“Vinimos aquí a ayudar a hacer una revolución que incorpore centenares de miles de lectores. Una revolución que abarate el precio de los libros para hacerlos accesibles. Una revolución que abra las puerta cerradas”, señala Paco Ignacio Taibo II.
Ciudad de México, 23 de febrero (SinEmbargo).– Ha sido, cuando menos, polémica la recepción de algunas de las declaraciones de Paco Ignacio Taibo II respecto a su programa de fomento a la lectura. Ésta, sin embargo, ha abrevado de notas parciales o comentarios que no siempre están dentro de contexto. Por tal razón, SinEmbargo platicó con el encargado de despacho del Fondo de Cultura Económica, para conocer más a fondo los planes de éste.
Sobra decir que el tema del fomento y la promoción de la lectura requieren mucho más que la estructura de un organismo gubernamental. No basta con regalar o abaratar los libros. Se precisa un plan integral que abarque áreas clave como programas orientados a los alumnos y a los profesores de todos los niveles. Eso no significa, tampoco, que no se pueda trabajar de forma paralela en labores concretas que permitan llevar libros a lectores potenciales que, hasta ahora, han tenido pocas oportunidades para acceder a ellos.
Aun cuando han pasado apenas unas semanas desde que se inició este proyecto, las pruebas piloto ya han dado algunos resultados que, al evaluarse comparativamente con lo sucedido en las administraciones previas, pueden ser considerados positivos. El FCE es una paraestatal grande y compleja pero Paco Ignacio Taibo II tiene muchas ideas sobre cómo mejorar su funcionamiento.
***
–¿Cuáles son los planes en el Fondo?
–Estamos en una operación simultánea en varios planos. Llevamos apenas quince días y ya arrancamos con un par de planes de choque: uno de ellos por el fomento a la lectura y el otro en el proyecto editorial, y simultáneamente tratando de revivir la red de librerías y darles más vitalidad. Estamos en la lógica de unificación con Educal y con la Dirección de Publicaciones. Desde el primer día los equipos de los tres lugares trabajamos juntos, es el mismo equipo, hay una sola línea de mando, estamos coordinados. Usando las tres manos se diseña rápidamente un plan de choque que inició en Mocorito, Sinaloa, con el Plan Nacional de Fomento a la Lectura. A partir de ahí hicimos un diseño para los próximos tres meses de operaciones de fomento a la lectura, en lugares en los que esto no sucedía. Estuvimos primero en Mocorito, en el triángulo de Sinaloa; después en Tepic; luego en el Politécnico Nacional (IPN), y en Tixtla, en la Sierra de Guerrero. La quinta será en Nochixtlán, Oaxaca. La sexta puede ser en Poza Rica, Veracruz. Empezamos a intervenir de manera muy intensa en ferias del libro locales, regionales, en operaciones de fomento a la lectura. En cada una de las acciones usamos todos los brazos: llevar libros muy baratos, conferencias, reuniones con gente de salas de lectura y clubs de lectura, regalo de libros a salas de lectura y toda una labor para armar la promoción. Todavía son pilotos, experiencias piloto. En unos tres meses podremos revisar qué hemos visto, qué hemos logrado y a partir de eso empezaron un plan, en sincronía con otras partes del Estado. El plan de fomento a la lectura no se ha formulado. Tiene que reunirse la comisión nacional de fomento a la lectura y ahí nosotros aportamos nuestra parte.
–Ustedes van a funcionar un poco como instituto de libros.
–En la lógica de nosotros, impulsamos libros, fomento a la lectura, distribución de libro, mientras que otros sectores van aportando al plan. La SEP tiene que aportar un trabajo pedagógico de promoción de la lectura, la escritura, la lectura de comprensión, las escuelas, los libros de texto. Coincidimos muchos sectores en el plan nacional. El plan de choque crece todos los días. Lanzamos una reactivación de los librobuses de Educal. Estaban prácticamente muertos… Cambiamos el tipo de libros; la promoción, dando circuitos pactados con movimientos sociales, con organizaciones vecinales, escuelas, alcaldes… Hemos tenido experiencias, como un librobús en Mazatlán, Sinaloa, al que se suben mil, dos mil personas en un día. Una escuela primaria, a las afueras de la Ciudad de México, con 800 niños trepados en el librobús. Estamos añadiendo librobuses a lo que teníamos. Jalamos uno que teníamos en Estados Unidos; llegamos a acuerdo con Nuevo León para adaptar otro que estaba dañado, y una donación que nos va llegar en estos días de una fundación privada, de tal manera que hacemos crecer la flotilla de 9 a 10. Tenemos otros cuatro, pero no hay dinero para repararlos.
–Esta primera etapa es distribuir, distribuir y distribuir, hacer llegar libros a los lugares a los que no llegaban.
–Por otro lado, si juntas las librerías del Fondo con las de Educal, tenemos 123 librerías activas en el país, 40 por ciento de ellas perdiendo dinero… por mala administración, por haber elegido mal los títulos, por haber elegido mal el lugar, por pagar rentas muy altas. Estamos reviviéndolas económicamente y reactivándolas.
–¿Contarán con acervo externo?
–Las librerías de Educal van a distribuir libros del Fondo, pero también libros de editoriales mexicanas y extranjeras. Van a ser librerías. Luego lanzamos una campaña para demostrar que es posible bajar el precio del libro. Al principio fue simbólica y arrancamos con tres ofertas en librerías del Fondo. Lo difundimos muy bien y muy fuerte. La red se encargó de multiplicarnos y se produjo un fenómeno que yo esperaba y que intuía: si bajamos el precio habrá respuesta porque hay lectores que no compran libros por razones económicas. Salió bien. Multiplicamos el número de personas que estaban en nuestras librerías en un fin de semana. No perdimos dinero, sino que ganamos en las librerías del Fondo. Las ventas de esta campañita subieron en 8.3 por ciento la venta equivalente del año pasado. No sólo se bajaron los precios, aumentó la venta, la recaudación y movimos más libros que de costumbre. Vamos a seguir. Hubo una crítica abundante: ‘¿por qué bajan los precios de los libros?’ Por dos razones: a) Porque podemos; b) porque queremos. Resultaba ridículo… ¿quién está en contra de que baje el precio de los libros?
–La industria…
–Ni siquiera porque cada vez que generas un lector terminan en los libros. A nadie le preocupa. Hay que estar muy perdido, ¿no?
–La preocupación o el tema es: Taibo tiene seis millones de libros. Si suelta al mercado seis millones de libros, algo pasa.
–Pero no puedo. Nadie puede soltar seis millones de libros en el mercado. No hay estructura que los admita. Hay libros que si los suelto…
–Se van a quedar ahí…
–Toda la vida… Estaba viendo las existencias del catálogo histórico del Fondo, y hay libros que ni pidiendo por favor que los compren, los compran. Podemos mover parte del Fondo en las operaciones de estímulo, pero es una parte… Tenemos que hacer otras cosas… tenemos que regalar a bibliotecas, tenemos que regalar a salas de cultura.
–¿El asunto fiscal?
–Es un asunto fiscal muy curioso. Es un asunto fiscal en tu bodega. Si los regalas, regalaste el valor que tenían en bodega, por lo tanto prefieres destruirlos y un Notario da cuenta de la destrucción. Dejan de ser activos fiscales y ya no eres propietario de 10 millones de pesos; eres propietario de nada porque esos 10 millones se volvieron valor cero.
–Si se regalaban, generaban impuestos.
–Sí, si se regalan generan impuestos. No tenemos ese problema. Sólo tenemos que encontrar los caminos para la donación directa, de acuerdo con la normativa que lanzó Hacienda y la iniciativa de Andrés [Manuel López Obrador] de no donar a través de terceros, sino donar directamente. Pero es un problema a resolver en el corto plazo.
–Los libros que el Fondo ha dado más baratos eran libros que estaban en el Fondo.
–Sí, claro. Trabajamos con costos estrictos de producción. La única variante es que la industria editorial multiplica por cinco el costo de producción y yo lo multiplico por tres y un tercio.
–Regalías, autores.
–El precio de tapa. El 10 por ciento sobre el precio de tapa a autores. Se pondrán contentos porque van a vender mucho más.
–Mencionaste que hasta antes de ti el Fondo era una empresa muy de derecha, si nos ponemos en la línea que va del Yunque a Marx, ¿en dónde vamos a andar?
–¿Dónde vamos a andar? A la izquierda de Marx.
–¿A la izquierda de Marx?
–Pues sí. Marx se había vuelto material para estudio en universidades. No, ya en serio: estamos al aire de los nuevos tiempos. Vinimos aquí a ayudar a hacer una revolución que incorpore centenares de miles de lectores; que abarate el precio de los libros para hacerlos accesibles; que abra las puerta cerradas. Bajar el precio de los libros no resuelve el problema. Pues no, pero tampoco las campañas que teníamos todos los años que no aumentaban el número de lectores. No puedes modificar una situación endémica simplemente con un factor de impulso. Tienes que multiplicar los factores de impulso. Tenemos que sentarnos con la SEP para decirle: tú en las primarias vas bien y tienes buen estímulo de la lectura, pero tenemos que atacar juntos las normales para que el profesor normalista salga con la visión de “tengo que crear niños que lean para que se diviertan”. Es un trabajo que se debe hacer. Esperamos estar en todas las normales.
–Supongo que los libros infantiles del Fondo tendrán mucho más movimiento.
Mucho más. Estaban en el 35 por ciento de la producción editorial del Fondo. Era muy sorprendente. ¿Cómo una editorial reputada como académica, de academia superior, el 35 por ciento de su producción eran libros infantiles?
–Muy exitosos.
–Muy exitosos… El Fondo había encontrado un modo de financiamiento con los libros infantiles.
-Que también van a bajar…
–¿De precio? En eso estamos. No es fácil. El libro infantil reúne ilustración, color, etcétera, pero ahí vamos, encontrando claves. Vamos a empezar a producir algunos libros que te puedan permitir salir del circuito de la librería, de la clase media o de los sectores populares. Buscamos llegar a la ranchería con un libro que te cueste siete pesos.
–Si la calidad es buena… porque esta es una preocupación que han tenido algunos de tus detractores. Si la calidad del libro es buena, el Fondo los publicará, cualquiera que sea su tendencia ideológica…
–Mis detractores tienen un problema: todavía no se enteran que perdieron las elecciones. Alguien debería informales que perdieron las elecciones. Ya que les informaran esto, les caería el veinte de que hay un nuevo proyecto nacional, un nuevo impulso, unas nuevas lógicas. Al margen de esto… firme órdenes de reedición la semana pasada de autores que no leo y que no me gustan. La labor de una editorial importante como el Fondo, es la pluralidad. Soy muy guevarista en esto: creo que las ideas se combaten con ideas, no con censuras. Lo que no vamos a hacer, como se hizo durante años, es libros de favores. Tú me publicas, yo te invito a un congreso en Bulgaria, ah, ya vas. De esos, no vamos a ser. Había un exceso de producción y un camino de producir y a la bodega, y hay que pararle.
-¿El Fondo continuará coeditando con editoriales privadas?
-Sí, estamos en pleno movimiento para coeditar. Con todas hay proyectos muy variados, pero sobre todo con aquellas que estaban importando libros de España en euros y que hacían que una novela interesante llegara aquí en 400 pesos… entonces la propuesta es: la coeditamos, la bajamos a 180 pesos, tú la vendes en librerías y nosotros en nuestras propias redes. Le damos un bajón al precio. Hasta ahora he ido con 7 u 8 editoriales y están de acuerdo.
-¿Con best sellers también?
-Esa es una definición artificial. Hay bestsellers de todo. Bestseller soy yo y la mamá de Sthepehn king. ¿De quién?
-De George R. R. Martin, por ejemplo, que es tu amigo.
-Claro. Si pudiéramos publicar a George yo sería muy feliz. George vende mucho. Son muy caros por la importación, derechos, pero además George es un escritor fenomenal. Lo bes seller no te califica o descalifica…
-No, pero sí se hará un esfuerzo para acarrear ese tipo de libros que normalmente no están en el Fondo.
Yo diría que sí. Era una debilidad del Fondo decir: no, aquí no publicamos literatura contemporánea. Publicamos, en obras empastastadas y de 600 pesos a ciertos autores y mucho ensayo sobre literatura. Y yo decía: es como el sexo virtual, colega. Primero una novela y luego el ensayo sobre la novela, hombre.