La zona de Irapuato donde viven familias de policías de varias corporaciones, es escenario de violencia cotidiana. Guanajuato cerró el 2020 con 82 policías asesinados.
Irapuato, Guanajuato, 23 de enero (PopLab).- “Agarro a mis hijos, nos bajamos de la cama, nos tiramos al suelo y ahí nos quedamos, yo los abrazo y les digo no se muevan, hasta que ya no oímos balaceras”. Algunas noches, el suelo es el colchón de la familia Fernández, mientras el padre abraza a sus hijos, “rezas pidiéndole a Dios que amanezca porque la noche se pone de terror en toda la colonia”. En la Constitución de Apatzingán, en el municipio de Irapuato, los estallidos de armas de fuego de diversos calibres rompen el silencio y entre ellos sobresalen los disparos de “Cuernos de Chivo”.
Aunque en el día no es diferente. Esta colonia ha sido el triste escenario de asesinatos, ataques, privaciones ilegales de la libertad y es donde familias rezan por seres queridos a quienes les han quitado la vida. Apenas el domingo pasado, hombres armados ingresaron a una vivienda, asesinaron a un hombre quien intentó evitar que privaran de la libertad a su esposa Ofelia, agente activo de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado, sin lograrlo. 24 horas después, el cuerpo de la oficial fue localizado sin vida en los límites de Irapuato y Salamanca, a la altura del crucero de Chico.
Del asesinato de Ofelia y el de Héctor Lira Muñoz también agente de las FSPE, asesinado el 30 de diciembre en la colonia Azteca en Irapuato, no hubo lamentaciones del gobernador el estado, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo como sí lo hubo con el diputado local del PAN, Juan Antonio Acosta Cano, asesinado en Juventino Rosas.
Mucho menos el secretario de seguridad Pública del estado Alvar Cabeza de Vaca, quien tampoco informó de esas dos bajas entre policías estatales, aunque el 11 de enero dio el pésame a través de sus redes sociales a la familia y los compañeros de FSPE por el asesinato del inspector Fermín “ejemplo de Honor, Valor, Gloria, Sacrificio y Lealtad, quien muere en acción por defender la tranquilidad y la Paz de los guanajuatenses”.
ZONA NORORIENTE DE IRAPUATO, BAJO ATAQUE
La colonia Constitución de Apatzingán se ubica a espaldas de la doceava zona militar, en esta área viven policías municipales, policías estatales, agentes de la Guardia Nacional y del Ejército.
Solo la barda perimetral separa a los militares de los ciudadanos irapuatenses que viven en la zona nororiente conformada también por las colonias San Isidro, Emiliano Zapata, Lázaro Cárdenas y Las Fuentes.
En la Apatzingán como le llaman, la mayoría de sus viviendas son de ladrillo rojo, pocas se cuentan en construcción o mejoramiento, los techos de algunos son de lámina o cartón, los lotes baldíos por docenas se encuentran llenos de basura, escombro y muebles viejos, en sus calles de tierra los autos abandonados abundan, estos han sido mudos testigos de diversos hechos violentos, y al interior de los hogares, las familias viven con miedo.
Aunque algunos habitantes como Pedro normalizan la violencia como parte de un proceso al que se van acostumbrando: “ya es de diario” los ataques o los disparos de armas, dice mientras ríe, los gobiernos nada hacen, “todos vienen a robar”.
Por su parte, el pilar de la casa de la familia Fernández, comerciante de profesión explica que su familia conformada por su esposa y tres hijos menores de entre 10 y 5 años. Aunque llegaron a vivir a la colonia porque las rentan son baratas, oscilan entre los 500 y los 800 pesos por mes, no se pueden acostumbrar.
“En la noche no puede dormir uno, es una balacera que nombre, parece que estamos en guerra, carros por allá quemando llantas, motos, se oyen cuernos de chivo, pistolas de todo calibre en la noche, no dejan descansar a la gente, ya los niños no salen ni a jugar por lo mismo”.
Y aunque pareciera que se están acostumbrando a ver las balaceras, “a ver la gente como la matan, como la tiran, pero a la hora del tiroteo se asusta uno por nuestros hijos, nos da miedo. Yo agarro a mis hijos y nos bajamos de la cama, nos tiramos al suelo y ahí nos quedamos” incluso se han quedado dormidos a un lado de la cama “pidiéndole a Dios que amanezca porque en la noche es cuando se pone de terror toda la colonia, empiezo a rezar y le pido a Dios que ya amanezca porque mis hijos empiezan a llorar, porque sí saben ellos, mis hijos han visto cómo balacean gente y empiezan a llorar”.Cree que el miedo no solo lo siente él, también sus vecinos “nos aterrorizamos, se oyen las balaceras y a uno no le queda más que tirarse al suelo”.
Últimamente los estruendos secos de las armas de fuego se escuchan todos los días en la zona. Incluso a partir de las 22:00 horas se autoimpusieron no salir a las calles porque es cuando los cuernos de chivo, armas de todos calibres se escuchan en esta zona, “parece que estamos en guerra”.
LAS BALACERAS IRRUMPEN
Sin embargo los días no son diferentes en las calles de la colonia Constitución de Apatzingán, sobre la calle Nicolás Bravo esquina con Constitución 17, dos jóvenes en motocicleta entre las 11:00 y las 11:30 horas de este martes arribaron a la zona donde se realizaba el tradicional tianguis de la colonia y entre la gente, comenzaron a disparar contra un hombre. Las balas no hirieron a su objetivo.
Las personas comenzaron a gritar, algunos comerciantes corrieron dejando su mercancía, otros agarraron lo más preciado, su familia y abandonaron el lugar, pero otros, ya cansados de tantos hechos de violencia, hicieron frente a los agresores, que lograron huir.
“Una señora empezó a llorar y llorar y enfrente unos niñitos chiquitos de 4, 5 añitos que no tienen nada que ver y las mamás empiezan a llorar y los abrazan, es una cosa que yo como hombre (digo) ya basta, ya estamos hartos de todo eso, en qué hora se convirtió nuestro estado en tanta matazón”.
La gente que va (a vender) al tianguis viven de una ropita, un par de zapatos, viven de un pantalón que venden (…) y llegan estos tipos a tirar balazos donde sea y la pobre gente… Unas ni alcanzaron a recoger sus cosas, se fueron, ahí dejaron las cosas tiradas” relataron testigos.
Según contaron moradores, al lugar arribaron elementos de la Guardia Nacional, dieron una vuelta y se retiraron, no hubo detenidos. A los policías municipales no los vieron en el lugar.
Posteriormente, según versiones de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Irapuato, elementos de policía municipal atendieron el reporte de detonaciones de arma de fuego en la zona, sin encontrar nada, pero al momento de retirarse detectaron a una pareja de jóvenes en motocicleta que hizo caso omiso a la orden de los agentes para que se detuvieran, comenzando una persecución en calles aledañas, finalmente detuvieron a los dos jóvenes por circular en la motocicleta sin número de serie, aunque no les encontraron armas.
La balacera del tianguis se realizó en la misma calle, a unos metros de la vivienda donde el domingo pasado hombres armados ingresaron y asesinaron a un hombre que intentó evitar que sustrajeran a su esposa Ofelia, agente activa de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado, que se encontraba en su día de descanso.
Un día después, alrededor de las 20:30 horas, el cuerpo de la agente fue localizado debajo del puente vehicular entre los límites de Irapuato y Salamanca, aunque la autoridad de forma oficial no confirmó la identidad.
En esta zona también, la madrugada del 21 de noviembre pasado, del interior de un centro de rehabilitación ubicado también en la calle Nicolás Bravo, fueron privados de la libertad dos de los encargados del anexo, que al escuchar ruidos en la vía pública salieron a revisar que pasaba, al encontrarse con hombres armados intentaron encerrarse, pero a golpes derribaron la puerta para privar de la libertad a los dos encargados del inmueble. Uno fue liberado 24 horas después y el segundo más tarde.
REINICIA EL CONTEO: CUATRO AGENTES CAÍDOS
El lunes 11 de enero, el inspector Fermín “N” acudió al municipio de Villagrán junto con otros compañeros de las FSPE, así como elementos de la Guardia Nacional, luego de que se reportara a civiles armados en la comunidad de Santa Rosa de Lima; al llegar, hubo varios enfrentamientos en las inmediaciones de la comunidad, donde el oficial resultó lesionado y posteriormente falleció. Hubo otras 8 personas fallecidas, un guardia nacional herido y la detención de cuatro civiles.
Días después, la madrugada del sábado 16, en el municipio de Apaseo el Alto fueron localizados los cuerpos de una pareja al frente de un vehículo calcinado, en la comunidad de Ojo de Agua de la Trinidad. Se trataba de una mujer de unos 26 años de edad, identificada extraoficialmente como Daniela, quien había trabajado en el gobierno municipal como oficial de Tránsito hasta mediados del año pasado. El hombre, de aproximadamente 35 años, era originario de Querétaro. Ella estaba desnuda, él no, pero ambos con huellas de tortura. Los dejaron con una cartulina y un mensaje.
Posteriormente, el día lunes 18 de enero, se registró el homicidio de un oficial municipal, José de Jesús, en la colonia El Granjeno. El policía estaba de descanso; según trascendió, había tenido una participación destacada en la detención, en León, de una célula criminal de la que se informó el domingo, donde tres sujetos fueron señalados como presuntos sicarios. Las autoridades les atribuyen más de una docena de ejecuciones, en muchos casos decapitaban a sus víctimas. En este operativo participaron Agentes de Investigación Criminal de la FGEG, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado y de la SSP de León.
Horas más tarde, ya avanzada la noche, el cadáver de una agente estatal reportada como desaparecida fue encontrado con heridas de arma de fuego y de tortura cerca de la comunidad de San Vicente de Flores, en Salamanca. Un día antes la habían sustraído con lujo de violencia de su casa en la colonia Constitución de Apatzingán, donde asesinaron a su esposo.
Pese a la intensa movilización de sus familiares, vía redes sociales, para dar con su paradero, unas 24 horas después se confirmó que la persona encontrada sin vida debajo del puente “Crucero de Chico”, en la carretera Salamanca-Irapuato, era Ofelia. Tenía apenas 30 años de edad y deja dos hijas en la orfandad.
Tras el asesinato de Ofelia, la agente de las FSPE en los límites entre Salamanca e Irapuato, la titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública en el estado, Sophia Huett dijo que si bien el homicidio de la oficial “agravia a las instituciones“, este ocurrió cuando “la compañera se encontraba de descanso”, con lo cual la funcionaria descarta que “el móvil tenga que ver con sus funciones operativamente hablando en el instante en el que perdió la vida, (aunque) se trata de un hecho que duele”.
Huett dijo que solicitó a la Fiscalía General de Guanajuato un avance pronto en las investigaciones.
CÁRTELES CON CAPACIDAD DE FUERZA
La también vocera de seguridad reconoció la capacidad de fuego del crimen organizado, pero enfatizó que nadie puede tener más “capacidad de fuego de la que tiene el estado” y que “jamás la autoridad va estar estar rebasada y menos en Guanajuato”, a pesar que en los últimos tres años la entidad esta en el primer lugar nacional en el número de policías asesinados.
Incluso dijo que para evitar los asesinatos de policías, en la Secretaría de Seguridad Pública del Estado se reforzaron protocolos, realizan inspecciones diarias en las medidas de seguridad de cada despliegue, fortalecieron la capacitación y equipamiento, pese a ello en los primeros veinte días de enero van dos policías estatales y uno del municipio de León, asesinados, además de una expolicía.
Solicitó detener el tráfico de armas, luego que en los últimos 5 meses corporaciones de los tres niveles de gobierno han asegurado casi 800 armas de fuego en el territorio estatal, “es un reflejo que hoy tenemos organizaciones delictivas con capacidad de fuego y como nación es una necesidad urgente poder parar el tráfico de armas”, aunque, insistió que esta capacidad es mayor en el Estado, concluyó.