Si cerramos los ojos, podemos recordar cuando Anders Breivik cometió primero un atentado en Oslo, la capital noruega -dejando a 8 muertos- y luego partió hacia la pequeña isla de Utoya, donde estudiantes celebraban la reunión anual del Partido Laborista de Noruega y comenzó a disparar a mansalva. A todos les daba dos disparos para asegurar que estaban muertos. Cuando fue el juicio, el terrorista no se arrepintió. Paul Greengrass ha filmado la película para Netflix, 22 de julio: es estremecedora.
Ciudad de México, 22 de octubre (SinEmbargo).- Los estudiantes mueren en todo el mundo. Ahora es el turno de Crimea, donde el viernes, 33 mil personas han acudido a la ceremonia de despedida de las víctimas de la tragedia de Kerch (Crimea, Rusia). El ataque que perpetró un estudiante en su propio centro educativo se cobró 21 vidas, incluida la del agresor, que se suicidó y uno se pregunta hasta cuándo los jóvenes serán los mártires de los psicópatas, los héroes de los gobiernos que los persiguen, el horror de la ultraderecha que los pone como víctimas en un ajedrez que sólo entienden ellos.
En Netflix, ha aparecido la película 22 de julio, un filme de misterios dirigido por Paul Greengrass, que revive el atentado en la isla de Utoya, basándose en el libro Uno de los nuestros (One of Us: The Story of an Attack in Norway – and Its Aftermath), escrito por Åsne Seierstad. El reparto está encabezado por Jonas Strand Gravli, Anders Danielsen Lie, Jon Øigarden, Maria Bock, Thorbjørn Harr, Ola G. Furuseth, Seda Witt e Isak Bakli Aglen.
El filme nos hace pensar que hace apenas dos días que ocurrió la masacre, por el terrorista de ultraderecha Anders Breivik, quien declaró en el juicio que no se arrepiente por el atentado que mató a 77 personas en Noruega.
Después de Jason Bourne, Greengrass ha opinado sobre Anders Brevik: “Él pretendió iniciar una rebelión, creyó que la gente lo seguiría. El fascismo y el supremacismo siempre habían estado ahí, en los márgenes; la gente no los veía, pero sobre todo porque no querían mirarlos. Pero es innegable que los movimientos neonazis son dinámicos y están muy conectados. Y al leer las tesis de Breivik, y al escuchar su testimonio en el juicio, uno se da cuenta de que sus ideas sobre “la traición de las élites”, “la farsa de la democracia” y cómo la globalización impuso el multiculturalismo se han extendido. En el 2011 estaban en los márgenes del discurso político pero, actualmente, ningún líder político de extrema derecha tendría reparos a la hora de asumirlas como propias.”.
El director, que ha dirigido a Matt Damon, es conocido por filmar acontecimientos históricos traumáticos, la masacre de Derry de 1972 en Domingo sangriento (2002), el 11 de septiembre en United 93 (2006) y el secuestro del buque “Maersk Alabama” en Capitán Phillips (2013).
“Yo nací en los años 50, y a lo largo de mi vida he sido testigo de muchos cambios políticos pero nunca de un auge de la extrema derecha tan potente y virulento como el que estamos experimentando. E ignorar eso, cerrar nuestros ojos y nuestras mentes ante ello sobre la base de que si hablamos de ello lo estamos promocionando, es un grave error; sobre todo porque los bárbaros ya están trepando nuestras murallas, y no tenemos tiempo que perder. Lo peligroso es pretender que el peligro no existe”, le dijo al periodista Nando Salvá, de El Periódico.
22 de julio es un filme estremecedor, aunque no se centra demasiado en la masacre, al contrario, uno piensa, ¿cómo es que pudo aparecer Adolf Hitler en los ’40 y la gente estaba a favor de él? Uno piensa en Anders Breivik y no cree bajo ninguna medida que esté loco. Toda su ideología lo sostiene en un solo papel: el que cree sin remedio en todo lo que dice y hace, con una persistencia y una tenacidad tremendas.
Paul Greengrass dice que es optimista, que hay que enseñar en las escuelas, debatir estos temas de la ultraderecha en Europa con libertad y poniendo ejemplos tremendos como el nazismo.
En la película, un chico que es el protagonista se salva con muchas heridas, pierde un ojo, sus piernas están débiles y se pregunta cómo será su futuro. “Soy un cuerpo roto”, dice en el juicio.
“Tú no tendrás a nadie como tengo yo, alguien que me quiera y espere” y esa es su victoria, expresa.