En Veracruz, Puebla y Zacatecas, los de Nemesio Oseguera contienden con Los Zetas; en Nuevo León y Tamaulipas, con Los Zetas, El Golfo y el Cártel del Noreste; mientras que en Guerrero pelean con Los Rojos, Cártel Independiente de Acapulco (CIDA) y Guerreros Unidos, entre otros. En el Estado de México son enemigos de La Familia Michoacana; en Morelos, del Cártel Tlahuica y Los Mayas; y en Chihuahua, del Cártel de Juárez y Sinaloa.
Tijuana/México, 22 de octubre (Zeta).- Aunque el Gobierno Federal asegura que no existe una organización criminal que domine el país, autoridades locales reconocen que los índices de violencia se incrementaron con la presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en 25 de los estados en los que opera, desatando el terror especialmente en Baja California, Guanajuato, Michoacán, Veracruz y Jalisco.
La producción y el trasiego de drogas, el apoderamiento de territorios a través de la extorsión y el secuestro, el robo de combustible, el lavado de dinero y una violencia brutal, son el sello del grupo delincuencial considerado el más poderoso de México por parte de autoridades de Estados Unidos.
Pese a que la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador minimiza la expansión del CJNG, pintándolo como una fantasía, es el cártel más combatido en los primeros meses del sexenio, mediante acciones de aseguramiento de cuentas bancarias, la desarticulación de algunos de sus vínculos en el Poder Judicial Federal y unas cuantas detenciones.
Sin embargo, lo hecho hasta el momento por las autoridades mexicanas, más por presión del país del norte que por iniciativa propia, todavía no se traduce en una reducción del poder de la organización que presuntamente encabeza Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, en coparticipación con sus socios y cuñados “Los Cuinis”, de la familia González Valencia, de Aguililla, Michoacán.
El combate a Jalisco ha tenido efectos colaterales, además de la violencia entre células de mafiosos y el ataque a policías, la desacreditación de funcionarios inmersos en la inactivación de las operaciones criminales, ya sea a través de la “inteligencia” o de la represión, como se sigue haciendo en diversos estados. Jefes policiales y secretarios de seguridad han tenido que renunciar a sus cargos, unos por señalamientos y otros por amenazas o miedo.
Tras hechos violentos como los ocurridos en la segunda semana de agosto de 2019 en Uruapan, Michoacán, donde 19 personas fueron asesinadas y colgadas en puentes vehiculares, y la aparición de un video donde se señalaba a algunos gobernantes supuestamente vinculados al crimen organizado, el Presidente López Obrador pidió públicamente a los integrantes del CJNG “no perjudicar a la población”.
Primero, fue en julio cuando a través de un videomensaje se acusó al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, de tener nexos con el CJNG. López Obrador defendió a su funcionario y negó cualquier posibilidad de que la versión tenga fundamento. Luego, en agosto, se señaló al mandatario jalisciense Enrique Alfaro de proteger a los contras de ese cártel. El propio AMLO dijo que no hacía caso a ese tipo de comunicaciones de delincuentes.
LA EXPANSIÓN
Informes de autoridades mexicanas y de la Administración para el Control d Drogas (DEA; por sus siglas en inglés), señalaban a finales de 2017 que la empresa delictiva jalisciense, de origen michoacano, operaba por lo menos en 22 estados del país. A poco menos de dos años de distancia, el mapa pinta por lo menos tres entidades más para completar 25 de las 32 que existen en la división política de México.
Los gobiernos de ambos países cuentan con datos de la presencia de células del CJNG en Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Ciudad de México, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Colima, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.
En Estados Unidos se asegura que la presencia del CJNG se ha duplicado, pues en 2015 contaban con datos de sus operaciones en once ciudades, mientras que para 2017 ya había ampliado sus actividades delictivas a por lo menos 14 urbes más.
En su Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas, la DEA indicó que el CJNG trafica principalmente “cientos de kilogramos” de metanfetaminas desde Guadalajara para llevarlos, a través de espacios de cruce en Tijuana, a centros de distribución en Los Ángeles y San José, California, entre otros destinos.
Debido a lo anterior, el gobierno norteamericano creó una Fuerza de Tarea contra el Crimen Organizado Trasnacional para combatir a las que consideran las “cinco organizaciones criminales identificadas como amenazas máximas para el país”, entre las que se encuentran tres cárteles mexicanos: Jalisco, Sinaloa y El Golfo. Incluso, en octubre de 2018 a DEA anunció que subió a 10 millones de dólares la recompensa por información que lleve a la captura de Nemesio Oseguera “El Mencho”.
La DEA reveló el primer día de agosto de 2019 que Oseguera Cervantes se esconde en las zonas montañosas entre Colima, Jalisco y Michoacán, donde creó su propio “triángulo dorado” para protegerse. En su informe de investigación, estima que la conducta del líder del CJNG es similar a la de Joaquín “El Chapo” Guzmán, del Cártel de Sinaloa, quien no permanecía mucho tiempo en un solo sitio, ni en un mismo tipo de inmueble.
Por su parte, el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, descartó en septiembre último que exista un cártel que domine en todo el país y asegura que solo hay organizaciones criminales con asiento regional, como ocurre en Jalisco o en Guanajuato. El funcionario federal que echa por tierra la existencia de macro agrupaciones criminales, agregó que las fronteras con EU son especialmente complejas, como el caso de Baja California y Tamaulipas.
LOS TERRITORIOS
Según el reciente análisis anual de la agencia estadounidense de inteligencia Stratfor, la fragmentación de los cárteles continúa, lo que ha derivado en pugnas entre células por el control de territorios y ha acrecentado la violencia en México en una “guerra sin fin” y un resquebrajamiento del CJNG, “el más agresivo de México, que tiene abiertos frentes de batalla con sus rivales de Sinaloa y Nueva Plaza, lo que podría agravar la situación”.
Autoridades mexicanas tanto de la anterior como de la actual administración federal, reconocen la presencia del CJNG en las diversas entidades, incluso en Ciudad de México, a cuyos gobernantes les costaba mucho admitir que existen organizaciones criminales en la gran Capital. Ahí ocurren disputas entre las bandas locales que se autodenominan “cárteles” de Tláhuac y La Unión Tepito con el CJNG por el control de la venta de drogas y la comisión de otros ilícitos.
Desde luego que en Jalisco, Colima y Michoacán se registra la mayor operatividad del clan que encabezan “El Mencho” y “Los Cuinis”, donde se han localizado sus casas de seguridad, campos de entrenamiento y sus narcocementerios. Las balaceras en plenas zonas poblacionales, las fosas clandestinas y las bolsas plásticas con restos humanos abandonadas en cualquier lugar, abierto o cerrado, mantiene la cuota de terror para los habitantes.
El CJNG sostiene una disputa abierta con el grupo Nueva Plaza, liderado por Carlos Enrique Sánchez Martínez “El Cholo”, ex colaborador de confianza de Oseguera en la Zona Metropolitana de Guadalajara y que se extiende a otros municipios rurales de Jalisco. Presuntamente el apoyo del Cártel de Sinaloa al “Cholo” ha exacerbado la violencia que se ve reflejada en el descubrimiento frecuente de cuerpos humanos mutilados o asesinados cruelmente con los consabidos “narcomensajes”.
En Michoacán, balaceras en centros de entretenimiento, cuerpos colgados o agresiones a policías son la constante. Ahí los michoacanos del CJNG que un día fueron parte del Cártel del Milenio de los Valencia, pelean territorios, la producción y el mercado negro de las drogas sintéticas con Los Viagras, Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana, teniendo entre sus aliados y también enemigos a algunos grupos de autodefensa.
En BC y BCS, los del clan jalisciense que tienen de colaboradores a los miembros del Cártel Arellano Félix, están en guerra con el Cártel de Sinaloa que desde hace años dominan la frontera y la península. Además, libra una batalla al interior por el control de la organización tras la ejecución y captura de varios de sus líderes en los últimos dos años.
En Veracruz, Puebla y Zacatecas, los de Nemesio Oseguera contienden con Los Zetas; en Nuevo León y Tamaulipas, con Los Zetas, El Golfo y el Cártel del Noreste; mientras que en Guerrero pelean con Los Rojos, Cártel Independiente de Acapulco (CIDA) y Guerreros Unidos, entre otros. En el Estado de México son enemigos de La Familia Michoacana; en Morelos, del Cártel Tlahuica y Los Mayas; y en Chihuahua, del Cártel de Juárez y Sinaloa.
Una guerra especialmente violenta es la que tiene el CJNG con el Cártel Santa Rosa de Lima en Guanajuato, más que por el control de las drogas, por el robo y trasiego de hidrocarburos. Del poblado de Santa Rosa de Lima, los contras de Jalisco se extendieron a diferentes municipios, adonde se han trasladado las agresiones entre ambas facciones criminales.
Mientras que en Morelos, el Obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, afirmó que 18 alcaldes pagan extorsiones de 100 mil a 500 mil pesos mensuales a cárteles del narcotráfico, entre estos el CJNG. Y en Monterrey aparecen mantas amenazantes a las autoridades porque supuestamente protegen a grupos rivales.
LA NARCOVIOLENCIA
La madrugada del lunes 14 de octubre se registró la más reciente muestra de terror de la organización delictiva de Jalisco, al emboscar a patrulleros de la Policía Estatal en Aguililla, Michoacán, quemar sus patrullas, asesinar a los elementos a sangre fría y robarles el armamento. El hecho ocurrió en la localidad de El Aguaje. El saldo oficial fue de 13 policías estatales muertos y tres heridos. Los sicarios viajaban en camionetas blindadas y antes de huir dejaron narcomensajes dirigidos a Los Viagras y las autoridades.
Sin embargo, a pesar de los discursos de que la violencia es una herencia de gobiernos anteriores y de que no se combatirá al narcotráfico ni a los cárteles, las ejecuciones y hallazgos terroríficos se presentaron desde los primeros días de la administración del actual Gobierno Federal.
El 4 de diciembre de 2018 aparecieron cinco cuerpos baleados sobre la autopista Puebla-Orizaba. El CNJG se atribuyó el hecho, según cartulinas con su firma. El 24 de enero de 2019, en una taquería al Oriente del Estado de México, asesinaron al jefe de plaza de la misma organización, un sujeto apodado “El Chino”.
En un table dance de Salamanca, Guanajuato, el 9 de marzo fueron ejecutadas 15 personas y cinco más quedaron heridas en una agresión reivindicada por el Cártel Santa Rosa de Lima contra integrantes del CJNG. Los agresores fueron captados a través de videos, pero no fueron detenidos. Seis días después, en Tierra Blanca, Veracruz, un policía y cuatro presuntos criminales del bando de Jalisco murieron tras enfrentamientos que terminaron en narcobloqueos con tráileres incendiados y ataques a instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal. Las balaceras duraron tres días.
Nuevamente la tragedia visitó Veracruz la madrugada del 20 de abril, en un salón de fiestas de Minatitlán. Un comando armado acribilló a los asistentes, muriendo 14, entre ellos un menor de edad. Hubo tres heridos más. Presuntamente miembros del CJNG fueron por “El Becky”, al que identificaron como colaborador de Los Zetas. El 12 de mayo, en Salamanca, Guanajuato, el clan delictivo se acreditó el asesinato de Gilberto Muñoz Mosqueda, segundo al frente de la Confederación de Trabajadores de México en esa localidad. Con narcomensajes amenazaron a la alcaldesa y al comisario de seguridad, quien renunció al cargo.
El 23 de mayo, cerca de la carretera Uruapan-Lombardía, Michoacán, se enfrentaron Los Viagras y huestes del “Mencho”. La suma de fallecidos fue de diez personas y tres más quedaron lesionadas. Tres días más tarde, en el mismo Estado, integrantes del CJNG atacaron a policías municipales de Zamora que realizaban su patrullaje, dejando muertos a cuatro gendarmes y nueve heridos. Videos captaron por lo menos 24 camionetas con logotipos del referido cártel en las puertas. La fachada de la casa de un funcionario municipal también fue baleada.
Para el 30 de mayo, los enfrentamientos en Tierra Caliente, Michoacán entre Los Viagras y CJNG continuaron. En Peña Colorada, en Aguililla, ocurrió un primer tiroteo, y cerca de El Aguaje, otra agresión, sin que hubiese muertos o heridos. Pero el 8 de junio se repitieron las balaceras, con saldo de nueve fallecidos, un lesionado y tres detenidos. Los hechos se dieron en los municipios de Aguililla, Buenavista Tomatlán y Paracho de Verduzco.
La flamante Guardia Nacional fue agredida en la comunidad de El Infiernillo, en Pénjamo, Guanajuato, el 8 de julio, cuando miembros del CJNG lesionaron a uno de los policías. El 25 de julio en la plaza comercial Artz Pedregal de Ciudad de México, dos israelíes con antecedentes penales fueron asesinados a tiros dentro de un restaurante. Tras el ataque, una mujer fue detenida. La presunta gatillera declaró que fue contratada por gente del CJNG para eliminar a los extranjeros, quienes al parecer se dedicaban al lavado de dinero.
El 31 de julio, en una hamburguesería de Plaza Galerías en Zapopan, fueron asesinados dos comensales, uno de ellos identificado como Martín Arzola Ortega “El 53”, fundador del CJNG a principios de la década. Estuvo en prisión durante más de siete años.
El 2 de agosto fue asesinado al salir de su casa, en La Paz, BCS, Ricardo Álvarez Olivares “El Bebé” o “El Cabo 39”, miembro del CJNG en Baja California. El mismo día fue baleada la Comisaría de Policía en Valle de Santiago, Guanajuato, con saldo de cinco muertos.
Uno de los hechos más sanguinarios fue el hallazgo de la madrugada del 9 de agosto en Uruapan, pendiendo de puentes vehiculares los cadáveres de 19 personas, al parecer ligados a Los Viagras. Sus ejecutores fueron señalados como integrantes del CJNG. La Secretaría de Marina detuvo a 14 sospechosos de participar en los crímenes, pero ya no trascendió la información del resultado de las pesquisas. Cuatro días más tarde, mediante un video, los del “Mencho” advirtieron que irían contra cualquier persona que respalde a su ex colaborador Juan José Farías Álvarez “El Abuelo”.
La masacre del 27 de agosto en el bar Caballo Blanco en Coatzacoalcos, Veracruz, es la de más muertos en estas disputas criminales: 26 personas fallecieron y más de diez resultaron lesionadas tras la irrupción de un comando armado que arrojó bombas molotov y combustible al local para incendiarlo. Autoridades identificaron al presunto autor intelectual del hecho, Ricardo “N” alias “La Loca”, en una pugna entre el CJNG y Los Zetas. El entonces fiscal Jorge Winkler fue señalado de proteger a los de Jalisco.
Las balaceras siguieron en Tepalcatepec el 30 de agosto, con nueve muertos y once heridos. El ataque fue de los dirigidos por “El Abuelo” Farías contra Jalisco.
LOS DETENIDOS
Durante la actual administración federal, las autoridades han asestado diversos golpeas al CJNG. Ninguna hasta el momento ha hecho posible la captura de Nemesio Oseguera Cervantes. Sin embargo, se advierte que está en el interés del gobierno de Andrés Manuel López Obrador combatir a dicha organización criminal. Así lo muestran algunas de las acciones, como el aseguramiento de cuentas bancarias de empresas e integrantes de esa facción.
El 16 de marzo, policías de Veracruz rescataron a dos menores de edad privadas de su libertad en un domicilio de Boca del Río, no hubo detenidos. Más tarde en Tlalixcoyan fueron asegurados siete vehículos y equipo táctico, presuntamente del CJNG. Un día después, en Cuautitlán de García Barragán, Jalisco, fue detenido Heleno Madrigal Birrueta “El 20”, presunto cabecilla del cártel en la Costa Sur y cinco de sus acompañantes. El 20 de agosto, preso en Puente Grande, Madrigal “se suicidó”.
Otro capturado cercano al “Mencho” fue Adrián Alonso G, “El 8”, quien operaba en Los Altos de Jalisco y Sureste de Guanajuato. El 10 de abril se informó de su detención en un consultorio médico y posterior traslado al Centro Federal de Readaptación Social Número 14 en Gómez Palacio, Durango. Durante un cateo a una casa del “8” en Zapopan fueron asegurados 41 fusiles de asalto, once granadas calibre 40, diez paquetes con droga sintética y dos cajas fuertes: una con más de un millón de pesos y otra con 279 mil dólares en efectivo.
El 26 de abril en Parácuaro, Michoacán, fueron detenidos 16 presuntos miembros del CJNG, quienes portaban armas de alto poder. El 7 de mayo fuerzas federales atraparon en Puebla a Raymundo Isidro Castro Salgado “El Ray”, jefe de plaza en esa entidad. El 29 de mayo, en Ciudad de México cayeron Aldo Azcona “El Enano” y tres de sus colaboradores, uno de ellos colombiano, que se dedicaban a la venta de armas y droga para el mismo cártel. El 23 de junio, en la Capital del país, la Policía detuvo a otros tres miembros del clan.
En San Luis Potosí, el 4 de agosto, agentes federales detuvieron a Edgar Herrera Pardo “El Caimán” o “El Cabo 8”. La Policía siguió la pista de su novia, una modelo de nombre Maine de la Cruz, y llegó hasta la guarida del hombre buscado, quien enfrenta cargos por delitos contra la salud en el penal de máxima seguridad de Puente Grande. En San Juan de los Lagos, Jalisco, fue detenido Alexis “El Chofo”, líder de plaza, acusado de asesinar al comisario de Seguridad Pública local.
Finalmente, el 27 de septiembre autoridades federales dieron a conocer el aseguramiento de 22 armas largas, seis pistolas, 70 cargadores, dos lanzagranadas, ocho granadas calibre 40, más de 2 mil 600 cartuchos, un tubo de cañón, cuatro cañones para lanzagranadas y 18 paquetes que contenían la droga sintética cristal. Los hechos se dieron en el cateo a una residencia de Zapopan, donde fue detenido Carlos “N” alias “El Chicken”, presunto encargado del reclutamiento de nuevos integrantes para el CJNG, además de probable responsable del tráfico de droga a Estados Unidos, Centro y Sudamérica.