Lo que comenzó como un tema de justicia y derechos para la comunidad LGBTIQ se ha convertido en un movimiento que contempla también espectáculos. Esta tarde, decenas de personas marcharon en el Zócalo de Puebla para demandar el respeto de sus derechos.
Por Carmen González
Puebla, Puebla, 22 de junio (Periódico Central).– Hace 17 años, nació un movimiento social con la intención de cambiar el nublado panorama que se posó sobre la comunidad LGBTIQ. A raíz de un ataque violento en 2002 surgió una iniciativa que diera a conocer las situaciones problemáticas que las personas homosexuales vivían desde entonces y que se convirtió en el medio de reclamo de muchos: la Marcha del Orgullo Gay en Puebla.
Esta tarde, decenas de personas marcharon desde el Bulevar 5 de mayo hasta llegar a la plancha del Zócalo para denunciar crímenes relacionados con homofobia, lesbofobia y transfobia de los que son víctimas la comunidad de la entidad.
En entrevista con Periódico Central, Luis Fernando Soto, periodista y conductor del programa de radio Contigo Puebla expresó su punto de vista sobre las diferencias entre la primera marcha que se llevó a cabo en la ciudad y la que tiene lugar actualmente.
Luis Fernando es homosexual, tiene 47 años y estuvo involucrado desde el inicio en la organización y promoción de este evento durante el periodo 2002-2006. Haciendo memoria sobre esos años, comentó que se aventuraron a realizar este proyecto sin dinero y poco organizados, pero muy decididos a incidir en la sociedad.
"Nos enteramos de que Onán Vázquez junto con otra persona sufrió un ataque violento por parte de la Policía Municipal de ese entonces por haber encontrado material que aludía a la comunidad gay. A partir de esa situación, decidimos salir a marchar casi 70 personas y lo recordamos bien porque fue un domingo de ramos, imagina el contraste social. Cooperamos entre todos y compramos lo necesario, contratamos la caja de un trailer porque la idea era ir vestidas como travestis y hacer nuestro primer pronunciamiento a favor de la comunidad gay y la diversidad sexual que existe", recordó.
Las razones para manifestarse surgieron de una necesidad personal de alzar la voz, sin embargo, también se convirtió en un tema de índole social.
"Cuando tu sales y te estás manifestando, estás gritando y por fin te proclamas homosexual abiertamente también es hacerle frente a lo que estás viviendo y sintiendo en diferentes aspectos de tu vida. Al mismo tiempo, estas incidiendo de manera política en las calles, al denunciar la violencia que vivimos, la falta de oportunidades en los centros de trabajo, la discriminación en las escuelas, el rechazo de la sociedad por integrarte, en fin, tantos sectores en los que nos sentimos desprotegidos", dijo.
Para la marcha de 2003 se tuvo una idea más comunicativa y de conexión ciudadana en las que se invitaba a los poblanos a participar e informarse en la semana cultural, donde se realizaban conferencias, mesas redondas, talleres de cine, entre otras actividades que iban en torno a la promoción y sensibilización de los temas de la comunidad gay en Puebla.
El periodista recuerda que hubo quienes aprovecharon la atención de la marcha para convertirlo en un movimiento político, los gobiernos y partidos no podían perder esta oportunidad.
"Recuerdo que en el 2003 la marcha ya se había instituido y fue el momento en que los partidos políticos nos insistían mucho para poder politizar el movimiento. Recuerdo también que fue gente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) -en ese entonces- que nos pedían unirse y crear alianzas, pero nunca accedimos, este siempre fue un movimiento iniciado 100 por ciento desde la ciudadanía“, dijo.
Para ese entonces, la marcha ya recibía el reconocimiento y apoyo de organizaciones que trabajan en pro de la igualdad de derechos y el cuidado de la salud para personas del colectivo, entre los que se encontraban El Torito apoyando en temas de VIH/SIDA; Juventud Alfa, cuyo fundador Ricardo Baruch encabeza el movimiento LGBT en el país; y Vida Plena que desde finales de los 90’ trabajó a favor de este sector social.
Para Luis Fernando el movimiento se ha visto opacado debido a la integración de partidismo político y otras instituciones con las que se maneja actualmente la organización de la marcha.
La voracidad de personajes ligados a algunos partidos políticos por conseguir patrocinios y esas cosas es plenamente legal, aquí lo preocupante -a mi parecer- es que cambia y se pierde la dirección del objetivo que persigue la comunidad. Lo que inició como una actividad progresista, y con propuesta ciudadana se convierte en un retroceso en cuanto al reconocimiento de la comunidad LGBT que persigue perfilar personajes en el mundo de la política”
Luis opina que también se causa un gran daño a la imagen de la comunidad, ya que la promoción de espectáculos como estos, reviven los estereotipos con los que la sociedad encasilla a los homosexuales.
"Nos ha costado mucho abrirnos paso dentro de esta sociedad machista en la que vivimos y cuando tu presentas en una marcha a un grupo de chicos semidesnudos que bailan o a dos chicos que interpretan a dos personajes gay en una telenovela es reavivar los estereotipos que nos han marcado por años. Reforzar los estereotipos es irresponsable, sobretodo cuando se persiguen fines económicos y la marcha sirve como un escenario de promoción, es una tendencia no sólo aquí también a nivel mundial. Hay que festejar pero no distraernos del asunto, porque se nos sigue negando derechos; a formar una familia, a obtener trabajos, se nos sigue atacando, cometiendo crímenes de odio por homofobia y no se está empoderando a la ciudadanía con respecto al tema”,