Gustavo de Hoyos Walther
22/08/2023 - 12:04 am
El desafío democrático de Guatemala
“Las asonadas revolucionarias y los golpes de Estado parecen ya no estar en el repertorio político de nuestras sociedades y eso es algo que se debe celebrar”.
Lo primero que hay que decir sobre las elecciones presidenciales en Guatemala, celebradas el pasado domingo, es que han sucedido en condiciones pacíficas. No debemos subestimar el hecho de que en América Latina la transferencia de poder ocurre sin violencia significativa. Las asonadas revolucionarias y los golpes de Estado parecen ya no estar en el repertorio político de nuestras sociedades y eso es algo que se debe celebrar.
En cuánto al resultado, parece haber triunfado una opción socialdemócrata y no la izquierda populista. El ostensible triunfador en la elección fue Juan José Arévalo Bermejo, quien derrotó en la segunda vuelta a la ex-primera dama, Sandra Torres.
Prometiendo acabar con la corrupción y restaurar la independencia del poder judicial, Arévalo Bermejo tiene un gran desafío. Para enfrentarlo, ha dicho que traerá de regreso al país a jueces y magistrados que habían sido prácticamente exiliados debido a las intenciones persecutorias por parte del régimen saliente encabezado por Alejandro Giammattei, el cual ha recibido serias críticas por parte de organizaciones internacionales de derechos humanos.
Exdiplomático y académico, el Doctor en Sociología, Arévalo Bermejo, es visto como un personaje de gran seriedad cuya biografía es parte esencial de la historia contemporánea de Guatemala.
En efecto, su padre, Juan José Arévalo Bermejo, fue el primer presidente electo democráticamente en la historia de Guatemala en 1945. Sus políticas se alinearon a las del New Deal del Presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, pero en la época de la guerra fría, fueron consideradas muy cercanas al comunismo por parte del gobierno de Truman. Luego de la transferencia democrática del poder, el nuevo presidente, Jacobo Arbenz, gobernó hasta 1954, cuando fue derrocado por un golpe de Estado y fue sucedido por una Junta Militar.
A partir de ahí la historia política de Guatemala se volvió caótica, con una serie de regímenes militares intentando aplacar a las guerrillas de la izquierda radical. Durante casi treinta años la democracia liberal no tuvo una oportunidad para consolidarse. No fue sino hasta el arribo del Presidente Vinicio Cerezo, que intentó fortalecer el Estado de Derecho en Guatemala, cuando se le dio una oportunidad a la democracia.
Sin embargo, ésta no se ha podido establecer plenamente en Guatemala, debido a la incapacidad de varios gobiernos, emanados de las urnas, para sentar las bases de la prosperidad.
El reto para Arévalo Bermejo no es menor. Sin embargo, aunque es muy temprano para afirmarlo, parece ser que su gobierno no caerá en la tentación de promover las fuerzas del populismo autoritario.
Sólo por eso, a este nuevo gobierno hay que desearle toda la suerte del mundo. La necesitará.
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