La mayoría de los investigadores cree que la COVID-19 se originó en los murciélagos, pero todavía se desconoce cómo dio se transmitió a las personas.
Madrid, 22 de noviembre (AS).- Ha pasado casi un año desde que la ciudad china de Wuhan detectó los primeros casos de COVID-19 y nueve meses desde que el virus se extendió por todo el mundo causando una pandemia con graves consecuencias. Sin embargo, su procedencia es todavía una incógnita que la Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere resolver. Según informa la revista Nature, OMS ha comenzado a investigar el origen real del coronavirus para poder prevenir futuros brotes. Para ello, un grupo de investigadores se ha trasladado a Wuhan con la misión trazar la ruta que ha seguido.
La misión investigación tendrá dos fases y estará a cargo de un grupo internacional compuesto por epidemiólogos, virólogos e investigadores con experiencia en salud pública, salud animal y seguridad alimentaria cuyos nombres no han sido revelados. El equipo celebró su primera reunión virtual, incluyendo a los investigadores en China, el 30 de octubre, y está revisando la evidencia preliminar y desarrollando protocolos de estudio, aseguran desde la OMS.
Multispeciality international team announced:
“Where an epidemic is first detected does not necessarily reflect where it started”… Been barking up the wrong (China) tree? fyi @thespybrief Don’t expect conclusive findings. https://t.co/SCEAlBjIvb— Deborah A Nicholas, M.D. (@AE1TT) November 19, 2020
LA INVESTIGACIÓN COMIENZA EN WUHAN
La primera fase comenzará en Wuhan, antes de extenderse al resto de China y otros países. Allí, los científicos chinos examinarán en profundidad el mercado de carne y animales de Huanan, donde se cree que surgió la enfermedad después de que muchas de las primeras personas contagiadas lo hubieran visitado. Probablemente, después viajen investigadores internacionales para revisar los resultados.
El papel que jugó el mercado en la propagación del virus sigue siendo un misterio porque, al detectarse los casos, se cerró precipitadamente y se sacrificó a los animales sin tomarles ninguna prueba. No obstante, sí se tomaron muestras de piezas congeladas, aunque ninguna evidenció la presencia del SARS-CoV-2, según un informe publicado por la OMS el 5 de noviembre. En cambio, un 8 por ciento de las muestras ambientales, especialmente las extraídas de tuberías y desagües, sí dieron positivo en coronavirus. Asimismo, el documento recoge un estudio de la pasada primavera que encontró que el 14 por ciento de los gatos de Wuhan, domésticos o salvajes, dieron positivo. “Los estudios preliminares no han generado indicios creíbles que permitan reducir el área de investigación”, afirma el informe.
El equipo también investigará los animales salvajes y de granja que se venden en el mercado, incluidos zorros, mapaches y ciervos, así como los viajes de los animales por China y a través de las fronteras. Además, se analizarán los registros hospitalarios de Wuhan para averiguar si el virus ya se estaba propagando antes de diciembre de 2019. Para ello, los científicos entrevistarán a las primeras personas diagnosticadas con COVID-19 y, con el objetivo de encontrar anticuerpos contra el virus, examinarán las muestras de sangre del personal médico, los técnicos de laboratorio y los trabajadores de las granjas recogidas en las semanas y meses previos a diciembre.
PLANES A LARGO PLAZO
En la segunda fase se abordarán estudios a más largo plazo y quizá fuera de China, ya que “el lugar donde se detecta una epidemia por primera vez no refleja necesariamente dónde comenzó”, afirma el informe de la OMS. Concretamente, los futuros estudios podrían centrarse en murciélagos de países vecinos, en el sureste de Asia. En cualquier caso, la OMS afirma que la misión estará guiada por la ciencia y “será de mente abierta, iterativa, sin excluir ninguna hipótesis que pueda contribuir a generar evidencia y acotar el enfoque de la investigación”.
UNA ARDUA TAREA
La mayoría de los investigadores opina, hasta el momento, que el virus se originó en los murciélagos, aunque todavía se desconoce cómo saltó a las personas. De hecho, puede haber “más de 500 especies susceptibles de actuar como organismos intermediarios”. Ya ha habido otros coronavirus que han pasado a los humanos a través de un animal huésped intermedio, como el SARS de 2002-04, que probablemente llegó a las personas a través de los perros, mapaches o las civetas, lo que pone a estos animales en el punto de mira para futuras investigaciones.
Los científicos son conscientes de la dificultad que conlleva encontrar el origen de la COVID-19 dada la amplia gama de posibilidades. “Encontrar un animal con una infección de SARS-CoV-2 es como buscar una aguja en el pajar más grande del mundo. Puede que nunca encuentren el animal”, afirma Angela Rasmussen, viróloga de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York.
Esta complejidad se ve agravada por la tensa relación que mantienen China y Estados Unidos, que ha provocado que se oculten datos esenciales para las investigaciones. La gran esperanza de los científicos es ahora que la nueva administración del país estadounidense ayude a que esta misión pueda prosperar. El Presidente electo Joe Biden ya ha dicho que revertirá la retirada de Donald Trump de la OMS.