McEwan recrea a la inversa el famoso relato de Kafka: una mañana al despertar, una cucaracha descubre que se ha convertido en un enorme ser humano, el Primer Ministro del Reino Unido. Y no es el único bicho que se mueve por las altas esferas del Parlamento. Ahora ellos promoverán una política extrema, de total absurdo económico: el reversionismo.
Desde las cloacas de la sucia política del Brexit, el autor teje una historia de humor negro que repudia tanto a los dirigentes como a las masas engañadas y obedientes a los llamados de líderes inmorales que desatan la carencia, siembran división y rompen el sentido de comunidad: la suciedad que las cucarachas necesitan para prosperar.
«En mi arcaico horror por las cucarachas aprendí a adivinar, aún a la distancia, sus edades y peligros; incluso sin haber encarado nunca realmente a una cucaracha, conocía sus procesos de existencia». Clarice Lispector
Por América Gutiérrez Espinosa
Ciudad de México, 22 de agosto (LibreríasElSótano).- Las cucarachas habitan de manera furiosa los ecosistemas urbanos, su estrecha relación con el ser humano data de hace 340 millones años.
Esta vez, humanamente encubiertos, los bichos acechan el Parlamento y utilizan su nuevo estado para promover una política de línea dura de indudable absurdo económico, que para variar, cuenta con el apoyo de los ciudadanos.
Para Ian McEwan “escribir ficción se trata de abrir la posibilidad de lo que es ser otra persona”. Con este argumento el autor británico lleva la narración a un límite impetuoso. Se permite un frenético homenaje que comienza con una metamorfosis consumada, en la que Jim Sams (sí, desde ahí, pensamos en Samsa), el protagonista de La cucaracha, recrea a la inversa la transformación del conocido relato de Kafka.
Jim intenta levantarse, y ahora el bicho se siente extraño y… demasiado humano. Toda su percepción y temporalidad se va alterando, Jim termina siendo la criatura compleja del cuento (lo mismo que le sucede a Gregor, el ritmo de los pensamiento no se detiene, aumenta), y se descubre a sí mismo con una apariencia física de dimensiones colosales, con especial atención en su pesada cabeza y en lo desagradable que resulta el órgano que descansa en su cavidad bucal: la lengua. El Primer Ministro ya es otro, y actúa en forma premeditada a pesar de su cambio de especie y del desconcierto. Cruza una línea al adoptar una nueva y extrema corriente: el reversionismo.
Con un lenguaje meticuloso, expresivo y con poco esfuerzo en la sutileza, McEwan recorre las cloacas de donde proviene la devastadora política implantada que llevará a la sociedad a la ruina, pero sobre todo abunda en los detalles que llevan a la división, en aquello que rompe el sentido de comunidad, desata la carencia, y provoca la suciedad que las cucarachas necesitan para prosperar.
El autor no sólo deja por escrito su repudio a los líderes políticos detrás del Brexit. Su tono es implacable y va directo contra las muchedumbres engañadas por líderes inmorales. Las masas, en lugar de intentar comprender lo que les rodea, solo atienden a los llamados de obscenos dirigentes que buscan sembrar división, asfixiar los niveles de vida y promover condiciones sociales en las que los extremistas se muevan a sus anchas. Ya lo decía Stevenson “la política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación”.
El autor de Expiación se empeña en la descripción del conflicto político-ideológico combinado con un evidente malestar cultural que provoca la “obediencia colectiva ciega”; esos son los tópicos que impregnan esta novela breve en páginas, pero extensa en preocupaciones. Explora el impacto en la gente común de situaciones que no pueden controlar como se lee en esta frase del segundo capítulo:
“Que al final de la jornada laboral el empleado pagara a la empresa por todas las horas que había trabajado. Pero que cuando fuese de compras, fuera generosamente recompensado con el importe de cada artículo que se llevara”.
Las primeras novelas de McEwan están marcadas por temas oscuros, con abundante material perverso y hasta gótico. Hallamos todo tipo de transgresión, pedofilia, incesto y violencia. Las perspectivas morales convencionales se trastocan o se invierten.
La cucaracha reúne imágenes, reflexiones, juicios, sensaciones y estados de ánimo entremezclados con situaciones públicas y administrativas, de perpetua vulgaridad. Su narrativa revela su acción dinámica y sintetizadora que culmina en la siguiente reflexión: “No es fácil ser homo sapiens sapiens”.
McEwan teje una historia de humor negro con un hondo componente crítico que hace girar la rueda de la ética moderna. El mundo que existía antes de que interviniera la plaga de lo negativo y lo impuro, ya no será posible. Cumplida su misión, las cucarachas tan sólo se limitan a regresar al desagüe.
América Gutiérrez es Coordinadora de contenidos de Librerías El Sótano. Ha trabajado para Discovery Channel LA, Nat Geo, A&E, IMER y Penguin Random House. Siempre se pregunta: ¿en qué se parece un cuervo a su escritorio? Actualmente estudia las leyes que rigen las excepciones.