Ciudad de México, 23 de abril (SinEmbargo).– México atraviesa por un proceso de privatización similar al de 1992 –cuando la banca regresó a manos privadas–, la diferencia es que si en ese año “tuvimos a un Presidente privatizador, ahora lo que podríamos tener es una privatización sin Presidente”, así lo consideró Francisco Ibarra Palafox, investigador y coordinador del Doctorado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El especialista aseguró que aunque existen diversas similitudes entre la privatización bancaria, que se llevó a cabo bajo la administración del Presidente Carlos Salinas de Gortari en el periodo de 1988 a 1992, y la privatización petrolera que se está operando en el mandato de Enrique Peña Nieto, pero no se debe pasar desapercibido que el de aquellos años y el actual son dos sistemas Presidenciales muy diferentes.
El debilitamiento del Estado mexicano, debido a los escándalos de corrupción y la pérdida de credibilidad de la clase política, podrán obligar al Gobierno a aceptar las condiciones de los grandes grupos de interés económicos del sector energético, lo que ocasionará una desregulación e incluso contaminación desmedida, alertó el especialista.
“No hay que perder de vista que tenemos dos sistemas presidenciales muy diferentes. Durante el 92 que comenzaron las licitaciones de los bancos, teníamos un Presidencialismo muy duro […] que sí manipulaba de una manera formidable a los medios de comunicación, que fue capaz de decir, en algunos casos, a qué empresarios se iban algunos bancos”, destacó el experto.
Errores, omisiones, conflictos de interés, pactos secretos, decisiones unilaterales, falta de supervisión, poca experiencia de autoridades, estructuras regulatorias e inadecuadas para monitorear a las empresas privatizadas, valuaciones y subastas que favorecieron a empresarios cercanos al Gobierno de esa época, son parte de las irregularidades cometidas durante el proceso de privatización de la banca en México, aseguró.
En entrevista con SinEmbargo, Ibarra Palafox expuso que ahora nos enfrentamos a “un Presidencialismo debilitado, porque a partir de escándalos, como el de la ‘casa blanca’, lo que podríamos presenciar es una privatización sin Presidente. Mientras con Carlos Salinas tuvimos una privatización muy fuerte”.
Lo que podría suceder, de acuerdo con la hipótesis del investigador, “es que estos problemas de corrupción en los cuales se ha visto envuelto la clase mexicana, lo que puede significar es que no tengan mayor injerencia” en el proceso privatizador de los hidrocarburos, “que el Presidente no pueda dirigir o manipular como en esa época se dio”.
Aunque para algunos esto último podría ser positivo, es de destacar “que se tengan licitaciones tan importantes como estas con un Estado débil, eso nunca es positivo”.
“Ahora lo que percibo es una Presidencia débil frente a los grupos económicos. Un Estado debilitado que puede verse obligado a aceptar las condiciones de los grandes grupos de interés económicos […] El Estado se ha debilitado demasiado, tenemos a una clase política que ha perdido autonomía y ha perdido respeto. Y a grupos empresariales que son mucho más poderosos frente al Estado mexicano de lo que eran en 1992”, sostuvo.
Indicó que el gran riesgo que la sociedad tiene en un escenario como el actual, es que vea al Estado mexicano más debilitado frente a los grandes grupos de interés económico que se van a formar alrededor del petróleo, “eso sí es un riesgo”.
Dijo que al parecer lo que el Gobierno mexicano busca es tener un sector energético desregulado, lo que impediría tener ingresos fiscales, y tampoco le permitiría una regulación climática necesaria. “Todo parece indicar que hay una tendencia a la desregulación excesiva”, reiteró.
Para evitarlo, planteó el especialista, sería necesario que realmente se organice la clase política y los órganos reguladores, e implanten las regulaciones necesarias, lo cual no implica que se restrinja la competencia, o que se le cierre la posibilidad a las empresas de hidrocarburos de participar dentro de la economía mexicana, “lo que es indiscutible es que lo tienen que hacer es una política de regulación clara y lo suficientemente sólida para que el Estado mantenga la directriz en ciertas situaciones”.
Estas situaciones, detalló, son el calentamiento global, que definitivamente este tema, por el riesgo que se corre como civilización, sobre todo en los países que se encuentran cerca de los trópicos, es inevitable que se busque tener un sector energético completamente regulado y que haya un traslado hacia las energías renovables. Lo que implica autoridad, tener agentes regulatorios y una clase política autónoma y consciente de las necesidades económicas de un país que se desenvuelve en un contexto capitalista pero lo suficientemente fuerte para regular cuando la contaminación sea demasiado elevada.
SIN TRANSPARENCIA, SIN EXPERIENCIA
El académico e investigador universitario detectó, en su libro La Privatización Bancaria en México, que durante el proceso de licitación de los bancos, una de las características principales fue la falta de información a la sociedad en general. El proceso fue poco transparente, el órgano encargado de la privatización de la banca, que era la Comisión de Desincorporación Bancaria, “no canalizaba información a la prensa que valiera la pena”.
“Enviaba comunicados de prensa muy breves que no decían nada; no daban mayor información sobre quienes eran las personas que licitaban, sobre cuáles eran las características de los bancos y sobre su situación financiera”, agregó Palafox.
Una de las similitudes principales que el especialista identificó entre la privatización bancaria y la petrolera, es precisamente “la falta de información”, como ahora es el caso de la licitaciones de los pozos de la Ronda Uno.
“La información en este caso la debe canalizar la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Secretaría de Energía (Sener), y es escasísima no sabemos en general quiénes son, sabemos los nombres de las empresas que licitan, pero no tenemos mayor información respecto a sus características, su posición financiera, su importancia en el sector energético, salvo las grandes empresas trasnacionales que vienen a México de las cuales sí tenemos alguna información. Pero las empresas mexicanas que licitan estamos realmente partiendo casi de cero”, alertó Palafox Ibarra.
Ha habido también eventos que hablan de falta de transparencia. “Como el hecho de que algunas de las reformas se hayan realizado en momentos cuando las personas están de vacaciones o hay un mundial de futbol, esto evidentemente habla de una manipulación de la Reforma”, indicó el especialista.
Sostuvo que es “falta de transparencia” que la discusión de la Reforma Energética se diera durante la celebración del Mundial de futbol 2014. “Eso es evidente falta de transparencia, manipulación de los medios de comunicación”, agregó.
El debate y la aprobación de las leyes secundarias en el Senado de la República se realizaron del 6 al 17 de junio, lo que significó que durante cinco días, a partir del 12 de junio que inició el Mundial de futbol de Brasil 2014, las discusiones se empalmaron con varios partidos de la disputa mundial.
La segunda similitud que ha identificado el investigador, es la precipitación y la rapidez con la cual se está realizando el proceso de licitación. Recordó que en el caso de los bancos, esas instituciones se vendieron en 13 meses.
“Aunque los entonces funcionarios querían comparar la privatización mexicana con la francesa, la desincorporación bancaria en Francia llevó 16 años, mientras que en México se concluyó en sólo 13 meses”, precisó.
Insistió en que el Gobierno no tiene la experiencia necesaria para esta licitación, la cual puede adquirir, pero eso implica tiempo, implicaría que realizara las licitaciones en algunos años. “Si las quiere realizar este año y el siguiente […] no se puede augurar mucho éxito a largo y a mediano plazo”, alertó.
Dijo que cuando se toma el tiempo necesario para privatizar, como sucedió en ese país europeo donde la privatización de la Banca se realizó en el periodo de 1987 y duró hasta el 2001, “el órgano privatizador va adquiriendo experiencia y esto le permite adecuar las reglas para que las siguientes licitaciones sean mejores que las primeras”.
“Esto no sucedió en la privatización de los 18 bancos mercantiles porque se vendía uno, y en cuestión de semanas se vendía el siguiente y así sucesivamente. Esto impidió que el órgano privatizador adquiriera experiencia. Terminó vendiendo los bancos de una manera precipitada, sin la posibilidad de adaptar las reglas que se daban para la privatización y sin la posibilidad de conocer realmente a los postores por cada uno de los bancos”, agregó Francisco Palafox.
En la licitación de los pozos petroleros de la Ronda Uno, la cual comenzó desde el pasado 11 de diciembre de 2014 cuando se presentaron las bases de licitación para la adjudicación de contratos de producción compartida y para la exploración y extracción de hidrocarburos en aguas someras, también se está realizando de manera muy rápida, aún cuando la CNH tiene escasos años de vida, pues fue creada en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa el 28 de noviembre de 2008, e instalada el 20 de mayo de 2009.
Abundó en que no sólo la Sener no cuenta con la experiencia necesaria para realizar este tipo de licitaciones, sino tampoco la CNH, “por la sencilla razón de que en México nunca se ha licitado un pozo petrolero a la iniciativa privada”.
“Esto es inédito en el régimen jurídico de los Hidrocarburos en México. Y es lógico que tanto la autoridad privatizadora, la Sener, como la CNH, carezcan de experiencia en esto. Nunca se han licitado pozos al sector privado, en los cuales éste adquiera la mayoría de las acciones”, agregó.
En la Ronda Uno se licitarán 169 bloques, de los cuales 109 corresponden a áreas de explotación y 60 a campos de extracción. La Sener espera que estos proyectos representen inversiones anuales por aproximadamente 8 mil 525 millones de dólares entre 2015 y 2018.
Durante la primera fase de la Ronda Uno se otorgarán 14 contratos exploratorios. Mientras, hasta el primero de abril, 34 empresas nacionales y extranjeras ya habían iniciado el proceso de precalificación.
El investigador alertó que lo más recomendable es que tanto la Sener, como la CNH, fueran adquiriendo experiencia durante las cinco fases de la Ronda Uno, esto a través de los meses e incluso de los años, sin embargo la tercera fase será lanzada ya a finales de abril.
“Sería altamente recomendable que la autoridad privatizadora de los pozos petroleros fuese adquiriendo experiencia, esto sólo se consigue con los meses, y en ocasiones, con algunos años. No percibo que esa sea la intención […] todo parece indicar que se van a vender estos pozos petroleros al sector privado de manera muy rápida”, criticó.
El experto indicó que era inminente que el sector privado incursionara en el mercado mexicano de los hidrocarburos, pero hizo énfasis en el cómo se tendría que dar esta incursión. Aseveró que es evidente que el órgano privatizador necesita tiempo para conocer las reglas, para corregir lo que necesariamente al principio va a tener que modificarse y para que sea mejor.
Este periodo tan corto en que se prevé se den las licitaciones, le impide a la autoridad conocer a los postores, “le impide tener un conocimiento real y estratégico de quiénes van a ser las empresas que van a licitar”, destacó.
Una de las principales consecuencias de la rapidez con la que se otorgaron las licitaciones de los bancos, según la investigación de Francisco Palafox, fue que el órgano privatizador no adquirió experiencia para vender las siguientes instituciones financieras, tampoco tuvo tiempo para corregir las reglas que se tenían que mejorar en las siguientes licitaciones.
Otro factor que destacó el investigador, es que la precipitación en la privatización bancaria “facilitó la injerencia del Presidente [Carlos Salinas de Gortari] de una manera desbordada, es decir, en la privatización de los bancos vemos una injerencia del Presidencialismo muy dura”. Pues, esa rapidez favoreció al autoritarismo y la toma de decisiones sin el conocimiento y sin la experiencia necesarias.
PEMEX EN CLARA DESVENTAJA
Ibarra Palafox recordó que en estos momentos el sector energético enfrenta una grave desventaja que es la caída de los precios del petróleo. Pues de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el crudo cayó a los 46.5 dólares por barril a finales de marzo, mientras que en comparación con el mismo periodo del 2014, se vendía en 91.2 dólares por barril.
“Si el Gobierno diera un poco más de tiempo para que los precios del petróleo se estabilizaran podría además permitirse ir adquiriendo la experiencia necesaria para tal efecto”, opinó el experto.
De lo contrario, se corre el riesgo de malbaratar las licitaciones, debido a que la inversión para que algunos pozos petroleros entren en actividad es una inversión muy grande y la posibilidad de que las empresas recuperen este dinero depende de que los precios sean elevados o relativamente altos.
“Que los precios estén bajos en este momento pude desalentar a algunos de los postores […] pero al mismo tiempo tiene sus ventajas para el sector empresarial de los energéticos porque les puede permitir adquirir licitaciones a bajo precio, precisamente porque en este momento los precios están abajo”, expuso.
Por un lado, algunos de los medianos y pequeños competidores se retirarán, porque no tendrán la capacidad de hacer las inversiones adecuadas. Pero los grandes competidores podrán hacerlo en condiciones relativamente baratas, y cuando suban los precios obtendrán ganancias mucho mayores. “Creo que en este sentido [las empresas] tendrían una ventaja”, opinó Palafox.
La caída de los precios del petróleo va a permitir que las grandes petroleras, y algunas estatales, vayan adquiriendo otras empresas medianas o pequeñas y que así tengan una mayor capacidad de competir y de concentración. Adelantó que es un fenómeno que se está dando alrededor del mundo y que estará presente también en México.
En este contexto, “Pemex tiene desventajas estructurales que no son recientes, una de ellas es la política de extracción de recursos que hace el Gobierno federal sobre la paraestatal”.
“Pemex desde hace varios años le paga al Gobierno más de lo que obtiene de utilidades. Ninguna empresa en el mundo puede tener una posición económica sana, con una política como la que tiene el Gobierno con su empresa estatal”, expresó.
En consecuencia, Pemex es una empresa endeuda con poca capacidad de inversión, además afectada significativamente con la caída en los precios del petróleo y que no tiene para invertir en sus propios campos, y que tampoco lo podrá hacer con el sector privado en las próximas rondas.
“Lo más probable es que si existía alguna posibilidad de asociación de Pemex con las empresas privadas que van a participar en la Ronda Uno, pues ahora no exista porque además este año Pemex tuvo un recorte aproximado de 124 mil millones de pesos; Pemex va a tener que recortar actividades de refinación, de exploración, de producción y desde luego no va a poder asociarse con empresas privadas para la Ronda Uno”, dijo el académico.
En este contexto, Pemex se encuentra en condiciones de desventaja frente a empresas petroleras con una posición sana, debido a que el Gobierno ha extraído una cantidad desproporcionada de recursos de la empresa. “Estamos viendo a una empresa estatal importante de petróleos que entra al mercado de los energéticos en su país, en posición de desventaja”, agregó.
Explicó que las empresas petroleras que buscarán licitar por los pozos en el país, no tienen ese nivel de endeudamiento.
Palafox recordó que los pasivos de Pemex y CFE siguen siendo “un gran problema para la viabilidad financiera de estas empresas, lo que ha hecho el Gobierno en ambos casos es generar una deuda, particularmente en el caso de Pemex, una deuda extraordinaria en sus dimensiones”.
“No percibo por ninguna parte una política financiera, por lo menos no es pública, de saneamiento financiero de Pemex, por una sencilla razón, porque el 35 por ciento de los ingresos públicos provienen del petróleo. Entonces el Gobierno no está dispuesto a dejar que Pemex le deje de dar dinero, que la empresa necesitaría para pagar sus pasivos o para invertir […] porque tiene una política de extracción de recursos de la petrolera”, manifestó.
El Gobierno, advirtió Francisco Palafox, corre también el riesgo de obtener pocos ingresos en la licitación de los pozos petroleros debido a los precios actuales del petróleo. Este escenario por el que actualmente atraviesa México, no era el mismo que se tenía en la década de los 90´s cuando se realizaron las licitaciones de la banca, en ese momento los ingresos que obtuvo el Estado por la venta de los bancos, “fueron verdaderamente excepcionales”.
“El Gobierno demostró ser una mal privatizador, pero obtuvo ingresos muy grandes”, detalló. Del total de las licitaciones realizadas durante el sexenio de Carlos Salinas, el 63 por ciento de los ingresos fiscales que obtuvo el Estado en esa época, los obtuvo de la privatización de los bancos.
Adelantó que es probable que las licitaciones petroleras que están en puerta constituyan ahora las más importantes en la historia, como antes lo habían sido las bancarias, pues ambas son privatizaciones sistemáticas, lo que significa que estas modifican el entorno de un país en su totalidad.
DESREGULACIÓN = CONTAMINACIÓN
El investigador de la UNAM alertó que en la implementación de la Reforma Energética es muy probable que se vea una política de desregulación significativa, debido a que muchas de las empresas petroleras van “a querer decir que no pueden invertir en México, sino lo hacen en las mismas condiciones en las que lo harían en otros países desregulados como es Estados Unidos, o el Reino Unido”.
Precisó que esta desregulación le impediría al Estado mexicano tener seguridad sobre la política energética, además de que no se podrá tener una política fiscal adecuada.
“Nadie estaría en contra de la licitación de algunos de estos pozos petroleros, pero las empresas petroleras deberían pagar los impuestos proporcionales y equitativos que exigen las leyes […] nada he escuchado sobre la política fiscal”, indicó.
El especialista previó que lo más probable es que haya una política fiscal, en torno a la Reforma Energética, “muy laxa”.
Por otro lado, dijo que hasta este momento poco se ha escuchado sobre la protección al medio ambiente, “no hay una política de Estado en este momento en lo relativo a la protección del medio ambiente en la licitación de los pozos petroleros”.
Sostuvo que la ausencia de estos dos aspectos, va a generar pocos ingresos para el Estado, y contaminación.