La persecución de “La Unión” hizo que crecieran los aseguramientos de drogas, pero otros afectados fueron los 7 mil procesados por sobrepasar la portación legal mínima. Lejos de mermar su estructura y detener el flujo de drogas, se desató una persecución contra consumidores de drogas en la Ciudad de México, de acuerdo con datos oficiales analizados por VICE.
De las 10 mil averiguaciones previas abiertas por la Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina entre 2016-2018 por el delito de narcomenudeo, el 77 por ciento (7 mil 745) corresponden a posesión simple; es decir, consumidores que sobrepasaron la portación legal mínima. Mientras que solo el 13 por ciento fueron procesadas como posesión con fines de venta, comercio y suministro.
Por Enrique Alvarado
Ciudad de México, 23 de febrero (VICE/SinEmbargo).- Agentes de la Policía Federal detuvieron hace unos días a Brayan Mauricio “N” por posesión de metanfetamina con fines de comercio. Las autoridades identificaron a “El Pozoles” como uno de los peligrosos líderes de “La Unión de Tepito”, el grupo criminal que controla el mercado de narcóticos en la Ciudad de México.
Con su arresto, ocurrido en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, ya son más de 20 detenciones de personas vinculadas con la banda capitalina desde 2016, cuando fue señalada como protagonista de la venta de drogas y la violencia en la ciudad más poblada de México. Sin embargo, desde que comenzó el seguimiento en contra de “La Unión”, lejos de mermar su estructura y detener el flujo de drogas, se desató una persecución contra consumidores de drogas en la Ciudad de México, de acuerdo con datos oficiales analizados por VICE.
De las 10 mil averiguaciones previas abiertas por la Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina entre 2016-2018 por el delito de narcomenudeo, el 77 por ciento (7 mil 745) corresponden a posesión simple, es decir, consumidores que sobrepasaron la portación legal mínima. Mientras que solo el 13 por ciento fueron procesadas como posesión con fines de venta, comercio y suministro.
Tan solo en el primer mes de 2019, la PGJ ha abierto 474 carpetas de investigación por narcomenudeo, de las cuales el 87 por ciento son por posesión simple.
De acuerdo con el Artículo 479 de la Ley General de Salud, no se ejercerá acción penal a quien se encuentre en posesión de una dosis máxima de “consumo personal e inmediato” de drogas como mariguana (cinco gramos), cocaína (500 miligramos), metanfetamina (40 miligramos), heroína (40 miligramos) y otras cuatro sustancias enlistadas en una tabla.
CRÓNICA DE UNA CACERÍA
“La Unión” estaba bajo sospecha desde 2013, cuando algunos integrantes fueron ligados con el asesinato de un narcomenudista en la colonia Condesa, así como en el secuestro, desaparición forzada y asesinato de 13 jóvenes raptados en el Bar Heaven de la Zona Rosa. Pero en abril del 2016, las autoridades capitalinas los identificaron como el grupo que controlaba la venta de drogas en la Ciudad de México, además de otros delitos como extorsión y cobro por derecho de piso a comerciantes.
Para ese momento, el entonces Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera seguía negando la existencia de cárteles en la CDMX. Fue el exalcalde de Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, quien aceptó que la delincuencia organizada operaba en la capital. Su declaración estaba apoyada en reportes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), donde aseguraban la presencia de cinco cárteles: Sinaloa, Los Zetas, El Golfo, Jalisco Nueva Generación y los Beltrán Leyva.
Lejos de combatir la presencia de estas mafias, las autoridades capitalinas y federales colocaron al grupo tepiteño como su objetivo prioritario en la CDMX. Con la captura en agosto del 2016 de Francisco Hernández (Pancho Cayagua), líder y fundador de la organización denominada como “La Unión”, comenzó un violento reacomodo que dejaría a 20 supuestos integrantes detenidos y otros cinco acribillados, incluido el propio Cayagua.
Entre las personas capturadas destacan Roberto Moyado, “El Betito”, quien asumió el mando tras la captura de Hernández; David García, “El Pistache”, líder de narcomenudistas en la colonia Condesa; Mauricio Peralta, “El Ahuatl”, ubicado como tercero al mando y Alexis Figueroa, “El Tyson”, un presunto sicario, quien estuvo preso, pero salió por falta de pruebas.
Con la reciente detención de “ El Pozoles” –principal sospechoso de dos feminicidios cometidos contra mujeres de Venezuela y Argentina dedicadas al modelaje y con quienes mantuvo una relación sentimental, además de una tercera que continúa en calidad de desaparecida– ya son 20 los integrantes de “La Unión” detenidos desde 2016. Actualmente las autoridades buscan a Víctor Ávila, “El Huguito”, a quien señalan como el nuevo líder de “La Unión”, ahora involucrada también con la trata de personas y despojo de predios.
Desde que las autoridades capitalinas indicaron la existencia de este grupo, en la Ciudad de México se ha vivido una cacería que lleva más de 7 mil consumidores de drogas criminalizados y 2 mil narcomenudistas de poca monta detenidos.
A mediados de 2018 el periódico Reforma publicó que, a pesar de la negativa oficial, vínculos entre grupos criminales de la Ciudad de México y Cárteles de influencia nacional ya habían sido reportados por la DEA desde 2015. José Ramón Amieva, entonces jefe de Gobierno, tuvo que reconocer esas alianzas: “Tenemos conocimiento que se han vinculado o relacionado con otros grupos que ejercen el narcotráfico a nivel nacional”, declaró.
ES EL MODELO PROHIBICIONISTA, ESTÚPIDOS
De acuerdo con el índice delictivo del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), desde que comenzó la persecución frontal en contra de “La Unión” en 2016 y hasta finales del 2018, las denuncias por narcomenudeo subieron en la CDMX más del 300 por ciento, cuando pasaron de mil 400 hasta 5 mil 971 averiguaciones previas.
De las casi 6 mil detenciones, la PGJ detalla que la mayoría fueron por posesión simple. En ese periodo las carpetas de investigación muestran que el delito de narcomenudeo con fines de venta, comercio y suministro subió 115 por ciento, mientras que los detenidos por posesión simple aumentaron en más del 500 por ciento, según la información contenida en el Portal de Datos.
Esta crecida en las detenciones por narcomenudeo también puede apreciarse en la colonia Morelos donde se ubica el mercado de Tepito y en la alcaldía Cuauhtémoc a la que pertenece. Los datos oficiales señalan que en la mítica colonia del centro capitalino este delito subió en más de mil 200 por ciento en ambas modalidades, aunque el 88 por ciento de las 512 carpetas corresponden a posesión simple.
En la demarcación Cuauhtémoc, gobernada desde 2015 por Morena, las denuncias por venta de drogas a baja escala también registraron una fuerte subida: 380 por ciento en los últimos tres años. El 82 por ciento de las mil 779 denuncias fueron de consumidores.
Ángela Guerrero Alcántara, especialista en política de drogas, explica que el origen de estas detenciones es el modelo para combatir las drogas en México. “ La política de drogas prohibicionista está anidada en la política de seguridad, y en la manera en la que actúan los policías”, dice a VICE quien fuera responsable del Programa de Derecho a la Salud del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
A decir de la especialista, las marcadas variaciones al alza en los índices de narcomenudeo también se explican por las reformas a la Ley General de Salud, al código de Procedimientos Penales y el Código Penal Federal de 2009, cuando se volvió un delito perseguido por los ministerios públicos estatales.
El sociólogo Carlos Zamudio Angles, coautor de Las redes del narcomenudeo , explica a VICE que antes de la reformas, desde los tiempos de Calderón, denunció que los policías “cazaban” a los jóvenes consumidores afuera de los puntos de venta, donde los esperaban para revisarlos ilegalmente y extorsionarlos para dejarlos libres.
ALCANZA PARA LLENAR EL ESTADIO AZTECA
“La Unión de Tepito” no sería relevante en esta historia sin la influencia que tiene sobre el mercado de drogas más grande de México, como es conocido el barrio bravo ubicado en la colonia Morelos y a menos de dos kilómetros de Palacio Nacional donde despacha el presidente.
Desde su creación en 2009, “La Unión” ha tenido disputas con varios grupos antagonistas como “La Unión” de Insurgentes o la Anti-Unión, ansiosos por controlar la marejada de drogas que se mueven desde hace décadas en Tepito, tan famoso por sus vecindades que funcionan como narcotienditas como por las cumbias que suenan en sus calles.
Datos obtenidos por VICE vía transparencia dejan ver que, solo entre 2016-2018, en el mercado de narcóticos más conocido del país se duplicó la cantidad de cocaína asegurada, la mariguana subió 25 por ciento y las tachas incautadas por la PGR aumentaron más de cuatro veces, respecto a los primeros tres años del pasado sexenio. En ese periodo también se reportaron por primera vez aseguramientos de metanfetamina en Tepito, aunque estas cantidades son apenas una pincelada del poderío que tiene esta zona en la distribución de drogas.
Entre 2006-2018, que coinciden con los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, las autoridades federales aseguraron en Tepito más de 149 kilos de cocaína, casi tres toneladas de mariguana y 12 mil pastillas psicotrópicas, de acuerdo con las cifras analizadas.
La cantidad de mariguana asegurada por la ahora Fiscalía General en los últimos 12 años es tanta que bien podrían repartir, por ejemplo, 589 mil 767 dosis legales de cinco gramos de cannabis. Es decir, alcanzaría para todos los asistentes del Estadio Azteca cinco veces y tres veces la capacidad total del Palacio de los Deportes.
Con la cocaína incautada también podrían repartirse dosis mínimas legales de 500 miligramos a 298 mil 407 personas, es decir, dos veces la asistencia total al Autódromo Hermanos Rodríguez y sobraría para todo el Estadio Olímpico Universitario abarrotado.
Entre 2006 y 2018, la desaparecida PGR también aseguró más de 12 mil 816 tachas, las suficientes para que una persona se administre una pastilla psicotrópica diariamente durante 35 años. Con los mil 600 gramos de metanfetamina asegurados al final del sexenio en Tepito, también alcanzaría perfectamente para darle una dosis mínima de 40 miligramos a 42 mil personas adictas al cristal o la meta, las mismas que le caben al Estadio Universitario de Nuevo León.
MUDAN SU CONSUMO AL ALCANCE DEL BOLSILLO
Sobre los efectos que habría provocado decomisar toda esa droga en el corazón de la Ciudad de México, la especialista Angela Guerrero rechaza que tengan una relación directa con un menor consumo en la capital, como se quiere hacer creer con el modelo prohibicionista que prevale en el país, donde la droga que no llega al mercado se traduce en menos consumidores.
La especialista comenta a VICE que con los aseguramientos sólo suben el precio de la droga en cuestión y en todo caso el consumidor solo cambia de sustancia ilegal. “Lo que sucede es que quien consumía mariguana y ya no puede, consume otra sustancia mucho más barata que se ajuste a su bolsillo, pero la gente deja de consumir en el momento en que deja de haber una sustancia”, dice Alcántara Guerrero, maestra en sociología política.
En el caso de Tepito, el hecho de que hayan asegurado casi 150 kilos de cocaína en 12 años no significa que menos personas se hayan metido una línea. “El prohibicionismo se refleja claramente en las detenciones por posesión, que aumentaron porque era un tema que Mancera impulsaba cuando fue procurador y jefe de gobierno, pensando que en la medida en la que fueran deteniendo mucha más gente por este tipo de delitos, iba a disminuir la violencia”, agrega la experta y menciona que la violencia se genera por la prohibición, no por las sustancias.
Los datos de la PGJ muestran, por ejemplo, que los homicidios también subieron al ritmo de las detenciones de miembros de “La Unión”. Entre 2016 y 2018 las carpetas por homicidios dolosos aumentaron 23 por ciento en la alcaldía Cuauhtémoc y 36 por ciento en la CDMX. Por su parte, las cifras del Secretariado Ejecutivo ubican un aumento del 19 por ciento en los homicidios dolosos registrados en la ciudad en ese lapso, cuando subieron de mil 594 hasta a mil 896 carpetas de investigación.
A respecto, Zamudio Angles explica que si bien el hampa en Tepito trabaja de forma autónoma, compran drogas a los cárteles y no los dejan controlar las vecindades del barrio bravo, pero eso no significa que los cárteles no intenten penetrar la zona centro.
“Se ha visto que ya hay gente del Cártel del Golfo y Jalisco Nueva Generación que ya se están metiendo ahí, cuando antes hubiera uno pensado que no tendría que haber este tipo de violencia, ese tipo de rudeza innecesaria, pero que también está creciendo la disputa”, dice el también activista y agrega que la violencia se ha intensificado porque hay grupos que están intentando importar cocaína directamente desde Colombia.