Corea del Sur realizó apuesta estratégica por la producción cultural como motor de desarrollo: su música y sus series cruzan fronteras para obtener el éxito mundial.
Madrid/Ciudad de México, 22 agosto (ElDiario.es/SinEmbargo).- Los has visto en Instagram, en YouTube o en Twitter, donde levantan pasiones. Son guapos, bailan bien e interpretan un pop de videoclip, perfecto hasta lo inquietante, con guiños al rap o al techno. Hablamos del K-pop: la música que vino de Corea del Sur para conquistar el mundo.
Eva tiene 21 años, es de Vigo y conoció el K-pop de casualidad, cuando se coló en su timeline de Twitter. “Una chica que seguía era muy fan del grupo EXO y me entró curiosidad”, relata. Una amiga le recomendó otro grupo, Got7, y, según dice, “fue como un boom”. Le gustó su música, pero lo que la atrapó fueron sus personalidades, que descubrió a través de un reality show que protagonizan. “Son muy cercanos y se les coge cariño rápidamente. Con ningún otro grupo español o de otro sitio me había pasado”, confiesa. Le sucedió lo mismo con otro grupo surcoreano, Monsta X. Videoclips, programas de televisión… vio todo el material que encontró de ellos en Internet.
Eva fue una de las miles de personas que acudieron el pasado 23 de junio al Palacio de Vistalegre en Madrid, donde Monsta X ofreció el show más multitudinario de su breve paso por Europa. Las entradas volaron. Para Eva fue “muy importante”, no solo por la inesperada oportunidad de ver a sus ídolos en persona, sino porque le permitió encontrarse con amigas a las que había conocido por redes sociales y que acudieron al concierto desde distintos puntos de España. Pese a la mala organización y el calor sofocante en el interior del recinto -hubo desmayos, y no precisamente por la emoción-, Eva disfrutó de un espectáculo que define como “increíble”. “Son tan cercanos con los fans que hace mucha ilusión vivir algo así con ellos”, explica.
No fue el primer concierto de K-pop en España, pero sí el más importante hasta la fecha: una muestra de la madurez del fenómeno en nuestro país. “Hace diez años éramos cuatro gatos en Internet”, recuerda Aida Barco, presidenta de la Asociación Han-A, dedicada a la promoción de la cultura coreana. “’El Gangnam Style’ pegó un boom en los medios generalistas [en 2012] y puso a Corea del Sur en primera plana, pero es desde hace dos o tres años que, a través de la Red, la gente se ha enganchado, sobre todo a partir del grupo BTS”.
Barco explica que el K-pop ha captado el interés de un público “variadísimo” en nuestro país. Hay muchos adolescentes, pero también se encuentran otros perfiles de seguidores, entre los 20 y los 50 años: “Algunas madres de fans se han hecho fans de grupos distintos a los de sus hijos”, asegura. Apunta que la etiqueta K-pop abarca una cierta diversidad musical dentro del pop comercial, y sus seguidores reflejan esa misma diversidad.
Ni las discográficas distribuyen K-pop en España ni los medios tradicionales han apoyado especialmente el género, pese a las constantes peticiones de los fans. “Una característica del K-pop tanto en Corea como fuera de Corea es que los fans están muy organizados y ejercen mucha presión online”, señala Barco.
En estas circunstancias, el K-pop ha ido ganando espacio en los grandes eventos dedicados a la cultura asiática, como la Japan Weekend y, sobre todo, a través de las redes sociales.
En estos entornos se vende fanart (ilustraciones creadas por los fans) y se comparten fanfics (relatos de ficción protagonizados por los ídolos). Aida Barco cree que es una manera de suplir la lejanía física de los mismos: “El fan no podía tenerlos cerca y llenaba ese vacío con historias, dibujos, juegos de rol…”
¿POR QUÉ FASCINA EL K-POP?
“El K-pop es muy llamativo, son artistas versátiles, perfectos físicamente, capaces de captar la atención del espectador al cien por cien”, argumenta Patricia Chico, secretaria de Asian Club Spain, una organización para la promoción de la cultura asiática. “Engancha, una vez lo descubres te entran ganas de conocer más y más.”
“Tiene el toque exótico oriental, ese es el gancho”, reflexiona Aida Barco. “Las compañías los crían, por así decirlo, para ser idols, tienen muchísimo talento, muchas aptitudes… siempre hay algo que te engancha: la educación lleva a la perfección” sentencia la presidenta de Han-A, quien reconoce que el fenómeno, “como toda la industria musical”, tiene un lado oscuro: en Corea del Sur la presión mediática y social es muy fuerte y el poder que ejercen los fans sobre sus ídolos puede ser “oscuro”. La importancia de la apariencia física les lleva a operaciones de cirugía estética “tremendas”… El suicidio de Jonghyun, miembro del grupo Shinee, fue ampliamente cubierto por los medios españoles. “Como el de Avicii” apunta Barco.
LA FABRICACIÓN DE UN FÉNOMENO
El K-pop tiene su origen en 1992, cuando el grupo Seo Taiji and The Boys se presentó a un concurso televisivo de talentos con un tema influenciado por el rap y el techno procedentes de Estados Unidos. Quedaron últimos, pero tuvieron un éxito arrollador entre el público. El género nació en la televisión y siempre ha estado muy vinculado a ella, de ahí su fuerte componente visual.
Además, en los años 90 el gobierno surcoreano inició una apuesta estratégica por su industria cultural para seguir impulsando el crecimiento económico. Las series de televisión primero (k-dramas o doramas, algunos se pueden encontrar en Netflix) y el pop coreano después se expandieron por Asia. Unos asombrados periodistas chinos comenzaron a hablar de hallyu u ola coreana. Hoy los organismos oficiales han adoptado el término. Todo obedecía a un plan y la producción de idols, dominada por tres grandes compañías (SM Entertainment, JYP Entertainment e YG Entertainment), se industrializó en busca de la perfección. Los aspirantes a estrellas del pop practican desde la adolescencia en escuelas específicas, donde aprenden canto, baile e idiomas.
El plan funciona. Según estadísticas de la KOFICE (Korea Fundation for International Cultural Exchange) facilitadas por el Centro Cultural Coreano en Madrid, el valor de las exportaciones relacionadas con la música surcoreana en 2017 se estima en 548 millones de dólares. El de las exportaciones relacionadas con la cultura en general se estima en 6 mil 220 millones de dólares.
El grupo del momento, BTS, triunfa en Estados Unidos. Llevan dos años consecutivos arrebatándole el premio Billboard Top Social Artist, que valora el seguimiento de los fans en redes sociales, a artistas como Justin Bieber o Demi Lovato.
El pasado 2 de junio hicieron historia al colocar su disco Love Yourself: Tear como el más vendido de la semana en Estados Unidos, según la lista Billboard 200. Fue el primer álbum de K-pop en conseguirlo y el único en lengua no inglesa que ha alcanzado esa posición en los últimos doce años. Su próxima gira estadounidense acabará en el estadio Citifield de Nueva York, con capacidad para más de cuarenta mil personas, un acontecimiento que “les pone al nivel de algunos de los músicos más populares del planeta”, según la revista Forbes.
Por su parte, EXO, otro de los grupos de moda, situó su disco The War como el decimonoveno más vendido del mundo en 2017, por encima del debut en solitario de Harry Styles y de Purpose de Justin Bieber, según datos de Mediatraffic, lo que da una idea de la magnitud del fenómeno.
LA OLA LLEGA A ESPAÑA
Eva comenta, entre risas, que nunca había comprado un CD hasta que conoció el K-pop. “En Corea del Sur han reinventado la industria musical” dice Patricia Chico. “Las discográficas se han centrado mucho en hacer discos atractivos, con álbumes de fotos y otros extras. En las calles de Seúl encuentras muchas tiendas que venden álbumes y merchandising”, detalla.
En nuestro país, estos productos se compran online, en eventos de cultura asiática y en la FNAC. La planta de discos de la sucursal de Callao, en Madrid, alberga una pequeña selección de K-pop desde hace algunos meses, según uno de sus dependientes. Cuenta que los jóvenes llevaban un par de años preguntándoles por este género. Al ver que había demanda, decidieron importar el producto. Se venden bien, nos asegura el dependiente, apretando las cejas y asintiendo con energía: “Esto va por modas y ahora lo que se lleva es el K-pop.”
“En comparación con Estados Unidos y otros países, en España todavía no tenemos tanta presencia del K-pop. Sin embargo, la mayoría de los visitantes del centro viene por el K-pop y eso nos sorprende muchísimo” dice Dowon Shin responsable de hallyu y tendencias del Centro Cultural Coreano en Madrid, ubicado en el paseo de la Castellana.
La asociación Han-a tiene delegaciones en Catalunya, Andalucía, Madrid, la Comunidad Valenciana y el País Vasco. Atendiendo a las búsquedas en YouTube, el K-pop también genera interés en Galicia y en Baleares, pero muy especialmente en las Islas Canarias. Desde la Asociación K-pop Canarias, muy activa, apuntan que “es más fácil que las tendencias se expandan con rapidez en un lugar relativamente pequeño y con menos población que otras comunidades” y a la presencia de la comunidad surcoreana en las islas, especialmente en Gran Canaria, que cuenta con un consulado y un Colegio Coreano.
Aida Barco admite que el movimiento en España es más online que presencial, y que quizá por ello haya pasado desapercibido, pero vaticina que aún le quedan dos o tres años de crecimiento. Veremos. El lanzamiento del último single de BTS, “Epiphany” fue uno de los trending topics nacionales esta semana.