Ciudad de México, 23 de abril (SinEmbargo).– A sus 82 años, la escritora mexicana Elena Poniatowska hace gala de una lucidez y una juventud conmovedoras, como lo demostró apenas en marzo pasado cuando otorgó a SinEmbargo una entrevista en Mérida.
Fue al recibir la medalla José Emilio Pacheco, en una ceremonia a la que asistieron la viuda del poeta fallecido en enero de este año, la periodista Cristina Pacheco y su hija, Laura Emilia.
VER ADEMÁS: “Soy una Sancho Panza femenina” que busca ir más allá de la propia vida, dice Poniatowska al recibir el Premio Cervantes: En su discurso de recepción del galardón de manos del Rey Juan Carlos, la autora de “La noche de Tlatelolco” aseguró que le enorgullece caminar también “al lado de ilusos, destartalados y candorosos” que enfrentan al poder, principalmente al financiero. CONTINUAR LEYENDO
En dicho encuentro no esquivó las preguntas sobre la política, tema obligado con una escritora y periodista que ha demostrado a lo largo de su carrera un hondo compromiso con las ideas de izquierda y una clara conciencia del poder de la militancia, que no abandona a pesar de su edad avanzada.
“Tengo una relación muy buena con el gobierno actual [por Miguel Ángel Mancera Espinosa], así como lo tenía con el anterior [dirigido por Marcelo Ebrard Casaubon], claro que todo esto empezó con Andrés Manuel [López Obrador]”, dijo entonces en relación a la Casa de la Cultura que se erigirá en algún punto de la ciudad y llevará su nombre, un recinto que todavía no ha elegido, que quiere en una colonia popular y a la que donará gran parte de su biblioteca y manuscritos.
“Tanto las universidades de Stanford y de Princeton han comprado los escritos de casi todos los autores mexicanos. Se trata de algo bastante habitual. Pagan muy bien y cuidan mucho los materiales, en cámaras refrigeradas…han comprado el archivo de Carlos Fuentes, el de Octavio Paz, etc. Pero Felipe [su hijo] pensó que eso era una especie de traición para México, así que cuando quisieron comprar todas mis cartas de Octavio Paz, todos mis escritos, preferimos pensar en una casa especial, pero en México, que guarde todo ese patrimonio.
Sobre todo para que los jóvenes no se tengan que ir a investigar a los Estados Unidos sobre una autora mexicana. Se está buscando un lugar y quiero que sea un lugar donde no haya recursos, para que se pueda dar talleres a los jóvenes…los jóvenes tienen muy poco en México…”, dijo Elena, la autora que hoy, en una ceremonia a celebrarse el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, presidida por los reyes de España, recibirá el importante Premio Cervantes.
LOS NIETOS, LOS LIBROS, LA POLÍTICA
Esta mujer pequeña de mirar azulado y sonrisa fácil es muy curiosa. Probablemente el interés por las cosas del mundo y por todas las personas que se le acercan, es el secreto de la eterna juventud que la acompaña.
De eso pueden dar cuenta los periodistas que a menudo se le acercan en cualquier acto público y que antes de iniciar la entrevista de rigor deberán responder las preguntas personales de Elena, que siempre quiere saber si hay hijos o están divorciados, si cuánto gana, si el periódico paga bien…
Como sea, no hay duda de que el mayor interés de su vida octogenaria está depositado en sus 10 nietos, a los que dedica casi todos los escritos de los últimos tiempos.
Aunque escribe “muy poquito”, en armonía con el espíritu autocrítico que ahora posee y del que carecía en su juventud.
“Ahora sólo me sirve un cuarto de página al día, pero se trata de un texto que no tiro a la basura”, dice, al tiempo que revela que “para hacer mis crónicas y notas de periódicos dependo de la información que me dan los demás, que en estos casos suelen ser muchos más creativos que yo”.
La célebre autora mexicana de, entre otros, La noche de Tlatelolco, La piel del cielo y Leonora, su libro dedicado a la pintora surrealista Leonora Carrington, llegó a México proveniente de Francia, donde nació en 1932.
Fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo en 1978 y es becaria emérita del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Ha escrito más de 40 libros, entre los que destaca Hasta no verte Jesús mío y Tinísima.
En diciembre de 2002 fue galardonada con el Premio Nacional de Artes y Ciencias, el máximo galardón otorgado por México, y en 2006 recibió el premio a la trayectoria de la International Women’s Media Foundation por toda una vida dedicada al periodismo comprometido con los valores de la honestidad y valentía que defiende dicha institución.
En 2007 obtuvo el Premio Rómulo Gallegos, máximo galardón que concede el gobierno de Venezuela por su novela El tren pasa primero, acerca de los ferroviarios mexicanos durante un periodo crítico de la historia sindical mexicana.
Ese mismo año, el Gobierno del Distrito Federal instituyó el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska en su honor y en 2012 bautizó con su nombre un tren de la línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo, Metro.
Otros reconocimientos recibidos han sido el título de la Legión de Honor, recibido en 2004 y doctorados en humanidades de la New School of Social Research de Nueva York, de Manhattanville College y la Florida Atlantic University de Estados Unidos, así como el premio Mary Moors abot de periodismo en la Universidad de Columbia.
En México ha sido honrada con el doctorado por la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad del Estado de México, la Universidad Autónoma de Puebla, la Universidad de Sinaloa y la de Cuautitlán Izcalli.
EL PREMIO CERVANTES
El Premio Cervantes se entrega anualmente el 23 de octubre, una fecha que coincide con la del nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de El Quijote; está dotado con 125 mil euros que Elena Poniatowska donará al mencionado proyecto de su fundación.
Espiritualmente, el galardón de esta mujer que dice deberle todo al periodismo, “pues ha sido mi escuela”, irá para la gente que en América Latina “camina a pie, que no tiene automóvil y no va en autobús, en todo caso en algún burro”, dijo este lunes en Madrid, en el marco de una nutrida conferencia de prensa.
Poniatowska es la cuarta mujer que se alza con el prestigioso premio y será la primera que suba “al púlpito” a recogerlo”.
“Ana María Matute dijo su discurso sentada en la silla de ruedas; María Zambrano no acudió porque estaba enferma y, en el caso de la cubana Dulce María Loynaz, una persona tuvo que hablar por ella”, recordó ante los periodistas españoles.
El jurado del Premio Cervantes, presidido por el presidente de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua, destacó su “brillante trayectoria literaria en diversos géneros, de manera particular en la narrativa, y su dedicación ejemplar al periodismo”.
“Su obra destaca por su firme compromiso con la historia contemporánea. Autora de obras emblemáticas que describen al siglo XX, desde una proyección internacional e integradora. Poniatowska constituye una de las voces más poderosas de la literatura en español estos días”, remató.
LAS CRÍTICAS
Su compromiso con la izquierda y su estilo literario que suele considerarse simple y un poco descuidado no le han ahorrado críticas. Por el contrario, tanto en el ámbito intelectual como en el político, Elena Poniatowska es resistida, un hecho que sin duda compensa con la gran admiración que despierta en muchos sectores de idénticos ámbitos.
“Soy periodista. Los periodistas tienen que escribir para que se entienda lo que dicen. Además, nunca he sido nada elaborada. Soy casi simple, como dicen. Entonces, las cosas tal como sucedían, sin muchos adjetivos, sin mucha elucubración mental…así escribo…”, ha explicado la autora en entrevista con SinEmbargo.
Pero si los gustos o intereses literarios establecen el grado de admiración que se tiene frente a Poniatowska, en la política las cosas suelen resultar menos afables. Uno de los grandes cuestionamientos que se le hacen es la devoción de Elena por el ex candidato presidencial de la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador.
En El libro negro de la izquierda mexicana (Planeta), el periodista Julio Patán apunta:
“Forjada en el pensamiento crítico, a contracorriente del sistema priísta, al menos desde el ‘68, cuando se fue a las calles para documentar el horror de los estudiantes asesinados en la Plaza de las Tres Culturas aquel 2 de octubre, la Poniatowska, conocida por su temple progresista y su permanente atención a los pormenores de la política nacional, sorprendió en todos los frentes cuando saltó ya no a las calles, sino a las trincheras, para dar un espaldarazo al movimiento de resistencia civil impulsado por AMLO.
La verdad es que a esas alturas no muchos mostraron sorpresa por el salto a las barricadas de la experimentada escritora, una mujer que a sus 74 años exhibía una actividad envidiable en el frente contra el presunto fraude. Antes y después, hizo de todo, doña Elena, por la causa: se dejó ver por los campamentos de los activistas, presentó el libro de AMLO La mafia que se adueñó de México… Y el 2012, acusó al Subcomandante Marcos y a Cuauhtémoc Cárdenas de haberse deslindado del Peje por envidia”.
Más allá de ideas políticas o aficiones literarias, nadie puede negar que la mujer que hoy recibirá el Premio Cervantes es un símbolo positivo de un México al que honra con pasión verdadera.
“Cuando llegué a México, era 1942 y yo tenía 10 años. Era un México muy cálido, muy “chaparrito”, lleno de gente dulce. El de ahora es un México grande, agresivo y cargado de vicios”, dijo en una oportunidad.
Este país, el de ayer y el de hoy, tiene al fin su “Elenísima”, la escritora que hoy pasará a la historia vistiendo un atuendo hecho especialmente por una comunidad de mujeres de Juchitán.