El director ejecutivo de la Red de Productores de Vacunas de Países en Desarrollo, Rajinder Suri, criticó que Estados Unidos haya reactivado una ley para restringir la exportación de suministros necesarios para la fabricación de vacunas. "La cadena de suministro sufrirá el impacto de esta medida si esto no se resuelve, yo diría que actualmente es el mayor problema al que nos enfrentamos", comentó.
Por Isabel Saco
Ginebra, 23 abr (EFE).– Representantes del sector farmacéutico identificaron hoy la escasez de materias primas, por las barreras a su exportación, como uno de los mayores obstáculos para aumentar la producción mundial de vacunas contra la COVID-19.
Las variantes del coronavirus SARS-CoV-2, tres de las cuales se ha confirmado que aumentan el contagio y que también pueden provocar síntomas más severos, son el segundo gran desafío que ha identificado la industria.
"Aquí se trata del libre flujo de materiales y de que se garantice que cualquier traba que afecte la cadena de suministro será eliminada", dijo el presidente del área de vacunas de la firma GlaxoSmithKline (GSK), Roger Connor.
Su compañía tiene un acuerdo con la biotecnológica Novavax para producir la vacuna contra la COVID-19 que ésta ha desarrollado y se cree puede convertirse en la octava en obtener las autorizaciones de emergencia necesarias para su uso.
COMPLEJIDAD DE LAS VACUNAS
Las vacunas pueden tener cientos de componentes, y basta que uno escasee para que toda una línea de producción se detenga, explicó el representante de GSK en una conferencia virtual organizada por la Federación Internacional de Productores Farmacéuticos (FIPF), que tiene sede en Ginebra.
Los ejecutivos que participaron en el evento hicieron comentarios moderados sobre el potencial de los acuerdos entre compañías para la transferencia de tecnología relacionada con las vacunas, con el propósito de aumentar la producción.
"Hay que alentar la transferencia de tecnología, pero no se puede hacer con entidades que no tienen experiencia en hacer vacunas", dijo el director de Operaciones de Calidad de la biotecnológica Bharat, Sai Prasad.
"Hacer vacunas es un proceso muy complicado. Si miramos a la industria farmacéutica en su conjunto veremos que hay miles de compañías, pero las que producen vacunas se pueden contar apenas en dos dígitos, así que hay que tener cuidado de a quién se transfiere la tecnología y si puede manejarla", agregó el ejecutivo.
LA AMENAZA DE LAS VARIANTES
El consejero delegado de Moderna, Stéphane Bancel, dijo que su mayor preocupación son las variantes del coronavirus y el impacto que tendrán en el hemisferio sur.
Reconoció que teme que aparecerán más, por lo que su compañía ya anticipa trabajar sobre la base de una vacuna multivariantes.
La de Moderna es una de las dos vacunas que utilizan la tecnología ARN mensajero, que es la más fácilmente adaptable a los cambios que requerirán las variantes.
"Estamos aplicando una técnica con dos ARN, el original y uno nuevo, que es una copia exacta de la secuencia genética de la variante encontrada en Sudáfrica. Los datos clínicos son esperanzadores", reveló.
Moderna considera que podrá producir mil millones de vacunas este año y que con las inversiones que ha hecho llegará a las 14 mil millones de dosis en 2022.
Los ejecutivos se mostraron en todos los casos en desacuerdo con la idea de que suspender temporalmente las patentes sobre las vacunas permitirá aumentar la producción y atender la demanda mundial.
La propuesta, planteada por India y Sudáfrica, lleva seis meses discutiéndose en la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde un grupo de países desarrollados, y Brasil, no admiten esta posibilidad.
Prasad sostuvo que la fabricación de vacunas es una ciencia que requiere un conocimiento muy específico y el entrenamiento de personal altamente cualificado, por lo que copiar vacunas no es tan simple como puede parecerle a alguien ajeno a esta tecnología.
"Esto requiere garantizar estándares de seguridad y calidad similares", sostuvo.
La presidenta de la Organización de Innovación Biotecnológica, Michelle McMurry-Heath, comentó que la idea de poner en suspenso los derechos de patentes supondría dispersar materias primas escasas entre más fabricantes, algunos de los cuales podrían carecer de la experiencia necesaria para proseguir con el proceso.
"Hay que reconocer que sólo un número muy pequeño de compañías en el mundo tienen el conocimiento necesario y hay que concentrarnos en que reciban los materiales que requieren para producir tantas dosis como sea posible", dijo.
Considerando las dificultades, la FIPF cree que este año se podrán producir 10 mil millones de dosis de vacunas contra la COVID-19, un salto considerable en la capacidad de fabricación de estos productos si se considera que antes de la pandemia se producían cinco mil millones de dosis de todas las vacunas conocidas.