BADIRAGUATO, LA CUNA DE "EL CHAPO" GUZMÁN

23/02/2014 - 12:00 am
Una de las fotos más recientes de "El Chapo" antes de su arresto
Una de las fotos más recientes de "El Chapo", difundidas meses antes de su arresto del 21 de febrero de 2014.

Ciudad de México, 23 de febrero (SinEmbargo).– “¡No lo vamos a volver a ver!”, exclama con las palabras cortadas y ahogadas, Marta Sánchez, quien nació en Boca de Arroyo, Badiraguato, hace 36 años. Responde desde la caseta telefónica de ese municipio a la pregunta de cuál es el panorama en ese terruño, el mismo de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” Guzmán, detenido ayer por elementos de la Secretaría de Marina (Semar).

Porque ahora, la zozobra y el miedo son los fantasmas sobre los cerros de Badiraguato. Lo explica ella, encargada de la telefonía fija del lugar, quien sostiene sin reparos, que “El Chapo” Guzmán representó para los de esa tierra, la protección más certera dada  la expansión de los cárteles formados en Michoacán y Tamaulipas, como Los Zetas. La más certera y la única. Marta admite que aunque Badiraguato es el municipio al que se le adjudica haber dado al mundo “capos” poderosos del narcotráfico, no cuenta con seguridad por parte de ninguna autoridad, ni federal ni estatal.

“Nos sentimos tristes… Ya ve lo que está pasando en Tamaulipas y Michoacán. Y eso, aquí no lo tenemos. Y haga de cuenta que nosotros nos sentíamos protegidos por él (por “El Chapo”). Es un personaje muy mencionado a nivel nacional, a nivel internacional. Si usted quiere, claro, en el mundo de las drogas. Pero también tenía algo bueno: aquí no entraban criminales. Criminales como Los Zetas que eran terribles. Aquí no se paga derecho de piso. Aquí todos trabajamos a las posibilidades de uno, pero sin pendientes de secuestros. Sin nada de eso, porque teníamos el respaldo de que en estas regiones, él tiene a su familia, y aquí lo protegen a uno…”, dijo sin reparos apenas conoció el tema de la llamada.

En las siguientes horas de la detención de “el hombre más buscado del mundo”, pocos teléfonos fueron atendidos en Badiraguato, Sinaloa. El Presidente municipal, Mario Alfonso Valenzuela López, se encontraba en Culiacán -la capital del estado- con las líneas cerradas. Pero el teléfono de la caseta donde Marta Sánchez trabaja todos los días de ocho de la mañana a tres de la tarde, sí estaba disponible.

A Sin Embargo MX le dijo:

¿”El Chapo” iba a La Tuna, a visitar a su mamá, doña Consuelo Loera?

–Claro que sí. Ahí él tenía su casa. Era su casa…  Con reuniones familiares. Con velorios…

–¿Ustedes (los habitantes) lo presenciaban?

–Sí, porque se manejaban con prudencia… Sobre todo con respeto. Con familiaridad. Como cuando tú asistes a una fiesta de familiar.. Así era

¿Lo llegaste a ver?

–Desgraciadamente lo vi en velorios… De familiares allegados a él.

BADIRAGUATO Y LA POBREZA

Enclavado en la sierra, ingreso a la región bautizada como “El Triángulo Dorado” –cuyos vértices son Durango, Chihuahua y Sinaloa- Badiraguato, Sinaloa, es uno de los municipios con mayor índice de marginación, según el Censo 2010 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi).

La dramática circunstancia se reparte en 11 rancherías dispersas, alejadas entre sí. Con su idílica apariencia, los cerros y arroyos hacen paradójico el paisaje ahí, donde las casas son de lámina y cartón, y muchas mujeres y niños carecen de zapatos. Los mapas del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social lo tienen pintado color marrón; es decir “en emergencia alimentaria”.

Pese a todos los indicadores, ni Oportunidades ni la Cruzada Nacional contra el Hambre, los programas estelares de la política de Desarrollo Social del gobierno de Enrique Peña Nieto, lo incluyeron en sus padrones de ayuda.

En la década de los cincuenta, cuando “El Chapo” (un sobrenombre común en la región cuando se tiene aspecto regordete y baja estatura) vio la primera luz, las cosas no eran de otro modo. De hecho, fue en esa época en que esa tierra se encerró en un círculo. Óscar Aguilar Soto, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), expone que el drama de Badiraguato puede resumirse así: “Falta de empleo y ausencia de ingreso sistemáticas; luego, el narcotráfico como única opción, como esperanza de todo”.

En los años cuarenta, también nacieron en el mismo Badiraguato, Pedro Avilés Pérez; Ismael Zambada García, “El Mayo”, y Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”; 10 años después, llegaron Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto” y Rafael Caro Quintero, "Rafita". También nacieron y crecieron ahí, los cinco Beltrán Leyva, primos de “El Chapo”.

En 1970, el cultivo de mariguana se expandió en la sierra de Badiraguato y por ese motivo, el gobierno federal envió a las primeras tropas del Ejército a las comunidades para atrapar sembradores. Siete años después, arrancó la Operación Cóndor, que significó la distribución de 10 mil soldados. Desde entonces hasta ahora, los panteones con tumbas de adolescentes y jóvenes son la crónica más fiable de una tragedia incesante.

Las llamadas de atención provienen de todas las instancias relacionadas con el municipio.

Ángel Robles, ex Presidente municipal en el trienio 2011-2013 y maestro rural, plantea que sólo la Educación podrá darle un viraje al intrincado destino de Badiraguato.

“No, no, no, no es el narco el problema. Ni lo que queda del narco. O lo que vaya a ser del narco. Es el hambre”, dijo a este medios Robles, quien en una entrevista publicada en agosto pasado se ahogaba en suspiros, enojos y la afectación que deja la desesperanza. Recompone: “Es el hambre. Y el hambre no puede atacarse porque estamos solos. Nos temen por un mote mal puesto. Por un estigma equivocado. El estigma del narco lo estamos pagando con hambre”.

¿Cómo se administra la mala fama de un pueblo?

–Dicen que hieren más las palabras que un puñal. Dicen que matan más los estereotipos que las balas”.

Los directores del Centro de Estudios Justo Sierra (Cejus), que ha servido de internado a niños de la sierra en condiciones de miseria, coinciden con él. El centro se encuentra en una profunda crisis en la que los docentes ponen de su bolsa para atender a los internos. Mario Arredondo, Francisco López y Jorge Antonio Cruz López, los directivos, indican que la encrucijada es tremenda: o se le da presupuesto a la educación y alimentación de los que nacen ahí, o habrá esperanza en otro lado.

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