Calentamiento global: lo que los ambientalistas callan

23/04/2023 - 12:01 am

Los ambientalistas no quieren hablar del elefante en la habitación: la contribución de la producción de carne en el cambio climático.
En la agenda por el medio ambiente no se habla lo suficiente de cómo la producción de proteína animal abona al calentamiento global. Esto sucede principalmente por tres razones:

Se pierde popularidad
Seamos sinceros, nadie quiere abanderar una causa que llevará a pique la aprobación de los demás. Pedirle a la gente que cambie sus hábitos alimenticios te convierte en alguien incómodo, ya que lo que comemos es parte de nuestra identidad. Nos sentamos a la mesa y compartimos con otras personas que son “nuestra gente”, con quienes compartimos valores y creencias. Quienes legislan pueden perder la aprobación de la gente a quien gobiernan, organizaciones que funcionan gracias a la recaudación de fondos pueden perder donantes, y no hablemos del trabajo que hacen las industrias con gobiernos y a través de programas de relaciones públicas para que se mantenga en la oscuridad este tema.

Las inclinaciones de los ambientalistas
Quienes legislan y trabajan por el medio ambiente en su mayoría comen carne. Es complicado pedirle a otras personas que cambien un hábito que tú no estás dispuesto a cambiar, cayendo en la famosa frase de Séneca: “haz como yo digo, no como yo hago”. Aunque también es cierto otro dicho que dice “está mal andar por la calle rompiendo brazos y piernas a otras personas, aún cuando quien lo diga acabe de romperle un brazo a alguien”. Comer carne contribuye al calentamiento global, sí o sí, y esto sigue siendo verdad aunque quien lleve este mensaje sea alguien que consuma productos de origen animal.

La producción de proteína animal abona al calentamiento global. Foto: Alex Akemine Photography/We Animals Media

Hay un fuerte lobbying de la ganadería
A pesar de que es importante y urgente hablar de las iniciativas y políticas para frenar la devastación del medio ambiente por parte de la ganadería, no ha pasado absolutamente nada. La razón es que la industria ganadera tiene mucho poder en la toma de decisiones de los países. Las consecuencias de la ganadería las conocemos desde el 2006, cuando se publicó el reporte de las Naciones Unidas “La larga sombra del ganado”, en donde se describe el impacto de la ganadería en el cambio climático. A pesar de ello, los gobiernos no han querido crear políticas ni iniciativas sobre los efectos negativos de la ganadería, sino todo lo contrario. El lobbying político de la industria ganadera, su poder y dinero han logrado ponernos en donde estamos ahora. Las medidas de mitigación a gran escala para el cambio climático, esto es, aquellas que son implementadas e impulsadas por el gobierno y las industrias son casi inexistentes. La narrativa está centrada en temas relacionados a los medios de transporte, no en lo que comemos.

El impacto de comer carne en el calentamiento global es un tema del que casi nadie habla y esto tiene que cambiar. Los legisladores y grupos de trabajo por el medio ambiente tienen que dirigir sus esfuerzos y crear reglas que aseguren el futuro de la humanidad. Nos estamos jugando la vida de todo un planeta por el placer de comer una hamburguesa, hecha con el sufrimiento de seres vivos sintientes y con valor moral. Algo descabellado por todo lo que estamos poniendo en juego, ¿o no?

Si quieres apoyarnos para dar más visibilidad a los temas derivados de la explotación de los animales y con ello crear un cambio para el medio ambiente, únete al programa de voluntariado de The Humane League, Creadores de cambio.

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