Los conflictos, la violencia y los desastres meteorológicos generaron 31.1 millones de desplazados internos el año pasado, según un informe publicado por el Observatorio de Desplazamiento Interno y el Consejo Noruego para Refugiados. Por su parte, el mas reciente informe sobre desplazados del Centro de Monitoreo sobre Desplazamiento Interno del Consejo Noruego para Refugiados alertó que entre México y Centro América un millón de personas han sido desplazas por la violencia desde el final de 2015.
Ciudad de México, 23 de mayo (SinEmbargo) — Más de 31 millones de personas se convirtieron en 2016 en desplazados dentro de sus países, 75 por ciento se debió a desastres naturales y sucesos relacionados con el clima, y el resto a hechos de violencia y conflictos, de acuerdo con un nuevo informe del Consejo Noruego para Refugiados.
El Congo y Siria encabezan la lista de desplazados internos, pero El Salvador también figura entre los primeros lugares a causa de la violencia delictiva, según el documento del Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno que pertenece al Consejo Noruego para Refugiados.
“Desde la violencia de las pandillas en América Central hasta la violencia poselectoral en Burundi, en total se registraron 850 mil incidentes”, de acuerdo con el informe.
En El Salvador, 220 mil personas fueron desplazadas el año pasado debido a la violencia delictiva y de las pandillas, “lo que coloca al país en el segundo lugar en el número más alto de nuevos desplazados respecto del tamaño de la población”.
Asia oriental y el Pacífico representó dos tercios de los desplazamientos relacionados con fenómenos climáticos extremos como tormentas, inundaciones, incendios forestales y severas condiciones invernales en 2016, casi del doble del número de 2015.
El centro dijo que. en los últimos años, los desplazados internos casi han duplicado a los refugiados que huyen a otros países, y la disparidad entre ambas cifras va en aumento desde 1997.
“2016 fue un año de fuerte contraste entre la atención dada a los refugiados y los migrantes y la falta de interés político hacia los millones de desplazados en sus países a causa de conflictos, hechos de violencia y desastres”, se dijo en el informe.
El centro advirtió que el desplazamiento continuará teniendo consecuencias importantes a menos que sean abordadas sus principales causas: la pobreza, el cambio ambiental y la fragilidad de los estados.
El centro propuso la canalización de nuevas inversiones políticas y financieras para enfrentar las causas de las “crisis de los desplazados”.
LOS DESPLAZADOS EN MÉXICO
Por su parte, el más reciente informe sobre desplazados del Centro de Monitoreo sobre Desplazamiento Interno del Consejo Noruego para Refugiados, alertó que entre México y Centro América un millón de personas han sido desplazas por la violencia desde el final de 2015.
“Las personas huyen de la violencia criminal en sus varias formas, desde la de pandillas y las guerras de traficantes de drogas en México y Centroamérica hasta las disputas de clanes en Filipinas y el bandolerismo armado en Centro América, pero su migración no es monitoreada sistemáticamente en todo el mundo”, dice el informe.
Estos desplazamientos no advertidos tienen repercusiones generalizadas para los individuos y las sociedades y plantean la cuestión de dónde el fenómeno debe caer dentro del marco de desplazamiento”, agrega.
Los datos muestran que hay mucho menos información sobre las personas que huyen de la violencia criminal que sobre los desplazados por un conflicto, y una respuesta aún más débil a su difícil situación. “Probablemente hay muchas más personas afectadas a nivel mundial que lo que reportan los datos”.
“La violencia asociada con el narcotráfico y la actividad de pandillas ha alcanzado proporciones epidémicas en México, El Salvador, Guatemala y Honduras en los últimos años. Como resultado, al final de 2015 había al menos un millón de desplazados internos, frente a 848 mil a finales de 2014, muchos de ellos expulsados de las ciudades que sufren las tasas más altas de homicidios en el mundo y niveles de violencia comparables con una zona de guerra”, dice el reporte.
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La naturaleza generalizada de la violencia está bien establecida, pues numerosos artículos e informes describen el fenómeno, incluyendo la escala y diversidad de zonas criminalizadas, corredores y micro-territorios.
Las peligrosas áreas de tráfico de migrantes en estados mexicanos, como Oaxaca y Tabasco, las zonas de extorsión en áreas marginadas de El Salvador, guerras civiles en territorio urbano de Honduras y peleas de cárteles de drogas en las fronteras de Guatemala. son algunas de las peores fuentes de violencia criminal a gran escala.
La naturaleza intensa de esta violencia criminal generalizada ha impulsado movimientos de población de varias maneras, esto en respuesta a la coerción directa y a las amenazas físicas; otros más debido a una erosión general de su calidad cotidiana de vida y oportunidades de subsistencia, explica la ONG internacional.
Muchos huyen después de negarse a vender sus tierras a los narcotraficantes y recibir amenazas de muerte, otros ponen a salvo a sus niños del reclutamiento de pandillas, algunos más se mueven con anticipación a la violencia en los barrios donde viven o trabajan, añade. Otros sólo escapan cuando amigos o familiares han sido atacados o asesinados.
Varios estudios han mostrado un vínculo empírico directo entre la violencia criminal y la migración. “Una encuesta de 2012 en 12 estados mexicanos estableció una asociación clara entre la violencia –definida para el propósito de la encuesta como homicidios, amenazas, extorsión y un ambiente general de violencia– y una tasa neta de migración.
Las condiciones socioeconómicas normalmente asociadas con la migración interna en México fueron controladas, la proporción de personas que se trasladaban de los municipios más violentos fue 4.5 veces mayor que en aquellos con condiciones similares pero con menores niveles de violencia”.
En algunos países, añade, hay una falta general de reconocimiento de que la violencia criminal causa desplazamiento. Las autoridades mexicanas reconocen el fenómeno a nivel regional, pero no dentro de sus propias fronteras, y Guatemala es igualmente reluciente, mientras que Honduras es actualmente el único país centroamericano que reconoció oficialmente el fenómeno por ello, en 2013 estableció una comisión interinstitucional.
–Con información de AP