“Creo que nunca he leído a una mujer más inteligente, sensible, tierna y valiente que Lucia Berlin”, escribió José María Guelbenzu, de Babelia, suplemento del diario El País. El comentario quedó tatuado en la contraportada de Una noche en el paraíso.
Por Daniela Arroyo
Ciudad de México, 23 de abril (La Langosta Literaria/SinEmbargo).– Pocas veces nos ponemos a pensar en las cosas que nos acompañan día a día y la belleza que está impregnada en ellas. Y aunque muchas de ellas parezcan interminables o llenas de pesadez, la mayoría traen consigo un puñado de enseñanzas que brindan la valentía de seguir.
Lucia Berlín es una de las escritoras de la que pocos hablan, pero que al saber de ella no puedes dejar de pensarla. Es el lado positivo y bello que traen consigo sus cuentos, o tal vez, la manera sutil de hacer entender a su lector que la vida no es nada más y nada menos que un anecdotario que leer y seguir.
A través de las páginas de Una noche en el paraíso, uno puede identificarse mil y una veces con alguno de los personajes que sufren, sonríen, piensan y viven a diario. La descripción de éstos junto a los lugares y esencias, ayudan a salir de la rutina en la que estamos inmersos.
Todas las historias traen consigo un pedacito de realidad que refleja parte de las vivencias de la autora, quien también se vio inmersa en un mundo complejo en donde las drogas y los matrimonios fallidos se dieron sin parar. A pesar de ser una mujer galardonada por su trabajo, su alcoholismo la llevó por caminos que impidieron que cientos de miles más conocieran su obra, sin embargo, la meta se logró.
Como bien dice la portada amarilla que acompaña a las historias, “hay ciertas cosas de las que la gente nunca habla” y entre ellas, encontramos el retrato del amor en la juventud, la guerra entre lo que uno es y está por convertirse, la belleza de la muerte, la ambivalencia de sentimientos al considerar la vida eterna junto a otra persona o la soledad diaria de una madre que se desvive por su familia.
¿Cuántas veces uno ha pasado por esas situaciones? La tristeza, la melancolía, la soledad, la incertidumbre y hasta la inocencia están bien recalcadas en las historias que Berlín cuenta. Todos los relatos, protagonizados por mujeres, nos transportan a lugares en los que la autora vivió y se desenvolvió a lo largo de sus 68 años.
La manera en la que retrata el pensamiento de una niñez es excepcional, y tal vez es de lo que más rescato de su forma plena de escribir. Los pensamientos y problemas de una infancia “normal”, en la que los días pasan y los verdaderos problemas ni siquiera existen, me transportó sin duda a algún punto de la vida en el que jugar era la ocupación y los asuntos de adultos nos resultaban ajenos.
Son hojas llenas de anécdotas de guerreras normales, sin armaduras ni capas, que se enfrentaron a la vida, en una de las muchas batallas diarias. Es el proceso de crecer sin importar la etapa de tu vida en la que te encuentres, aunque, mientras más experiencias se tengan uno podrá verse más reflejado.
Como bien se dice, hay ciertas cosas de las que la gente nunca habla, porque uno puede discutir sobre algún traficante ¿pero quién vive con él? ¿Quiénes sufren más que el mismo que va y entrega drogas por doquier? De eso se encarga Lucia, de darle voz a las mujeres que están ahí y que muchas veces dejamos de visibilizar en los relatos.
El libro llegó a mí para quedarse, para compartirlo y para esparcirlo. Según yo, eso hacen los buenos libros, los que te llenan y los que invitan a que el pensamiento con el alma se unan. Una noche en el paraíso es justo lo que el título dice, un momento estrellado de la noche en donde las letras, los pensamientos y las anécdotas se recuestan a contemplar un pasaje y una vida.