque no tan frecuentes como los anteriores, son la fiebre, el malestar general, o el dolor de cabeza.
“Con las vacunas COVID se detecta todo, pero se están registrando pocos efectos adversos en relación con las vacunas que se han puesto”, avisa este especialista de la SEMFYC y director del Centro de Salud de San Juan de Pamplona.
En cuanto a si los efectos secundarios que están teniendo las vacunas COVID a nivel general son los mismos que los de las vacunas corrientes ya en marcha en el calendario vacunal, el responsable del grupo de vacunas de la SEMFYC indica que sí.
De hecho, precisa que la AEMPS ha publicado las tablas con los efectos adversos notificados y las décimas de fiebre es lo más frecuente en la vacunación COVID (el 40 por ciento), mientras que el 30 por ciento el dolor cabeza; el 22 por ciento el dolor muscular; el 15 por ciento, el dolor en la zona de la punción; el 12 por ciento el malestar general; náuseas en un nueve por ciento, así como escalofríos y fatiga; mientras que artragias o dolores articulares un ocho por ciento de casos.
¿QUÉ PODEMOS HACER SI TENEMOS REACCIÓN LEVE A UNA VACUNA?
Con todo ello, este médico de familia y coordinador del Grupo de Vacunas de la SEMFYC destaca que la población no debe tener miedo de vacunarse, dado que “la inmensa mayoría de las personas no van a tener efectos secundarios”.
“No recomendamos por sistema tomar medicamentos, ni paracetamol, ni ibuprofeno, ni ‘Aspirina’ o corticoides por si se hacen trombos con la vacunación frente a la COVID-19. Si la reacción es a nivel local, ponerse hielo en la zona y desaparecerá el malestar”, apunta.
El doctor Aldaz añade que, en el caso de que se trate de una reacción general, se debe tomar paracetamol “cuanto antes, en cuanto empiecen los síntomas de fiebre”. Si estos duran más de tres días subraya que se debe “desconfiar” que se trate de una reacción a una vacuna (que durará como máximo uno o dos días), y pueda tratarse de una enfermedad. En estos casos también sostiene que debe consultarse con el médico de atención primaria.
¿Cuándo acudir a Urgencias por reacción ante una vacuna? El médico de familia indica en este punto que las reacciones graves son los cuadros anafilácticos de alergia generalizados, y son muy raros.
“Se detectan en el mismo momento de ponerse la vacuna, por eso se hace esperar 15 minutos a los que se ponen la vacuna. Cuando la reacción es un poco más alérgica, pero menos grave, una urticaria o similar, se debe consultar al médico para que se ponga la medicación adecuada. Y por reacciones de fiebre, de dolor de cabeza y de dolores musculares generalmente si ceden con paracetamol no pasa nada, pero si pasan dos días sí se debe consultar con el médico”, incide el también miembro del Comité asesor de vacunas de FACME.
SÍNTOMAS DE TROMBOEMBOLISMO CON VACUNAS
Precisamente, desde FACME indican que los profesionales sanitarios deben estar alerta a los signos y síntomas de tromboembolismo en pacientes con antecedente reciente (entre 3-21 dias) de vacunación con vacunas vectorizadas con adenovirus (AstraZeneca o Janssen).
En el caso de posibles trombosis de senos venosos cerebrales (TSVC), una “cefalea diferente de las habituales” según distingue, estás se caracterizan por:
·Inicio rápidamente progresivo o presentación súbita, localización unilateral estricta o bilateral, empeoramiento con el decúbito, interrupción del descanso nocturno, empeoramiento con Valsalva o ejercicio, resistencia al tratamiento sintomático, empeoramiento progresivo, y/o paciente que busca asistencia medica repetida por este motivo.
·La cefalea puede acompañarse de: vómitos de repetición, crisis epilépticas, alteración del comportamiento, episodios confusionales, síntomas visuales persistentes, alteración de la marcha, pérdida de fuerza o sensibilidad, edema de papila, hemiparesia, hemihipoestesia, alteración oculomotora, dismetria o ataxia, afasia o disartria, bajo nivel de consciencia.
En el caso de trombosis venosa esplácnica: dolor abdominal, habitualmente de curso subagudo (también agudo), difuso y cólico, puede acompañarse de nauseas, vómitos y diarrea o fiebre. En caso de trombosis venosa profunda de extremidades inferiores: tumefacción dolorosa de la extremidad (unilateral o bilateral); y en el de tromboembolismo: disnea, habitualmente de inicio súbito, y dolor costal de características pleuríticas, así como expectoración hemoptoica.