Algunos ganaderos del estado de Veracruz, al este de México, conocen una forma de encontrar ganado barato: conducen a un lugar remoto en la frontera entre Chiapas y Guatemala para adquirir reses traídas ilegalmente desde el otro lado de la frontera. Más allá de contrabandistas e intermediarios, quienes manejan y permiten la existencia de este negocio se mantienen en la sombra.
Ciudad de México, 22 de mayo (SinEmbargo).– Benemérito de las Américas es uno de los pueblos más remotos en la frontera entre México y Guatemala. Se ubica en la ribera del río Usumacinta, a cientos de kilómetros del centro urbano más cercano. El pueblo no tiene presencia de aduanas, ni un cruce fronterizo formal. Tiene una gasolinera, un supermercado, algunos restaurantes, un hotel para clientes que van de paso y mucho comercio informal.
Por el río pasan lanchas y “pangas” de madera para cruzar ganado y otras mercancías de Guatemala hacia puntos de acopio localizados en ranchos cercanos al pueblo. La cantidad de “panzonas” –tráilers cargados de ganado– paradas en el estacionamiento de la gasolinera y en las inmediaciones de la Asociación Ganadera, demuestran que el comercio de ganado es la principal actividad económica del lugar.
*Este es el segundo artículo de una serie investigativa compuesta de tres partes, que analiza cómo el ganado producido en Centroamérica se introduce de contrabando en México y es blanqueado de diversas maneras para luego ingresar a la cadena de suministro legal de alimentos. Lea la investigación completa aquí.
De hecho, Benemérito es el epicentro de un boyante negocio ilícito: el contrabando de miles de reses.
Para entender cómo funciona esta actividad, nos reunimos con un exdirigente ganadero en el sur de Veracruz que había visitado este pueblo. Por temor a represalias, pidió completo anonimato, por lo que lo llamaremos Eduardo.
Eduardo había ido a Benemérito hace unos años para conocer el lugar a donde los ganaderos van de compras y para buscar información que le sirviera para hacer negocio también.
“Los compradores prefieren irse allá [a Benemérito] porque es más barato… y el ganado que viene de Centroamérica no tiene los controles que a nosotros nos obligan a tener”, dijo a InSight Crime.
En ese entonces, Eduardo estaba en una posición privilegiada. Formaba parte de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas y utilizó su puesto para pedir acceso a los ranchos de Guatemala donde se acopian las reses que pasan en lanchas de madera hacia México.
Sin embargo, no tardó en decepcionarse. Eduardo cuenta que unos metros antes de entrar a la mancha urbana de Benemérito hay una calle que conduce a una rampa hacia el río Usumacinta. Ahí pasan unos “barcos”, que son largas canoas de madera con cubiertas de madera, con decenas de becerros y vacas, generalmente en mal estado. Él describe a este ganado como “corriente, viejo y bronco”.
“Viene ganado hasta de Nicaragua y lo juntan en Guatemala para pasarlos para acá. Hay gente armada cuidando el negocio. Fuimos y nos dijeron que no avancemos más”, recordó y concluyó que los que cuidaban el negocio eran integrantes de grupos de delincuencia organizada.
Hablamos con una fuente que vive en la costa de Veracruz y quien durante ocho años compró ganado en Benemérito de las Américas hasta que se retiró del negocio. Lo nombraremos Gilberto.
Gilberto es una persona cuyo trabajo ayudaba a satisfacer la demanda de ganado en potreros de la costa central de Veracruz. Su labor era necesaria para los corrales de engorde que, debido a sus bajos niveles de productividad, necesitan complementar su producción con ganado centroamericano y así satisfacer la demanda interna y externa.
“Es muy delicada esa zona [Benemérito]. Tratas con gente mala, mala, mala. Han caído muchas cabezas en este negocio. Pero si tú llegas y respetas tratos, no vas a tener problema”, aseguró a InSight Crime.
Durante el tiempo que Gilberto viajó a Benemérito nunca conoció a la persona que le vendía el ganado. Siempre había por lo menos un intermediario con quién él hacía los tratos.
“Es muy difícil llegar [a las personas que venden el ganado]. Tu nunca vas a hablar con ellos, nunca vas a saber quién es quién”, dijo.
Gilberto cuenta que siempre se fue “por la derecha”. Es decir, compraba su ganado y no hacía preguntas. Tampoco decía nada a nadie sobre los detalles que fue conociendo del negocio.
En general, el negocio del contrabando de ganado está lleno de secretos.
Durante el reporteo de campo en Benemérito, InSight Crime pudo constatar que las identidades de los dueños de terrenos cerca del pueblo también están protegidas.
Por ejemplo, según una fuente de la región cercana a los compradores, hay una aduana “de otro tipo”. Cuando los ganaderos dicen “estos animales los traje de La Aduana” se refieren a una persona que tiene un terreno en la línea divisoria y lo utiliza para comerciar ganado. “La Aduana” es una persona.
“Así le dicen porque sus tierras están mitad en Guatemala y mitad en Chiapas. Entonces echan el ganado al río y dicen que es ganado de La Aduana”, dijo esta fuente, que pidió anonimato.
“EL VANI” Y LA RUTA DEL BENEMÉRITO A VERACRUZ
No es coincidencia que gran parte de las fuentes consultadas por InSight Crime estén en Veracruz. Este estado, ubicado en el Golfo de México, es una potencia ganadera y uno de los principales productores de carne de res en el país. También es un corredor importante para cargamentos que van del sur de México a Estados Unidos.
En agosto de 2021, un arresto particular conmocionó a algunos ganaderos y contrabandistas en el sur de este estado. A mediados de mes, las autoridades de la Ciudad México anunciaron la captura de Jovanni ‘N’, alias “El Vani”, a quien consideraban miembro de la Familia Michoacana. El Vani era requerido por la Fiscalía General de la República (FGR), quien lo persigue por delincuencia organizada, secuestro, extorsión, narcotráfico y portación de armas de uso exclusivo del Ejército. Al momento de su arresto, los medios reportaron que intentó sobornar a la policía con dos millones de pesos mexicanos (100 mil dólares).
No hubo mención de su papel en el contrabando de ganado.
Sin embargo, varias fuentes entrevistadas por InSight Crime aseguraron que, en Veracruz, El Vani era una pieza esencial para este negocio.
“Si quieres saber del ganado de Centroamérica que se trafica a México, él es la clave”, dijo a InSight Crime una fuente de la ciudad de Coatzacoalcos, cuando recién salió la noticia.
Un líder ganadero del sur de Veracruz accedió a dar información sobre El Vani a InSight Crime bajo estrictas condiciones de anonimato y pidió que no se den detalles sobre el lugar donde se realizó la entrevista.
“Él no era famoso entre la población. Solo entre cierto círculo de ganaderos. Él alternaba con los ganaderos más poderosos, de muy alto nivel. A los pequeños no los tenía en cuenta”, dijo.
El Vani adquirió una considerable riqueza e influencia en la región, gracias a este control que parecía tener sobre el tráfico de ganado en Veracruz. Su casa en el municipio de Carranza, por ejemplo, es la edificación más famosa del pueblo y es tan ostentosa que los locales la llaman “Disneylandia”. Los que lo conocen también opinan que “El Vani” es un seudónimo inventado por las autoridades, ya que localmente se le conoce como “El Gallo”, un mote que le ponen a personas valientes o incluso agresivas.
Además de la mansión de Disneylandia, Carranza también se destaca por sus ranchos ganaderos, donde se engordan y comercializan miles de reses cada año.
Un ganadero que habló con InSight Crime, quien es miembro de uno de los más de 10 grupos de autodefensa que operan en la región, según relataron varias fuentes, contó que en una ocasión secuestraron a uno de sus compañeros y El Vani –no las autoridades– les ayudó a liberarlo.
Tiempo después, El Vani les pidió ayuda por el secuestro de su hermano y ellos le devolvieron el favor.
“Llevamos un grupo para presionar y lo liberaron rápido [al hermano de El Vani]… Afortunadamente salió bien todo… [El Vani] vino para acá a agradecer”, recordó.
Otra fuente, que describe a El Vani como un buen amigo, dijo que “cuando estaba bueno y sano [es decir, sobrio], era tratable… El problema era cuando se emborrachaba. Se le metía el chamuco [el Diablo]. Empezaba a tirar balazos y a hacer cosas feas”.
Sin embargo, más allá de estos relatos personales, fue complicado tener una opinión clara de cómo era El Vani y de cómo funcionaba su negocio. Lo más que se podía lograr eran escenas que perfilan a una persona que mantenía a flote un negocio visible, aceptado y con ganancias millonarias.
Según estimaciones del Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad Agropecuaria de México (Senasica) compartidas con InSight Crime, cada año entran al país de contrabando alrededor de 800.000 cabezas de ganado bovino por la frontera con Guatemala. Estas reses son enviadas a diversos estados del país, en donde complementan la producción nacional de carne que alimenta el mercado doméstico y las exportaciones a Estados Unidos.
Los ganaderos entrevistados en el sureste de México aseguraron a InSight Crime que cada becerro introducido desde Guatemala se vende en aproximadamente 400 dólares, lo que significa que anualmente se mueven unos 320 millones solo en esta frontera.
El arresto de El Vani habría contribuido a una pausa temporal del negocio. El líder ganadero en el sur de Veracruz le dijo a InSight Crime que los contrabandistas se habían visto obligados a reagruparse después de la captura.
“Hoy está frenado [el negocio], no están entrando tantas jaulas [vehículos con ganado]. Es complicado”, dijo.
“¿La causa del freno del negocio tiene que ver con la detención de El Vani?”, preguntó InSight Crime.
“Sí, sí. Pero se están reagrupando. Mientras se reorganizan y llegan a acuerdos, está frenado. Pero no creo que dure mucho [la pausa] porque hay muchos intereses ahí”.
Es así como el ganadero, en palabras escuetas, explicó a InSight Crime que la entrada de ganado desde Centroamérica hacia México sirve, además, para introducir cocaína.
“La entrada de ganado es un tema muy, muy delicado y peligroso porque está en manos de organizaciones que su tema no es la ganadería. Solo es una fachada”, aseguró.
Esta postura fue confirmada por más fuentes –desde otros ganaderos hasta funcionarios locales–, a las cuales accedimos en otros puntos del sureste de México y el norte de Centroamérica, donde están las rutas del negocio. En toda esta región hay organizaciones criminales que han aprovechado el contrabando de ganado para lavar dinero y encubrir sus operaciones de narcotráfico.
“Es un doble negocio [ganado y narcotráfico]. Es muy grande, muy grande”, dijo el ganadero miembro de las autodefensas.
EL RESTO
En ese contexto, las circunstancias del arresto de El Vani comienzan a tener sentido. Aunque en el comunicado de las autoridades capitalinas y en los medios locales nunca se menciona que El Vani estaba involucrado en el tráfico de ganado, sí se le atribuye que se dedicaba al “narcotráfico dentro y fuera del país”.
Durante el reporteo en terreno también se pudo constatar que no son claros los supuestos vínculos de El Vani con la Familia Michoacana. Un ganadero que lo conocía le dijo a InSight Crime que El Vani simplemente tenía varios amigos michoacanos que habían migrado al sur de Veracruz.
De hecho, InSight Crime encontró que uno de los ganaderos más respetados de la zona, y quien es cercano a El Vani, es hermano de un notable líder criminal de Michoacán. Este ganadero no respondió a las peticiones de entrevista que le realizamos y no hay evidencia de que esté involucrado en actividades criminales.
Desde su arresto, las autoridades no han hecho mención del rol de El Vani en el contrabando de ganado. El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, informó públicamente que en el estado se estaba investigando el caso pero el mandatario nunca se refirió a la ganadería.
InSight Crime intentó investigar más a fondo. Se hicieron solicitudes de información a las fiscalías de Veracruz, Chiapas y Tabasco, estados clave para el contrabando de ganado, pero no hubo respuestas. La fiscalía de la Ciudad de México, donde fue arrestado El Vani, dijo que no estaba investigando el caso e informó que la agencia responsable era la Fiscalía General de la República. No obstante, tampoco se obtuvo respuesta de su parte.
Finalmente, insistimos a la fiscalía de Veracruz mediante la Plataforma Nacional de Transparencia para solicitar cualquier evidencia documental que pudiera darnos pistas y la dependencia respondió con una negativa argumentando que es información reservada.