En la Catedral Basílica de Nuestra Señora de Zacatecas, el principal templo del estado, hay una piedra negra que contrasta con toda la arquitectura de la iglesia, construida en cantera rosa. La leyenda cuenta que esta piedra está maldita y, por ello, tuvo que ser trasladada a un lugar sagrado.
Ciudad de México, 22 de octubre (SinEmbargo).- Zacatecas es un lugar lleno de historia y leyendas que llenan de misterio y sus calles, una atmosfera muy especial para el Día de Muertos. Por ejemplo, en Zacatecas se “pide el muerto” y no “calaverita”, cientos de niños salen a las calles para pedir dulces, mientras cantan: “El muerto pide camote, si no se le cae el bigote; la viuda quiere una ayuda para su pobre criatura que tiene calentura y la panza bien boluda”. Esta tradición tiene su origen en una antigua leyenda.
Se dice que cuando un minero fallecía, la solidaridad de sus vecinos y compañeros se hacía presente para con la viuda y la familia del muerto, por eso aquello de “la viuda quiere una ayuda para su pobre criatura”. Esta tradición se fue transformando con el paso de los años y después fue adoptada por los pequeños, quienes la transformaron en un canto para pedir dulces.
Si abres la puerta y das algo a los niños, entonces tu casa será bendecida con la siguiente oración: “Esta casa está bendita porque sí nos dieron comidita”; pero si te niegas, entonces recibes una maldición: “Esta casa está embrujada porque aquí no nos dieron nada, ni siquiera un vaso de agua”.
Además de esta leyenda, te contamos algunas de las más emblemáticas de Zacatecas, estado que, gracias a su antigua tradición minera, se ha hecho acreedor de un sinfín de mitos.
La Piedra Negra
En la Catedral Basílica de Nuestra Señora de Zacatecas, el principal templo del estado, hay una piedra negra que contrasta con toda la arquitectura de la iglesia, construida en cantera rosa. La leyenda cuenta que esta piedra está maldita y, por ello, tuvo que ser trasladada a un lugar sagrado. La historia se remonta a Vetagrande en los años 1800, donde vivían Misael y Gerardo, dos amigos mineros.
Se dice que estos amigos llegaron a la localidad con la intención de trabajar en las minas y ganar mucho dinero y, mientras hacían sus excavaciones, se encontraron con una hermosa y dorada piedra de gran tamaño, por lo que pensaron que se trataba de una pieza de oro puro. Cegados por la avaricia, comenzaron a desconfiar el uno del otro y a hacer guardias para que ninguno de los dos se robara la piedra.
La sorpresa fue cuando, tiempo después, pobladores de Vetagrande encontraron en la mina los cuerpos de Misael y Gerardo, con la preciosa piedra al lado, que ya no era totalmente dorada sino un poco oscura. Los testigos aseguraron que la roca poseía a las personas para después quedarse con sus almas y, de ahí su color sombrío. Al enterarse el obispo de Zacatecas de esta situación, decidió llevarse la gema y colocarla en la catedral, para evitar que las personas la codiciaran.
Se comenta que la piedra negra aún puede verse desde la Calle del Ángel, en un muro de la catedral de Zacatecas, cerca de una pequeña campaña que suena misteriosamente si alguien se acerca demasiado.
Mina El Edén
Esta mina es uno de los atractivos turísticos más visitados de Zacatecas, fue descubierta 40 años después de la fundación de la ciudad, en 1546; ahora está acondicionada para recibir a miles de visitantes. En su tiempo de mayor auge minero, fue escenario del fatídico desenlace de un minero, cuya ambición le costó la vida.
La leyenda cuenta que en el año 1920 vivía un minero llamado Roque, quien era un trabajador conflictivo y, además, ambicioso. Un día, durante su jornada, se encontró con una pepita de oro que no quería compartir con nadie más, así que descendió a lo más profundo de la mina para ocultarla.
Ya en la noche, Roque bajó a las profundidades de la mina para recoger su oro; sin embargo, cuando estaba tomando su preciado tesoro, hubo un derrumbe que lo dejó sepultado y, aunque sus gritos fueron suficientemente fuertes, sus compañeros no pudieron localizarlo; lo único que encontraron, en uno de los muros, fue el rostro petrificado de Roque, con su casco puesto y como si tratara de pedir ayuda.
El mito dice que, si alguien llega a encontrar la valiosa piedra, deberá compartirla o si no, tomará el lugar de Roque. Los visitantes a la Mina El Edén aún pueden ver la imagen de Roque petrificada en una de sus paredes.
La Calle de Tres Cruces
Una de las principales vialidades de la capital del estado es la de las Tres Cruces, que tomó su nombre después de un lamentable suceso ocurrido hace más de 250 años, cuando en esa calle vivía Don Diego de Gallinar, un hombre de buenas costumbres, quien recibió en su morada a su sobrina, Beatriz Moncada, una hermosa joven que había quedado en el desamparo cuando sus padres murieron.
Aunque la joven tenía muchos pretendientes, ninguno había logrado cautivarla, excepto uno: Gabriel, un joven indígena a quien le tomó cariño por haberle demostrado amor puro. Cada noche, él le dedicaba una serenata y ella le correspondía saliendo a su balcón; aunque de esto no estaba enterado Don Diego, quien ya había hecho planes para casa a su sobrina con su hijo, Antonio de Gallinar, en un matrimonio arreglado.
Una noche, Don Diego descubrió las serenatas que le hacía Gabriel a su sobrina y, montado en cólera, comenzó una afrenta con el joven, que terminó con la vida de Don Diego. De manera traicionera, uno de los sirvientes del hombre que yacía en el suelo sin vida, atacó a Gabriel, dejándolo también malherido de muerte. Beatriz, al ver toda la escena, se arrojó desde su balcón cayendo de cabeza y muriendo al instante.
El cuerpo de Beatriz cayó junto a los de Don Diego y su enamorado; desde entonces, en memoria de los difuntos, se colocaron tres cruces y, pasado el tiempo, se convirtió en el nombre oficial de la calle, ahora una parada turística del estado.
La Mujer de Piedra
En el municipio de Guadalupe es muy popular el Panteón Herrera, conocido también como el Panteón de los Pobres, y su popularidad se debe a que alberga una lápida sobre la cual posa una mujer hecha de piedra. La escultura parece estar llorando sobre la tumba, sosteniendo una vela en la mano derecha y un pañuelo en la izquierda, mientras su cara refleja mucha tristeza. De esta triste escultura existen varios mitos.
El más conocido refiere que se trata de una abnegada madre, quien perdió a su único hijo y, negada a la idea de haberlo perdido, todas las noches entraba al panteón para llorar en su tumba. Una ocasión, los cuidadores del lugar la vieron entrar por la tarde, pero ya no salió. La buscaron, pero nunca fue encontrada, solo encontraron, sobre la tumba del hijo, a una mujer de piedra con el rostro de lamento.
No te puedes perder estas y otras leyendas que envuelven a Zacatecas y perderte entre sus callejones y calles llenas de historia; además, puedes disfrutar del Festival de Día de Muertos, que tendrá diversas actividades, entre ellas, un concierto de Regina Orozco. Tampoco dejes pasar la oportunidad de hacer el recorrido especial de leyendas zacatecanas, en donde esta y otras historias, son contadas a detalle por un personaje histórico de Zacatecas.