De acuerdo con la información difundida por la DEA, “Don Adán” es señalado como responsable de traficar grandes cantidades de cocaína de México a territorio estadounidense. Además, al grupo que lideró por alrededor de 20 años, se le atribuyen el asesinato de la periodista Miroslava Breach, la desaparición y posible asesinato del periodista Alfredo Jiménez Mota, así como su relación con la la masacre LeBarón.
Ciudad de México, 22 de agosto (SInEmbargo).- Nació en Chihuahua, pero inició sus actividades criminales en Sonora, bajo el mando del Cártel de Sinaloa. Así fue la carrera delictiva Adán Salazar Zamorano, alias “Don Adán”, líder de “Los Salazar”, grupo al que también se le atribuyen, al menos, el asesinato de dos periodista, de dos sacerdotes y estaría ligado a la masacre de la familia LeBarón. Ahora Salazar Zamorano deberá enfrentar a la justicia estadounidense.
Adán Salazar Zamorano, alias “Don Adán”, quien ha sido identificado como líder del grupo criminal denominado “Los Salazar”, vinculado al Cártel de Sinaloa, fue extraditado este domingo 20 de agosto a Estados Unidos, en cumplimiento al tratado bilateral firmado entre los gobiernos de dicho país y México.
Salazar Zamorano se encontraba en la lista de los más buscados por la Agencia para el Control de Drogas (DEA por su nombre en inglés), y en su correspondiente ficha de búsqueda se le señala de delitos como asociación delictuosa y contra la salud. También se señala que “Don Adán” nació en el estado de Chihuahua, en 1944.
De acuerdo con la información difundida por la DEA, “Don Adán” es señalado como responsable de traficar grandes cantidades de cocaína de México a territorio estadounidense. Asimismo, se detalla que contaba con al menos 846 cargos de conspiración para poseer cocaína con intención de distribuirla en la unión norteamericana.
Aunque su detención tuvo lugar en 2011, según datos del centro de investigación especializado en temas de seguridad, InSight Crime, la carrera delictiva de Salazar Zamorano se remonta aproximadamente a inicios de 1990, cuando arribó a Navojoa, Sonora, para participar en la producción y distribución de marihuana que salía por la frontera al norte de México.
“Don Adán” ingresó a la estructura del Cártel de Sinaloa como lugarteniente del entonces líder Joaquín Guzmán, alias “El Chapo”, junto a sus hijos Jesús Alfredo, alias “El Muñeco” y Adán, alias “El Indio”. No obstante, las autoridades comenzaron a prestar más atención a “Los Salazar” hasta 2005, cuando su violencia se volvió más visible y se halló evidencia de su actividad en los estados de Chihuahua, Sinaloa y Sonora.
Fue en ese mismo año cuando se reportó la desaparición del periodista Alfredo Jiménez Mota, de entonces 25 años de edad y encargado de cubrir la sección de seguridad para el periódico El Imparcial, en Hermosillo, Sonora. La desaparición del reportero, el 2 de abril de 2005, fue adjudicada a “Los Salazar”, posiblemente en complicidad con exfuncionarios tanto a nivel municipal, estatal e incluso federal, según las investigaciones.
La desaparición y eventual asesinato de Jiménez Mota tuvo lugar mientras este realizaba una investigación periodística para evidenciar la presunta colusión entre el Gobierno con el Cártel de Sinaloa. El último día que fue visto, el periodista se reunió con dos funcionarios, entre los que se encontraba Andrés Montoya García, quien se desempeñaba como subdirector general del Sistema Estatal Penitenciario de Sonora.
El periodista José Leobardo Reveles Morado dio a conocer en su libro titulado El cártel incómodo: El fin de los Beltrán Leyva y la hegemonía del Chapo Guzmán, que Raúl Gutiérrez Parra, alias “El Nueve” y entonces líder del grupo criminal Los Güeros, ordenó el asesinato de Jiménez Mota, ya que sus investigaciones interferían con el flujo de drogas a través de Sinaloa.
Sin embargo, hasta el momento y pese a que la actual Fiscalía General de la República (FGR) mantiene el expediente abierto, se desconocen los avances en las indagatorias sobre el caso. En 2021, el Estado mexicano ofreció una disculpa pública y reconoció su responsabilidad en la desaparición de Alfredo Jiménez.
Tras la detención del líder de “Los Salazar” en 2011, la de su hijo “El Muñeco” en 2012 y el asesinato de su otro hijo, “El Indio”, en 2016, Crispín Salazar Zamorano, hermano de “Don Adán”, tomó el mando de la organización criminal, al que también se le responsabiliza del asesinato de la periodista Miroslava Breach Velducea, el 23 de marzo de 2017, en la ciudad de Chihuahua.
Las investigaciones sobre el caso apuntan al trabajo periodístico de Breach, quien colaboraba con el diario La Jornada, como el móvil del crimen, particularmente por sus investigaciones sobre la colusión entre gobiernos y grupos del crimen organizado —la llamada “narcopolítica”— y la impunidad con la que éstos operan en la región montañosa del estado.
Investigaciones realizadas por Colectivo 23 de Marzo y aliados internacionales detallan que entre 2015 y 2017, la periodista publicó siete textos [entre columnas y reportajes] en los que mencionó especialmente a un grupo criminal que operaba en el municipio de Chínipas, y que controlaba la serranía limítrofe con el estado de Sonora y el sur de dicha entidad: “Los Salazar”.
Las investigaciones periodísticas que realizó Miroslava Breach sobre los nexos entre políticos y el crimen organizado tuvieron varias consecuencias, entre las más importantes fue que lograron derribar a aspirantes de los ayuntamientos de la Sierra Tarahumara, pero como represalia, Crispín Salazar, “El señor de Chínipas”, la habría mandado a asesinar.
El 8 de agosto de 2019, Sergio Alberto del Villar Suárez alias “El Napoleón”, reconocido jefe de plaza de la célula “Los Salazar”, fue asesinado en un restaurante de la ciudad de Hermosillo en el estado de Sonora. Del Villar Suárez se encontraba libre a pesar de que había sido detenido el 5 de octubre de 2018 durante un intenso operativo de la policía municipal y estatal en la ciudad de Hermosillo.
Un día después del asesinato de “El Napoleón”, “Los Salazar” enviaron un mensaje a la entonces Gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, en el que amenazaban a su familia: “Señora gobernadora, usted no respetó el acuerdo, hemos localizado a toda su familia […] no respetó el acuerdo y esto se pagará con sangre”.
La importancia de este grupo criminal radica en el dominio que mantienen actualmente en el estado de Sonora y partes de Chihuahua, que limita al norte con los estados de Arizona y Nuevo México en Estados Unidos. Desde las ciudades de Navojoa y Hermosillo mantienen el control de la ruta del narcotráfico que cruza por el norte del país, además de dominar el tráfico de migrantes por esa zona.
Hasta el 2019, un informe del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (Cenapi) en México identifica a este grupo como parte del brazo armado del Cártel de Sinaloa y lo ubica dentro de las 10 organizaciones más importantes de este cartel junto a grupos como Gente Nueva, Los Cabrera, y el Cartel del Poniente.
Además, su accionar es tal que la autoridades mexicanas responsabilizan a este grupo del desplazamiento forzado de por lo menos mil 200 personas en el municipio de Sonoyta en el estado de Sonora y de unas 300 familias en Las Chinacas, municipio de Chínipas, Chihuahua, en 2015.
En marzo de 2022, un enorme cargamento de armas y municiones de grueso calibre fue decomisado tras un allanamiento a cuatro casas de seguridad en el municipio de Navojoa. Elementos del Ejército mexicano y la Guardia Nacional hallaron casi tres millones de balas de varios calibres; seis rifles calibre 0.5; más de 150 revólveres y rifles automáticos; docenas de granadas; y 12 chalecos antibalas, entre otras drogas, cargadores y equipos tácticos.
En ese momento, las autoridades detallaron que las drogas y el armamento pertenecían a “Los Salazar”, el grupo criminal que está vinculado con “Los Chapitos”, facción separada del Cártel de Sinaloa, comandada por los hijos del antiguo capo en prisión Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, y que también tiene operaciones en Sonora.
“Los Salazar” operan en los estados de Sonora y Chihuahua, donde también parece operar el principal rival del grupo, “La Línea”. Además, el grupo también habría estado involucrado en enfrentamientos con una célula del Cártel de Sinaloa conocida como “Los Rusos” en el estado de Baja California por el control del corredor de Mexicali, rivalidad que aún sugiere que las células de la misma organización luchan por el control territorial.
Y es justo a “La Línea”, facción del Cártel de Juárez, y a “Los Salazar” a los que se le atribuye la masacre de los LeBarón, una familia de mormones que residían en el municipio de Bavispe, en el estado de Sonora, en 2019. Los LeBarón habían denunciado durante años la presencia y las amenazas de grupos del crimen organizado en esta anárquica frontera.
En 2009, incluso dos de sus familiares fueron secuestrados y asesinados en Chihuahua. Sin embargo, recientemente la familia y Los Salazar convivían de manera pacífica en Sonora. “Básicamente, consistía en que ‘No los molestamos si ustedes no nos molestan a nosotros’”, dijo un miembro de la familia LeBarón a The Washington Post.
Pero todo eso cambió el 4 de noviembre de 2019, luego de que en meses previos al mortal ataque hubo rumores sobre una escalada de la guerra territorial. Según The Washington Post, “Los Salazar” le habían pedido a la familia LeBarón, que vivía en La Mora, no comprar combustible en el vecino estado de Chihuahua, pues decían que ello favorecía las finanzas de sus rivales de “La Línea”.
Por otro lado, La Línea percibió la posible incursión de Los Salazar en Chihuahua como una amenaza directa a sus operaciones y por lo tanto decidió enviar un mensaje violento, según información que proporcionó el general Homero Mendoza, jefe del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
“Los Salazar” también fueron señalados como responsables del asesinato de un guía de turistas, quien al intertar escapar ingresó a la Parroquia San Francisco Javier, ubicada en el municipio de Urique, Chihuahua, en la Sierra Tarahumara, en donde se encontraban los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, quienes intentaron auxiliar al hombre, acción por la que también fueron acribillados en junio de 2022.
Los hechos habrían tenido lugar el lunes 20 de junio, alrededor de las 18:00 horas, luego de que presuntamente los criminales plagiaron a Pedro Heliodoro Palma Guitiérrez, un guía de turistas de la comunidad de Cerocahui, en un hotel, pero cuando lo llevaron a la Parroquia San Francisco Javier para que se “despidiera”, al parecer la víctima intentó escapar y fue asesinado a balazos.
Los sacerdotes buscaron prestarle auxilio pero también fueron atacados a balazos, y tras el homicidio múltiple se llevaron los tres cuerpos. A los tres días del crimen los cuerpos de los religiosos fueron localizados en la Sierra Tarahumara.
Identidad de los cuerpos encontrados corresponden a nuestros hermanos #jesuitas Javier y Joaquín, por cuyo eterno descanso oramos.
Pedimos seguridad para #Cerocahui y la sierra #Tarahumara.#JesuitasMexico
Más información: https://t.co/A17DQunz7L pic.twitter.com/qptsuS2SAK— Compañía de Jesús en México (@Jesuitas_Mexico) June 23, 2022
La FGR detalló que la extradición “Don Adán” ante las autoridades de Estados Unidos tiene lugar tras ser requerido por la Corte Federal de Distrito para el Distrito Oeste de Texas, misma que se llevó a cabo al interior del Centro Federal de Readaptación Social No. 5 “Oriente” en Villa Aldama, Veracruz. Mientras que la entrega a los agentes estadounidenses designados para su traslado se realizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
– Con información de InSight Crime, Zeta y La Verdad Juárez