El Gobierno federal no sólo ha perdido frente a los delincuentes en el robo de combustibles o el combate a los homicidios, secuestros y extorsiones: también en asaltos a carreteras. Esto ha provocado una distorsión en los precios de mercancías que se transportan en unidades pesadas, como el maíz, y también en los costos de las aseguradoras.
En México, donde más del 80 por ciento de las mercancías se transporta por carreteras y trenes, no hay cifras oficiales de las pérdidas por robo de mercancías, sin embargo, en 2016 las aseguradoras pagaron casi 100 millones de dólares a afectados, según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros. El Inegi tiene otra cifra, dice que la inseguridad tuvo un costo de unos siete mil millones de dólares para las compañías mexicanas.
El robo de mercancías en carreteras ha provocado que empresas como la lechera Lala y la refresquera Coca-Cola cierren por completo sus plantas en los estados de Tamaulipas y Guerrero, respectivamente. Apenas el fin de semana un tren de Grupo México Transportes descarriló en la ruta Ciudad de México-Veracruz después de que criminales violentaron sus mecanismos de seguridad. La compañía informó que es el séptimo incidente similar que sufre en la región en las últimas semanas.
Ciudad de México, 23 de mayo (SinEmbargo).– Impotente para controlar la violencia, el Gobierno federal mexicano no sólo ha perdido frente a los delincuentes en el robo de combustibles o el combate a los homicidios, secuestros y extorsiones: también en asaltos a carreteras. Esto ha provocado una distorsión en los precios de mercancías que se transportan en unidades pesadas, como el maíz, y también en los costos de las aseguradoras.
En México, donde más del 80 por ciento de las mercancías se transporta por carreteras y trenes, no hay cifras oficiales de las pérdidas por robo de mercancías, sin embargo, en 2016 las aseguradoras pagaron casi 100 millones de dólares a afectados, según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS). El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) tiene otra cifra. En su más reciente Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE), realizada en 2015, la inseguridad tuvo un costo de unos siete mil millones de dólares para las compañías mexicanas, un 0.73 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
No obstante, el impacto para la industria podría ser mayor, ya que sólo uno de cada tres de los traslados terrestres de mercancías están asegurados. Los delincuentes no discriminan los productos, pero los más robados son combustibles, seguidos de alimentos y bebidas, materiales de construcción, químicos, artículos electrónicos, bebidas alcohólicas, autopartes, ropa y zapatos, de acuerdo con un informe de Sensitech, una firma estadounidense de seguridad.
CIERRAN LALA EN TAMAULIPAS Y COCA-COLA EN GUERRERO
El robo de mercancías en carreteras ha provocado que empresas cierren por completo sus plantas en algunos estados. La lechera Lala cerró su centro de distribución en Ciudad Mante, Tamaulipas, por la elevada inseguridad en ese municipio, informó este miércoles el diario Reforma.
La decisión de la compañía ocurre después de que al menos una de sus camionetas de carga fuera incendiada el pasado 2 de mayo en la colonia Tamaulipas.
De acuerdo con el medio, Lala cerró su centro de distribución de productos ubicado en la carretera El Mante-Ciudad Valles, a menos de un kilómetro de las instalaciones de la dirección de Tránsito y Vialidad de la Policía municipal.
Lala no es la única compañía que ha frenado sus operaciones por la inseguridad. El pasado 23 de marzo, Coca-Cola Femsa anunció el cierre de su centro de distribución en el municipio de Altamirano, en el estado de Guerrero, debido al “hostigamiento” que sus trabajadores han sufrido por parte de grupos delictivos.
Desde enero de este año, los empleados de este centro “comenzaron a recibir constantes amenazas y agresiones por parte del crimen organizado” y se registraron afectaciones a las instalaciones, explicó la empresa en un comunicado.
Con presencia en esta región del sur del país desde hace cuatro décadas, Coca-Cola lamentó “la ausencia de un estado de derecho” y la prevalencia de la impunidad.
El fin de semana pasado un tren de Grupo México Transportes descarriló en la ruta Ciudad de México-Veracruz después de que criminales violentaron sus mecanismos de seguridad. La compañía informó que es el séptimo incidente similar que sufre en la región en las últimas semanas.
Apenas hace dos días, la Secretaría General de Gobierno de Chiapas dijo que en una reunión de trabajo del Grupo de Coordinación Chiapas acordó reforzar las medidas de seguridad en carreteras y caminos de toda la entidad. Básicamente se trata de una acción derivada de la tragedia, y no de un plan nacional concreto: Holger Frank Hagenbusch y Crzystof Chmielewski, de nacionalidad alemana y polaca respectivamente, fueron asesinados cuando cruzaban la entidad en bicicleta.
ROBOS PROVOCAN AUMENTO EN PRECIOS
El robo de camiones de transporte tiene efectos muy puntuales. Ayer, por ejemplo, Lorenzo Mejía Morales, presidente de la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillas (Unimtac), dijo que el precio de la tortilla se ha incrementado en la zona del Valle de México debido al robo de unidades que transportan maíz. Explicó que constantemente son robadas las unidades proveniente de los estados productores. El crimen organizado, dijo, vende el maíz robado a menor precio.
El dirigente informó que cada tráiler transporta 40 toneladas de maíz y los torton 20 toneladas. En ocasiones, dijo, los delincuentes se roban hasta tres unidades, “lo que representa pérdidas tanto para el comprador del producto como para el dueño del vehículo, ya que los productores adquieren en cinco mil pesos la tonelada de maíz y por cada camión hurtado pierden hasta 200 mil pesos”.
De acuerdo con El Sol de Toluca, en una nota firmada por Fernando Solís, “estos hechos [los asaltos] provocan, además de escasez del grano en algunos puntos de la zona conurbada, que aumente el precio, ya que los productores por el riesgo cobran hasta un 20 por ciento más”. El dirigente de los tortilleros dijo que “ya no quieren venir a la Ciudad de México porque temen sufrir asaltos y dicen que van a perder lo que llevan de carga”.
SinEmbargo ha reportado que durante la últimas semanas, en al menos tres eventos, camiones de carga que se dirigían al Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) han sido incendiados por grupos armados que interceptaron las unidades en carreteras aledañas a la construcción, entre el Estado de México y la capital mexicana.
El último asalto tuvo lugar a finales de abril sobre la carretera Texcoco-Lechería, cuando un comando interceptó una de las unidades que transportaba material de construcción para el Nuevo Aeropuerto. El grupo de hombres armados bajó al conductor del camión antes de prenderle fuego.
Los otros incidentes ocurrieron los días 19 y 20 de abril sobre las carreteras Texcoco-Lechería y la México-Texcoco con el mismo modus operandi. Las unidades de material de carga fueron quemadas en los municipios de La Paz y Tezoyuca.
De acuerdo con una nota publicada por Verónica García de León y Francisco Muciño en la edición 1233 del 1 de mayo de la revista Expansión, “la nueva forma de operar del crimen organizado en México preocupa a transportistas y aseguradoras, ya que no sólo les roba las mercancías, también las unidades. Las pérdidas merman el negocio que debe enfrentar otro costo, el aumento de las pólizas de seguros.
Carlos Jiménez, titular del ramo de Autos, de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), dijo a la revista especializada que “hemos alcanzado máximas cifras en la historia del robo de vehículos, pero, ahora, las más alarmantes son del equipo pesado. Éste es un comportamiento que no se veía en muchos años”.
Dio datos: Durante 2017, el robo de camiones, semirremolques y tractocamiones asegurados tuvo un incremento de 20 por ciento, hasta 10 mil unidades. “Lo más alarmante –dice Expansión– es que la recuperación es menor: de 58 por ciento en 2014 a 49 por ciento en 2017. La de tractocamiones fue de 43 por ciento. El mayor robo de unidades y la menor recuperación de unidades habla de que el crimen organizado utiliza los vehículos para otros ilícitos. Sustraen las cajas y las usan para transportar la mercancía robada de otra unidad o de algún almacén, lo cual dificulta su hallazgo”.