Brayan de Jesús Hernández Gutiérrez, de 17 años, fue secuestrado el 28 de abril de 2016 mientras esperaba una supuesta entrevista de trabajo a la que acudió luego de leer un volante publicitario distribuido en Poza Rica, Veracruz.
Desde entonces no se ha vuelto a saber más del joven, quien tenía pocas semanas de ingresar a la preparatoria.
Luz Elba Hernández, madre del menor, relata que ella llevó a su hijo al lugar donde le darían mayores informes del supuesto empleo, lo dejó ahí y se retiró por tres cuartos de hora. Fue en ese momento cuando un comando secuestró a su hijo y también se llevó a cinco jóvenes más.
Ciudad de México, 22 de mayo (SinEmbargo).– Brayan de Jesús Hernández Gutiérrez cursaba el primer semestre de preparatoria y pretendía estudiar en la Escuela Normal: quería ser maestro. Pero su aspiración se frustró tras ser privado de la libertad por un grupo armado cuando acudió a una falsa entrevista de empleo en Poza Rica, Veracruz.
Hijo de madre soltera, a quien apoyaba en los cuidados de su hermano menor, Brayan quería conseguir un empleo de medio tiempo para solventar algunos de sus gastos personales y escolares, y además ayudar a su madre. Estaba por cumplir los 18 años, no era muy alto pero sí corpulento. “Le entró la loquera adolescente de querer laborar para ayudarme”, recuerda Luz Elba Hernández, madre del joven.
La mujer, ahora convertida en activista, comenta: “yo siempre he sido padre y madre, y él me decía: ‘Mamá, cuando yo me reciba de maestro tú ya no vas a trabajar, ya no vas a llorar, ya no vas a llegar cansada del trabajo; vas a estar como una reina”.
A dos años de la desaparición de Brayan, la señora Hernández ha reconstruido por sus propios medios la manera en que desapareció su hijo, y en ese tiempo también se ha dedicado a tratar de dar con su paradero.
El martes 26 de abril del 2016, Luz Elba y su hijo Brayan de Jesús caminaban por las calles del centro de histórico de Poza Rica cuando recibieron un volante que ofertaba empleo.
“El papel hablaba de un pago de 200 pesos por cuatro horas laborales en un puesto de hot dogs nombrado ‘Bob Esponja’. Yo le dije a mi hijo: ‘Mira, son cuatro horas, estudias y te da chance de trabajar’”, recapitula Elba Hernández.
El joven llamó a un número que aparecía en el papel y fue citado al siguiente jueves en el Parque Benito Juárez, en el área frente al puesto de comida rápida. Ahí, presuntamente, es donde le darían mayores informes para la entrevista.
“Yo lo llevé. No era una oficina, era en un parque, lo senté y me retiré para que lo entrevistaran. Cuando regresé, Bryan ya no estaba… pero no sólo se llevaron a él, se llevaron a varios muchachos que cayeron en el gancho del trabajo”, afirma.
Elba recuerda que se dirigió a una tienda de venta de telas y que a su regreso, unos 40 minutos aproximadamente, no vio a Brayan. Pensó que estaba en el proceso de reclutamiento en otro lado, le marcó pero la llamada remitió a buzón, esperó unos momentos para volver a llamarle, pero la respuesta que obtuvo fue la grabación que indicaba que el teléfono estaba apagado.
La madre narra que al preguntar a las personas presentes se enteró que otros cinco jóvenes estaban en el mismo lugar. Un bolero le comentó que un hombre joven se acercó a los muchachos y los dirigió hacía la orilla del parque –ubicado atrás del Ayuntamiento de Poza Rica y al lado de la Comisaría–.
“Cuando usted venía pisando la esquina del parque se lo llevaron por la otra esquina. Yo vi, no sé quienes eran, solo sé que había armas”, recuerda Elba que le dijo el bolero.
La jefa de familia pudo recopilar otros testimonios que apuntaban que el grupo de gatilleros tripulaba una camioneta gris y un carro azul.
“MENTIROSA”
Luz Elba Hernández acudió a la Fiscalía Especializada en Veracruz a denunciar y pedir ayuda para buscar a su hijo.
“Lo primero que me preguntaron es que quiénes eran los amigos; qué andaba haciendo mi hijo y que a lo mejor yo estaba mintiendo con respecto a que me habían dado un volante de trabajo; que les dijera la verdad. Yo les dije que andaba en busca de trabajo y ellos me dijeron que era una mentira”, recordó.
La madre dice que trató de explicar que la “mentira” venía de quien utilizó el volante para enganchar, juntar jóvenes y luego secuestrarlos. “Pero me ganó el sentimiento, las palabras fuertes de la autoridad y mi dolor me vencieron y terminé por llorar. Finalmente terminé haciendo lo que ellos [las autoridades] me decían: que fuera al siguiente día, y luego que al siguiente…”.
Ante el estancamiento de la investigación, algunos de sus conocidos le recomendaron a la madre de Brayan acudir a la Ciudad de México para levantar la denuncia y que el caso se investigara desde el fuero federal.
La señora se presentó en la Unidad de Búsqueda Especializada de la Procuraduría General de la República (PGR), en la Ciudad de México, y pidió que el caso de Brayan se investigara como trata de personas.
“Lo que me más me dolió, más me marcó y más me trauma es que cuando llegué a aquí en la Ciudad de México –mientras declaraba–, como tenía un dolor inmenso y no paraba de llorar, me dijeron: ‘O se calla o la declaro incompetente para buscar a su hijo’. Me callé, lo traía en mi pecho. Hasta hoy sé que no debieron tratarme así, es mi derecho buscar a mi hijo, no pueden callarme así, sin embargo lo hicieron”, reclama.
Luz Elba señala que las autoridades federales acudieron a Poza Rica para tratar de vincular los casos de los otros jóvenes desaparecidos con el de Brayan, pero como los otros padres no sabían exactamente en qué zona de la ciudad desaparecieron –sólo que fueron a buscar trajo– entonces la carperta de investigación de su hijo fue la única atraída por la autoridad federal.
BUSCARLO POR SU CUENTA
Tres meses después de los hechos, Luz Elba Hernández perdió su patrimonio. Personas desconocidas la contactaron, le enviaron un audio y una fotografía difusa, y le pidieron 160 mil pesos a cambio de regresarle a su hijo.
“Tuve que vender mi casa para pagar lo del rescate, y hoy no tengo nada; solo mi fe bien puesta”, sostiene la mujer.
Luz Elba, como miles de madres se ha dedicado a buscar a su hijo sin descanso.
“Dejé de portar la foto de mi hijo con mis dedos y empecé a ocupar mis manos aprendiendo en talleres cómo buscarlo en fosas, en Ceresos, Ceferesos, me uní a la Brigada Nacional para buscar en fosas clandestinas. Mi corazón de madre me dice que hasta que no lo encuentre, yo no puedo decir que ya no vive”, explica.
La madre de Brayan denuncia que ha recibido amenazas por sus labores de búsqueda. Detalla que al principio no tenía miedo de que la mataran: “Yo decía: ‘No importa que me maten, con tal de encontrar a mi hijo’, pero hoy cambio todo lo dicho, hoy no me quiero morir hasta encontrar a mi hijo, porque nade va a buscarlo más que yo”.
Luz asegura que, aunque al principio se sintió sola, ahora sabe que en su búsqueda no es la única, pues cuenta con el apoyo de su hijo menor y con el cobijo moral y el apoyo de otras madres que están en su misma situación.