George R. R. Martin es fan de los lobos, ¿también su inspiración?

22/06/2015 - 12:03 am
Juego de tronos es una serie de televisión estadounidense de fantasía medieval, drama y aventuras creada por David Benioff y D. B. Weiss para la cadena HBO. Está basada en la serie de novelas Canción de hielo y fuego, del escritor George R. R. Martin. Foto: Especial.
Juego de tronos es una serie de televisión estadounidense de fantasía épica, drama y aventuras creada por David Benioff y D. B. Weiss para la cadena HBO. Está basada en la serie de novelas Canción de hielo y fuego, del escritor George R. R. Martin. Foto: Especial.

 

Ciudad de México, 22 de junio (SinEmbargo).- Villanos, alianzas, política, relaciones inusuales entre familias, traiciones por la espalda y asesinatos son los elementos de un buen drama para una serie de televisión como “Game of Thrones”, o bien, parte de los comportamientos de clanes de lobos.

Martin es un amante confeso de los lobos y no sólo lo demuestra en los libros que escribe, sino también en sus obras de caridad.

En 2014, George R. R. Martin, el autor de la serie de novelas Canción de hielo y fuego adaptadas para la serie de televisión “Game of Thrones”, realizó un concurso para beneficiar a un santuario del lobo en Nuevo México, Estados Unidos.

Martin nombró y adoptó a un clan de 10 lobos llamado “Westeros” (como el nombre del continente donde se desarrolla la historia) y hasta existe un ejemplar que porta el nombre del famoso personaje de la serie, Jon Snow.

Es por ello que Maggie Caldwell, secretaria de Prensa de la organización ambientalista Earthjustice, propone la teoría que no sería sorpresa para ella, que Martin se inspira en observar a los lobos para dar pie a las historias que contienen giros inesperados y sorpresas letales.

QUÉ BONITA FAMILIA

Miembros del clan Westeros en el Santuario del Lobo Wild Spirit de Estados Unidos. Reciben ayuda monetaria de Martin y su esposa Parris. Foto: Wild Spirit Sanctuary.
Miembros del clan Westeros en el Santuario del Lobo Wild Spirit de Estados Unidos. Reciben ayuda monetaria de Martin y su esposa Parris. Foto: Wild Spirit Sanctuary.

Caldwell narra una anécdota sobre su observación de lobos en el Cañón de Yellowstone Lamar: un paisaje verde, lleno de manadas de búfalos y alces.

Ahí se pueden observar lobos junto a Rick McIntyre, un veterano investigador del Proyector del Parque Nacional Lobo. Él ha observado el comportamiento de esta especie desde su reintroducción a la vida silvestre en las Montañas Rocosas desde hace 20 años.

Cada ejemplar de lobos cuenta con un collar de sistema de geolocalización (GPS) para ubicar dónde se encuentran constantemente y para fomentar su conservación.

Una mañana, relata Maggie, ella se encontró a McIntyre, quien recogió una señal del collar de 926, una hembra alfa de la manada Lamar Canyon. Cabe resaltar que los collarines que portan los lobos cuentan con un número de registro, y así los identifican, por lo que no tienen nombres.

Maggie echó un vistazo para ver dónde se encontraba 926, quien iba acompañada por dos ejemplares más, un macho y otro que era más pequeño en edad. “Parecía como una familia amorosa y cálida, pero la historia detrás del trío resultó ser un poco más complicada”, continúa Caldwell.

Dos meses antes, 926 iba junto seis lobeznos y su pareja macho, 925, cuando se encontraron frente a frente con un grupo de lobos rivales, parte del clan “Prospecto”. Los lobos eran territoriales y las batallas entre manadas pueden ser letales.

En ese momento 926 estaba preñada, por lo que al presentir peligro se alejó junto a su familia, pero su pareja 925 permaneció en el lugar donde estaban 12 lobos más del clan “Prospecto” listos para atacarlo.

“Mientras la manada se acercaba, 925 permaneció de pie para dar tiempo a que su pareja preñada y los lobeznos huyeran lejos. Los lobos del clan contrario lo atacaron mientras él se dirigía a una colina lejana para desorientarlos de su familia”, relata Maggie.

Los lobos del clan opuesto tomaron a 925 y lo asesinaron con sus dientes en medio de una batalla llena de sangre y pelaje.

Las crías de 925 escucharon sus gemidos y aullaban por él, lo que ocasionó que ejemplares del clan “Prospecto” los localizaran. El collar de 925 indicó que se había alejado hacia un riachuelo para sanar y las señales ubicaron a 926 acudiendo junto a él, pero días después ella regresó con su familia sin el macho.

925 falleció “con coraje y murió como héroe”, señala la activista ambiental.

La situación se volvió difícil para la hembra 926, quien dos semanas después, los lobos del clan “Prospecto” la encontraron junto a su manada por lo que McIntyre pensó que sería el fin de esa familia de lobos.

“Miembros del clan ‘Prospecto’ empezaron a moverle la cola a 926 y ella de vuelta. ‘Prospecto’ daba la bienvenida a esa familia, incluso al pequeño hijo lobezno, menos un hijo de 926, naturalmente confundido por la nueva alianza con los lobos que cometieron parricidio”, continúa el relato.

Aunque Maggie asegura que todo esto le pareció muy trágico, McIntyre le explicó que 926 no podría haber sobrevivido sin esa alianza, ya que se encontraba preñada y no podía ir a cazar para sus demás crías lo que significaría la muerte y el fin del clan, así que debía elegir entre enfrentar el mundo sin un macho alfa y una sentencia de muerte o hacer una alianza con el enemigo más fuerte.

La hembra eligió que su familia sobreviviera. El clan “Prospecto” ayuda a criar a todos los lobeznos de 926, donde todos se encuentran sanos.

“Un consejo para Martin si enfrenta bloqueo creativo es mirar a los lobos y que aprenda también de ellos: no rendirse ante la esperanza”, finaliza Maggie.

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