En 2019 se logró romper con una de las disposiciones de ley que azotaban a las mujeres trabajadoras del hogar, ya que hasta ese entonces, ninguna de ellas podía acceder a la seguridad social y los derechos que eso conlleva. Se planteó entonces un programa piloto para su incorporación, pero a más de dos años de su implementación, ¿logró tener éxito?
Ciudad de México, 22 de julio (SinEmbargo).- Hace dos años y tres meses, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) inició con el programa piloto de afiliación para trabajadoras del hogar. El saldo, de acuerdo con sus propias cifras, son de 33 mil 475 inscritas, es decir, apenas el 1.3 por ciento del total.
En el marco del Día Internacional del Trabajo Doméstico, las trabajadoras que reciben una remuneración por esta actividad, hacen un balance de la victoria que alcanzaron en 2019 y que fue respaldada por las autoridades federales de la administración de Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con Isidra Llanos, Secretaria General Colegiada del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho), actualmente la afiliación al IMSS se quedó en una “utopía”.
“Como Sindicato seguimos en nuestra exigencia y pidiendo el compromiso del Gobierno mexicano que debe de cumplir para garantizar el derecho humano y laboral de las trabajadoras del hogar […] Mientras el programa piloto no sea una obligación para ellos [los empleadores] no habrá responsabilidad. Y eso es un derecho. Hasta la fecha sigue siendo una utopía porque no estamos viendo claro nada”, comentó en entrevista con SinEmbargo.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo doméstico es aquel que brinda servicios de cuidados directos e indirectos, que aunque no gozan de pleno reconocimiento, es una pieza clave de la economía. De los 75.6 millones de trabajadores domésticos en todo el mundo, el 76.2 por ciento son mujeres.
La OIT señala sobre este sector, que “rara vez” tienen acceso a derechos y protección. En números, cerca del 81 por ciento están en la informalidad; el 56 por ciento tienen un salario medio mensual en comparación al de otros empleados; tienen más probabilidades que otros trabajadores de trabajar durante muchas o muy pocas horas y “también son vulnerables a la violencia y el acoso, y a las restricciones a la libertad de movimiento”.
Y concluye que todas esas condiciones de trabajo son provocadas por lagunas en las leyes laborales y de seguridad social, “y en parte a las lagunas en su aplicación”.
En México, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) hay 2 millones 400 mil trabajadoras del hogar; el 96 por ciento son mujeres. Es decir, sin duda se trata de un trabajo feminizado.
En 2019, en la discusión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), se dijo que se trataba de una política discriminatoria porque nunca reconocido que el trabajo en el hogar es trabajo y por lo tanto, quien lo realiza debe gozar de derechos.
De acuerdo con el IMSS, al mes de junio, 33 mil 475 personas trabajadoras del hogar se han inscrito al programa piloto de afiliación que les permite acceder a los cinco ramos de aseguramiento del Instituto y con ello, obtener un acceso pleno a la seguridad social.
El salario promedio diario asociado al Programa Piloto, es de 208 pesos, mientras que el salario promedio diario de la modalidad de Trabajadores Domésticos es de 141 pesos.
Desde el IMSS se especifica que las trabajadoras también gozan del pago de incapacidades por enfermedad general o riesgos de trabajo; generar ahorro para el retiro o pensión en caso de invalidez para el asegurado y sus beneficiarios legales; y prestaciones como estancias infantiles y actividades de esparcimiento, entre otras.
Norma Gabriela López Castañeda, directora de Incorporación y Recaudación del IMSS, comentó que las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo y la Ley del Seguro Social permitieron hacer adecuaciones en la fase dos del programa piloto del Seguro Social, con lo cual el patrón es ahora el sujeto obligado al pago de las cuotas y ya no se requiere de la coordinación con la persona trabajadora del hogar cuando trabaja con más de un patrón.
La versión del sindicato, es distinta. Isidra López explicó que hay varios puntos en los que hay que seguir trabajando; las reuniones entre el Sindicato y el IMSS no han parado, se han dado capacitaciones, pero no es suficiente. Son 2 millones 400 mil mujeres que no tienen el mismo rango de edad, ya que hay trabajadoras de la tercera edad y otras muy jóvenes y hay quienes trabajan en más de una casa.
En general, el mayor obstáculo que observan es que la afiliación sigue siendo algo voluntario, por lo que hay trabajadoras que han decidido no avanzar con el trámite por miedo a perder su empleo, situación que se agudizó con la pandemia de COVID-19.
“Las coberturas dejan desprotegidas a las compañeras que están de entrada por salida y que trabajan dos días y no cumplen con los 20 días que especifica la ley y es ahí donde entra la problemática […] El trámite no es lo complicado, sino que sigue siendo responsabilidad de las compañeras trabajadoras el pedir la seguridad social a los empleadores, porque dicen ellos que no es obligatorio y que no se les puede exigir. Muchas compañeras han sido despedidas por pedir ese derecho; las compañeras que están de entrada por salida y que no cubren estos requisitos o solo tienen cobertura los días que laboran”, comentó Isidra.
Otro de los problemas es que algunas que se han registrado, tienen un salario menor al que perciben: “a las que sí les han dado la seguridad, las registran con un salario menor y eso vulnera las condiciones económicas de las trabajadoras en su retiro laboral en caso de jubilación. Nosotros como Sindicato solicitaremos a las instancias necesarias que ya prevean el registro para la seguridad y en las mismas condiciones que los trabajadores y sea un régimen obligatorio, es decir, que tengamos acceso inmediato y no a voluntad del empleador”.
Y esto es también provocado porque aún no se hace obligatorio el firmar un contrato: “va de la mano, que no se cotice con el salario real y el no tener contrato. A todo trabajador que se le contrata firma un contrato y de nosotras no. A eso también se resisten los empleadores, a tener un contrato que especifique el salario, la seguridad social”.
Finalmente, Isidra comentó que a pesar de que la mayoría de las trabajadoras del hogar son mujeres, hay una diferenciación con los hombres que se dedican a esa labor, ya que ellos, que hacen sobretodo actividades de choferes, sí tienen seguridad social e incluso compaéras que también son choferes y además hacen actividades en el hogar, no lo tienen.
Datos de la OIT demuestran que sólo en América Latina, 1 de cada 7 mujeres ocupadas, trabaja en dicho sector.