En una carta firmada por el subcomandante Galeano pregunta a sus críticos cómo la intención de que una indígena sea presidenta del país signifique hacerle el juego a la “derecha” y a la “oligarquía” y criticó a los aspirantes a la Presidencia de la República, Margarita Zavala y Andrés Manuel López Obrador.
Ciudad de México, 22 de octubre (SinEmbargo).– El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) respondió a las criticas hechas a su decisión de llevar como candidata a la Presidencia a una mujer indígena en las elecciones de 2018 y de paso cargó contra los aspirantes a ese cargo Andrés Manuel López Obrador y Margarita Zavala del Campo, a quienes llamó “El Mandón” y “La Calderona”, respectivamente.
En una carta firmada por el subcomandante Galeano preguntó a sus críticos sobre cómo la intención de que una indígena sea presidenta del país signifique hacerle el juego a la derecha:
“¿en qué medida la propuesta de que un concejo (con “c”) indígena de gobierno, es decir, un colectivo y no un individuo, sea el responsable del ejecutivo federal, apuntala-el-presidencialismo- se- hace- cómplice- de- la- farsa- electoral-contribuye-a- reforzar-la-democracia-burguesa -le- hace- el- juego- a- la- oligarquía- y- al- imperialismo-yanqui-chino-ruso-judeoislámico-milenarista,- además- de- traicionar -los-altos-principios- de- la- revolución- proletaria- mundial?”.
Y agregó “¿Qué tan sólido estará el sistema político mexicano, y qué tan fundamentadas y consistentes son las tácticas y estrategias de los partidos políticos, que basta que alguien diga públicamente que está pensando algo, y que le va a preguntar a sus demás iguales qué piensan de lo que está pensando, para que se pongan histéricos?”.
El grupo guerrillero cuestionó “¿qué pasaría si su oído y su palabra [ de su candidata] recorrieran el México de abajo?”.
El documento señaló que las críticas a su propuesta posiblemente tengan que ver con que a la oposición le preocupe “que la mujer indígena no sepa hablar bien el español, pero no que el actual titular del Ejecutivo federal no sepa hablar”.
El líder zapatista defiende su propuesta de no postular a un hombre preguntando si “¿habrá también burlas, desprecio, acusaciones de que, por exigir un alto a las agresiones y poner, con su sangre, el tema en la agenda no sólo nacional, sino mundial, le hacen el juego a la derecha? Porque no se están muriendo, las están matando […] ¿Y si se les ocurre la descabellada idea de hacer a un lado a los hombres en las decisiones vitales (sí, de vida)? ¿Y si deciden tomar su destino en sus manos? Algo de eso, o todo eso, ¿sería una maniobra gubernamental para evitar que etcétera?”.
El líder zapatista llamó a cuestionarse si es necesario el asesinato masivo de “losabajos” para que “la clase política vuelva su encumbrada mirada” hacia alguno de ellos y a sus problemas:
“¿Deben resignarse a ser asesinadoas hasta llegar al número que merezca atención? ¿Y si se organizan, y si demandan respeto, y si deciden que ya basta de que el desprecio que reciben se convierta en muerte? ¿Se les dirá que su problemática no es prioritaria, que no es políticamente correcta en general, y contraproducente en lo particular de una competencia electoral, que deben sumar y no restar con sus reivindicaciones?”.
En una parte de la carta abierta, el Subcomandante Marcos hizo alusión a la aspirante panista al líder nacional del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a Margarita Zavala y a su esposo, el ex Presidente Felipe Calderón:
“¿Le molestaría ver y escuchar un debate entre la Calderona de arriba, con sus ropas “típicas” de marcas exclusivas, y una mujer de abajo, indígena de sangre, cultura, lengua e historia? ¿Le interesaría más escuchar lo que prometa la Calderona o lo que proponga la indígena? ¿No querría asomarse a ese choque entre dos mundos?”.
¿No estarían, de un lado, la mujer de arriba, nacida y criada con todas las comodidades, educada en el sentimiento de superioridad de raza y color, cómplice y pretendida heredera de un psicópata aficionado al alcohol y a la sangre, representante de una élite que lleva a la destrucción total a una Nación, señalada por el Mandón como su vocera; y en el otro lado, una mujer que, como muchas, se forjó trabajando y luchando todos los días, a todas horas y en todos los lugares, no sólo contra un sistema que la oprime como indígena, como trabajadora y como pobre, también como mujer, que se enfrentó y ha enfrentado a un sistema reproducido a imagen y semejanza en los cerebros de los varones y de no pocas mujeres, que con todo en contra, hoy, sin saberlo todavía, tal vez tenga que representarse ya no sólo a sí misma, o a su colectivo, o a su pueblo, tribu, nación o barrio originario, también tenga que aspirar a representar a los millones de mujeres diferentes en lengua, color y raza, pero iguales en el dolor y la rebeldía? ¿No estarían, por un lado, una mujer criolla, blanca, símbolo de la opresión, la burla, el escarnio, la impunidad, la impudicia; y del otro una mujer que tendrá que levantar su esencia indígena por encima de un racismo que permea todos los estratos sociales? ¿No sería verdad que, sin apenas darse cuenta, dejaría usted de ser espectadora, espectador, y desearía, desde lo más profundo de sus sentimientos, que en ese debate venciera, en buena lid, la que tiene todo en contra? ¿No aplaudiría que con esa mujer indígena ganara la razón y no la fuerza del dinero?”.