En el momento de su muerte, la exsecretaria de Estado seguía siendo profesora en la Universidad Georgetown y presidía el Albright Stonebridge Group, un poderoso grupo de consultoría que ella misma fundó y donde han trabajado miembros del Gobierno del actual Presidente Joe Biden.
Washington, 23 mar (EFE).– Madeleine Albright, la primera mujer que ocupó el puesto de Secretaria de Estado de Estados Unidos, murió este miércoles a los 84 años, informó su familia en un comunicado.
La familia explicó que Albright, Secretaria de Estado entre 1997 y 2001, falleció de cáncer rodeada de sus seres queridos.
“Hemos perdido a una madre cariñosa, a una abuela, una hermana, una tía y una amiga”, afirmó la familia de Albright, que tuvo tres hijas con el magnate de la prensa norteamericana, Joseph Albright, del que posteriormente se divorció, aunque conservó su apellido.
Below is a statement from the family of @Madeleine: pic.twitter.com/C7Xt0EN5c9
— Madeleine Albright (@madeleine) March 23, 2022
Albright nació con el nombre de Marie Jana Korbelova en 1937 en la Praga anterior a la Segunda Guerra Mundial, y enseguida su padre, un diplomático y académico, decidió que toda la familia se exiliara en Londres.
Una vez terminada la contienda mundial, regresaron a su país de origen para volver a huir poco después con la llegada del comunismo.
En 1948, a los 11 años de edad, Albright llegó a Estados Unidos y, tras estudiar en las prestigiosas universidades de Wellesley y Columbia, llegó a la primera fila de la política estadounidense.
Trabajó para el Senador demócrata Edmund Muskie y para Zbigniew Brzezinski, Consejero de Seguridad Nacional durante la Presidencia de Jimmy Carter (1977-1981), para luego ejercer como profesora en la prestigiosa Universidad de Georgetown en Washington.
Con la llegada de Bill Clinton a la Casa Blanca (1993-2001), Albright fue nombrada Embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, puesto que ocupó entre 1993 y 1997, para posteriormente estrenarse como la primera mujer en liderar el Departamento de Estado.
Albright se convirtió en el rostro de la diplomacia estadounidense tras la Guerra Fría y, como Secretaria de Estado, abogó por la expansión de la OTAN y defendió la necesidad de intervenir en las guerras de los Balcanes, al tiempo que apostó por reducir los arsenales de armas nucleares.