Una red de espionaje conformada por nueve exfuncionarios operó durante el sexenio de Miguel Ángel Mancera para espiar a políticos y servidores públicos de alto nivel como el Presidente Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y muchos más. Esta red, que contaba con equipo de alto nivel pagado con dinero público, espió también a sus familias. La Fiscalía de la Ciudad de México y el Gobierno capitalino ya investigan.
Ciudad de México, 22 de septiembre (SinEmbargo).– Las autoridades de la capital mexicana tienen bajo investigación una red de espionaje que habría operado durante el sexenio de Miguel Ángel Mancera Espinosa, dijeron a SinEmbargo fuentes de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México y del Gobierno capitalino.
Esta red habría sometido a vigilancia al ahora Presidente Andrés Manuel López Obrador, al actual Canciller Marcelo Ebrard Casaubón, a Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno, y a más políticos y servidores públicos de alto nivel. Las autoridades dijeron a SinEmbargo que esta red –operada por funcionarios muy cercanos al exjefe de Gobierno de la capital del país– incluso mantuvo bajo espionaje a las familias de AMLO, Ebrard y Sheinbaum.
De acuerdo con la información proporcionada por las autoridades a este medio, los exfuncionarios sobre los que recae la sospecha son: Héctor Serrano, quien fue Secretario de Gobierno de la capital hasta 2015 y hoy es Diputado federal, Gustavo Alberto Caballero Torres, director de Instrumentación de Políticas y de Tecnologías de la Información, Roberto Hernandez Reyna, quien fue señalado en diciembre de 2018 como el encargado de dirigir el Centro de Espionaje del Gobierno de la capital, y otros ocho exfuncionarios que laboraban en este departamento.
Estos servidores públicos tuvieron acceso a tecnología de punta, capaz de intervenir celulares, manipular contenidos y activar de forma remota diferentes aplicaciones, así como equipo telefónico y de cómputo suficiente, refirieron fuentes de la Fiscalía capitalina y del Gobierno central. Todo pagado con dinero del Gobierno de la Ciudad de México, en ese entonces dirigido por Miguel Ángel Mancera.
El día de hoy, el diario español El País y medios nacionales publicaron una investigación de las organizaciones Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) y Dromómanos, firmada por los periodistas Íñigo Arredondo y Valeria Durán, en la que mencionan esta misma red de espionaje en el reportaje “Club Mancera: el Gobierno oculto de la CdMx”.
Las autoridades capitalinas dijeron a SinEmbargo que esta red de espionaje ya es investigada y se le conoce como “Caso Márquez Sterling”, debido a que las oficinas desde donde se espiaban a funcionarios y políticos se ubicaban en el número 15 de la calle Manuel Márquez Sterling, en la colonia Centro.
Tanto la Fiscalía capitalina, a cargo de Ernestina Godoy, como el Gobierno de la Ciudad de México, coincidieron en que este espionaje habría comenzado desde antes de que Mancera Espinosa fuera Jefe de Gobierno, es decir, cuando era Procurador y conoció a Gustavo Caballero Torres, entonces comandante de la Policía de Investigación (PDI) y quien terminó coordinando la red de espionaje en la que participaron nueve personas quienes trabajaban con el equipo de inteligencia más sofisticado.
“Esta actividad dio inicio cuando Gustavo Alberto Caballero Torres era comandante de la PDI y con él se creó la Unidad de Investigación Cibernética (UIC) de la Procuraduría General de Justicia capitalina, donde conoció a Miguel Ángel Mancera, entonces titular de la dependencia”, señalaron fuentes cercanas a la investigación.
Una vez que el entonces Procurador supo las actividades que se realizaban en la UIC y la información obtenida, comenzó a trabajar de forma directa con Caballero.
“Desde ese lugar y con equipo oficial, además de las investigaciones policiacas de rutina, se efectuaron labores de espionaje para el entonces Procurador, que se mantuvieron cuando fue Jefe de Gobierno”, destacaron las fuentes.
Ya como Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera dio la instrucción de conformar una unidad especial fuera de las instalaciones oficiales de la entonces Procuraduría para que sirviera a distintos fines, entre ellos espiar e investigar a funcionarios públicos, líderes sociales y periodistas.
Fue así como se planeó la estrategia de espionaje en la que participó personal de la entonces Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (hoy Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México) y del Gobierno central.
De acuerdo con fuentes de la Fiscalía capitalina y del Gobierno central, “Caballero invitó a algunos policías, entre ellos Roberto Damián Hernández Reyna, quien era su mano derecha; a ‘Nacho’, ‘Irving’ y ‘Erick’, a quienes les comentó que había un proyecto con Mancera para seguir con las investigaciones, pero en otro lado”.
EL ESPIONAJE DESDE ESTERLING
El 28 de enero de 2013, el entonces Secretario de Gobierno, Héctor Serrano, giró el oficio SG/1817/13 al Contralor General del Distrito Federal de ese tiempo, Hiram Almeida Estrada, para modificar la estructura orgánica de su dependencia y crear un área con nueve plazas, que estaría a cargo directamente de él, según la estructura orgánica.
Así fue que se conformó la Dirección Ejecutiva de Estudios Estratégicos, cuyo cargo se encontraban las direcciones de Instrumentación de Políticas y de Tecnologías de la Información; las subdirecciones de Análisis y proyectos, de Instrumentación y de Desarrollo tecnológico, y las Jefaturas de Unidad Departamental de Redes sociales, de Recolección de Evidencia Digital y de Seguimiento técnico.
En la Dirección Ejecutiva de Estudios Estratégicos, además del titular operaron desde distintos puestos cuatro hombres y cuatro mujeres y se asignaron una camioneta pick up, cuatro automóviles TIIDA y cuatro motocicletas Yamaha, según la información proporcionada por fuetes cercanas a la investigación.
En el edificio de tres pisos, ubicado en la calle Manuel Márquez Sterling, a esta área se le asignó el segundo nivel; en el resto operaba personal de la entonces Procuraduría General de Justicia de la capital, pero todos se encontraban interrelacionados para actuar.
La Dirección Ejecutiva de Estudios Estratégicos operó con el equipo más avanzado de inteligencia que era proporcionado por el Gobierno capitalino a cargo de Mancera.
“Equipo tecnológico GI2, considerado como ‘la maleta táctica activa más avanzada en el mercado de inteligencia y operaciones’, usada para intervenir celulares, manipular contenidos y activar de forma remota diferentes aplicaciones, así como equipo telefónico y de cómputo suficiente”, refirieron fuentes de la Fiscalía capitalina y del Gobierno central.
De esta manera, Gustavo Alberto Caballero Torres, quien es ingeniero en computación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), maestro en seguridad de tecnologías de la información por la UNITEC y especialista en seguridad informática por parte de la Universidad de Salamanca, España, se convirtió en los ojos espías del entonces Jefe de Gobierno y de Raúl Peralta, quien fuera director de la PDI.
AMLO, EBRARD, SHEINBAUM… LOS ESPIADOS
Tanto la Fiscalía capitalina como el Gobierno de la Ciudad de México coinciden en que Caballero contó con el “respaldo absoluto de Mancera para operar en la Ciudad de México y participó en la guerra sucia durante elecciones”.
Él elaboró videos en los que supuestamente Andrés Manuel López Obrador apoyaba a diputados del PRD y con ayuda de la tecnología con que contaba, “su gente se instaló en camionetas sobre el Eje 6 Sur, en la Alcaldía de Iztapalapa, para enviarlos por WhatsApp a todos los que pasaran”.
“Fueron miles de mensajes los que se enviaron a celulares, con el propósito de descontrolar la campaña y ‘eso lo hacía Caballero con los equipos de cibernética que manejaba”, según declararon informantes del Gobierno capitalino.
Además, poseían las bases de datos del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), de la Secretaría de Movilidad (Semovi), el Registro Público de la Propiedad, Telcel, Telmex, Nextel y Iusacel.
Con eso podían saber los domicilios de una persona, el detalle de vehículos que tenía a su nombre, sus teléfonos y la información necesaria para operar en su contra.
“Lo que hacía la UIC de la Procuraduría, ellos lo hacían también en Márquez Sterling, pero con el fin de extorsionar y hacerse de inmuebles”, señalaron las fuentes capitalinas.
Por medio del Registro Público de la Propiedad, estos exfuncionarios checaban qué inmuebles estaban intestados o abandonados para proceder a la expropiación, daban el tiempo necesario y ya con notario lo vendían.
“Héctor Serrano, por medio de un periodista muy amigo de él, mandó solicitar a un bufete de investigaciones privadas de la colonia Del Valle el clon del WhatsApp y correo electrónico de Sheinbaum, de su hijo, de Carlos Imaz, de López Obrador y de uno de sus hijos”, revelaron las fuentes a SinEmbargo. “Una vez que se lo entregaron a Serrano, los mismos del bufete comenzaron a promover esa información para venderla y con ese propósito enviaban capturas de pantalla del correo personal de la ahora Jefa de Gobierno de la Ciudad, abierto, para demostrar que era verdad”.
Los reportes del espionaje a políticos y funcionarios eran todos los lunes a las 15:00 horas. Según fuentes cercanas a la investigación, “Serrano se reunía con Mancera para mostrarle el producto de una semana de trabajo en Márquez Sterling. Al documento con resultados del espionaje se le conocía como TvNotase e incluía conversaciones privadas entre líderes políticos, hechas por teléfono o redes sociales”.
Además se proporcionaba información sobre predios abandonados o intestados, los cuales eran usados para hacer negocio con inmobiliarias, a las cuales se les ofrecían a bajo precio para la construcción de plazas comerciales y desarrollo de viviendas.
A cambio, las empresas les entregaban a los funcionarios locales comerciales o departamentos a muy bajo costo.
CARTA DE HÉCTOR SERRANO
A continuación, SinEmbargo reproduce íntegra una carta de Héctor Serrano Cortés, atendiendo a su derecho de réplica: