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María Rivera

22/08/2024 - 12:01 am

Presidenta

El día de ayer el INE ya hizo la propuesta de asignación que le daría a Morena y sus aliados la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y a unos cuantos votos en la Cámara de Senadores.

Una sesión en la Cámara de Diputados.
“El día de ayer el INE ya hizo la propuesta de asignación que le daría a Morena y sus aliados la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y a unos cuantos votos en la Cámara de Senadores”. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro

Pues poco a poco, querido lector, el proceso postelectoral va terminando. El Tribunal Electoral rechazó todas las impugnaciones de la oposición a la elección presidencial, dándole el segundo golpe a la oposición que reclamaba una “elección de Estado”, la declaró válida y le entregó ya la constancia de mayoría a la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum.

Un duro golpe para quienes esperaban que el Tribunal señalara que el Presidente López Obrador había cometido ilegalidades e influido en la elección, por lo cual debía ser señalado como fue señalada la participación del Presidente Fox en las elecciones del 2006. Nada le dio el Tribunal a la oposición, ni un guiño siquiera cuando descartó, una a una, las denuncias opositoras.

No deja de ser llamativo y hasta risible, sin embargo, que todavía hoy haya algunos que siguen sosteniendo la locura de que hubo un fraude. No lo digo de broma, querido lector, personas de la oposición rabiosa a Morena, siguen con el cuento del algoritmo, las actas, enredados en teorías matemático-cibernéticas que, según ellos, arrojan un resultado opuesto de la elección: Xóchitl Gálvez habría ganado con casi el 60por ciento de los votos y Claudia Sheinbaum habría perdido con casi el 30 por ciento… Un delirio en el que algunos de los decepcionados opositores han caído, incapaces de aceptar los resultados de la elección presidencial. No dudo que, dentro de poco, y ante la aplastante realidad, inventen una teoría aún más descabellada. Dice el dicho que la historia se repite dos veces, una como tragedia, la otra como una farsa. Qué verdadero, querido lector, si uno piensa en el conflicto postelectoral de las elecciones del 2006 y éstas. Seguramente, en algún momento, y tras pasar por el voto x voto y casilla por casilla, el algoritmo, decidirán que la Presidenta Sheinbaum es “espuria” e “ilegítima”… sólo que con una diferencia ¡de treinta puntos! y no de medio punto como en el 2006.

Mientras estos distinguidos y delirantes miembros de la “Marea Rosa” seguían contando votos de fotografías de actas y viendo elefantes con tutús, la Presidenta Sheinbaum recibía su constancia de mayoría en un acto solemne donde de todas las maneras posibles se hizo hincapié en el hecho, histórico, de que una mujer haya llegado por primera vez en la historia al poder presidencial. En el discurso de la Magistrada Mónica Soto que le entregó la constancia, en el discurso de la misma Sheinbaum, su triunfo fue presentado como una conquista histórica de las mujeres: llegamos todas y gracias a todas, dijeron. Le diría que me conmovió, pero le estaría mintiendo, querido lector. Ni siquiera creo que el feminismo haya tenido algo que ver en la determinación de Sheinbaum como candidata y estoy convencida de que su candidatura más se debió a la decisión de López Obrador que a sus méritos como política o feminista. O sea, pienso yo que, en todo caso, le debemos la posibilidad de que una mujer llegara a la Presidencia… al Presidente.

Aun así, es verdad que presenciaremos algo nunca antes visto cuando le sea puesta la banda presidencial, en octubre. Sólo deseo que la nueva Presidenta aplique una perspectiva feminista a la hora de gobernar y no repita su política contra las mujeres, a las que gaseó cuando era Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, durante las marchas feministas. Porque se puede ser mujer, gobernar, y ser igualmente enemiga de las causas de las mujeres. No tengo duda, por otro lado, que la mujer que se sentara en la silla los próximos seis años, es una mujer con agencia propia, carácter y también, que cojea del mismo pie que el Presidente, incapaz de aceptar las críticas, como parece ser un distintivo del lopezobradorismo. Espero que no sea así, pero parece que la retórica polarizante –y ganadora- de los “adversarios” y demás enemigos, es el núcleo mismo de esa fuerza política. El antagonismo como sello de identidad, la lucha política como leit motiv y no el servicio público. Quizás, en verdad no vaya a tener más opción que tomar las armas ante la avalancha de reformas constitucionales que se proponen aprobar, si consiguen la mayoría en el Legislativo. La oposición a ellas será frontal, furiosa y hasta chantajista, como estamos viendo, con la protesta del Poder Judicial capaz de irse a un grave paro de labores, sin importarles el gran perjuicio que le causen a la ciudadanía e incluso innegablemente contraproducente a su causa.

Sólo falta, pues, el último paso de la lucha electoral que es que el INE asigne las diputaciones y senadurías por representación proporcional y que el Tribunal Electoral las ratifique para terminar con el proceso. El día de ayer el INE ya hizo la propuesta de asignación que le daría a Morena y sus aliados la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y a unos cuantos votos en la Cámara de Senadores. Sea cual sea la decisión, esta será impugnada ante el Tribunal Electoral y estará en sus manos la decisión final. Por supuesto, este es el tema más candente y manipulado, porque la oposición está intentando que se cambien las reglas, se juzgue diferente ahora porque le conviene y así evitar que Morena obtenga la posibilidad de cambiar la Constitución. Legítima y legalmente, querido lector, porque esas normas, cuestionables, están vigentes desde hace muchos años, esa es la verdad.

Será en unas cuantas semanas que sabremos si la oposición lo perdió todo, si Morena consiguió la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y unas semanas más para saber si, además, lo habría perdido todo y más, si Morena lograra conseguir los poquitos votos que le faltarían en el Senado para llevar a cabo el Plan C ¿lo lograrán? No lo sabemos, pero es un hecho, querido lector, que estamos ante un parteaguas histórico ¿no cree?

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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