Aunque por las noches algunos acuden de manera voluntaria a albergues de Ciudad Juárez, procuran quedarse cerca de los puentes internacionales con la esperanza de que los agentes migratorios estadounidenses les dejen pasar. Tal es el caso de Eleni Gutiérrez, que dejó lo poco que tenía para comenzar la aventura de cruzar todo México y buscar refugio en el vecino país del norte.
“Queremos cruzar para el otro lado, porque hay mucha delincuencia allá donde estábamos nosotros. Ya estamos en una lista, nada más que estamos esperando”, dijo Gutiérrez a Efe en el Puente Internacional Zaragoza-Ysleta.
Por César Contreras
Ciudad Juárez (México), 22 sep (EFE).– Una nueva ola de migrantes, esta vez formado por mexicanos, ha llegado a la fronteriza Ciudad Juárez, donde alrededor de 700 de ellos esperan en los puentes internacionales su oportunidad de pedir asilo en Estados Unidos.
Los migrantes, entre ellos cientos de menores de edad, proceden en su mayoría del centro y el sur de México, principalmente los estados de Zacatecas, Michoacán y Guerrero, de donde se vieron obligados a huir de la violencia vinculada al crimen organizado.
Aunque por las noches algunos acuden de manera voluntaria a albergues de esta ciudad del norteño estado de Chihuahua, procuran quedarse cerca de los puentes internacionales con la esperanza de que los agentes migratorios estadounidenses les dejen pasar.
Tal es el caso de Eleni Gutiérrez, que dejó lo poco que tenía para comenzar la aventura de cruzar todo México y buscar refugio en el vecino país del norte.
“Queremos cruzar para el otro lado, porque hay mucha delincuencia allá donde estábamos nosotros. Ya estamos en una lista, nada más que estamos esperando”, dijo Gutiérrez a Efe en el Puente Internacional Zaragoza-Ysleta.
Otro caso es el de Juan de Dios Gutiérrez. La violencia en su comunidad ha hecho que él y toda su familia vayan al encuentro de las autoridades estadounidenses para solicitar que les dejen entrar a El Paso, Texas, con el fin de tener un mejor lugar para vivir.
“La delincuencia organizada obliga a esto, a huir de nuestros lugares. Por eso nos vinimos con toda la familia porque si no nos pueden desaparecer”, aseguró.
Juan de Dios vino con su hermana, su cuñado, su esposa, su hijo y una sobrina, “y aparte una familia de otro pueblo conocido cerca de nosotros por la misma violencia del crimen organizado“.
El apoyo de los habitantes de Ciudad Juárez ha sido fundamental para estos migrantes, ya que las inclemencias del clima, y sobre todo el tener que estar a la intemperie, han hecho que su odisea sea aun más difícil.
“Les damos muchas gracias por el apoyo que nos están dando, la comida, agua, juguetes para los niños, ropa y muchas cosas que nos han regalado”, exclamó Juan de Dios.
Con todo, las necesidades son grandes, y la lluvia y el frío son los principales adversarios de estas familias que desean vivir en paz, lo que en México no han podido conseguir en los últimos años.
“(Son) muchas necesidades. Necesitamos una lona, colchoneta para que no nos moje la lluvia, porque venimos desde lejos y estamos sufriendo aquí”, añadió el migrante.
El proceso de cada uno de los migrantes es diferente en cuanto a tiempos, pero igual de complicado para acceder a una visa humanitaria por parte del Gobierno de Estados Unidos.
Podrían ser meses los que estas personas tengan que esperar para su cita de migración, aunque lo que tienen a su favor es que pueden incorporarse temporalmente a la vida laboral en la frontera.
Desde octubre del año pasado han llegado a Ciudad Juárez más de 13 mil migrantes para intentar obtener asilo en Estados Unidos.
A diferencia de lo que ocurre en otros puntos fronterizos como Tijuana, donde la inmensa mayoría de los migrantes que han llegado en una serie de caravanas son centroamericanos, a Ciudad Juárez han llegado fundamentalmente cubanos, pero también migrantes procedentes de diversos países europeos, africanos y asiáticos, así como de Centroamérica, Sudamérica y el propio México.
En México, la migración aumentó desde octubre de 2018, cuando caravanas con miles de migrantes, en su mayoría centroamericanos, comenzaron a ingresar con el objetivo de cruzar el país para llegar a Estados Unidos.
A inicios de junio de este año, Estados Unidos y México hicieron un acuerdo migratorio que evitó que el primer país impusiera aranceles a todos los productos provenientes del segundo.
A raíz de ello, México envió a las fronteras norte y sur a la Guardia Nacional -un nuevo cuerpo de seguridad- y se contrató a más personal migratorio.
El Gobierno de México informó a inicios de septiembre que a raíz del acuerdo se redujo el flujo migratorio un 56 por ciento.