La pandemia ha infectado a más de 2.5 millones de personas y matado a más de 177 mil en todo el mundo, incluidos más de 45 mil en Estados Unidos, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Las autoridades sanitarias han advertido que la crisis está lejos de terminar y que abandonar el confinamiento demasiado rápido podría permitir un gran repunte del virus.
Por Frank Jordans, Elena Becatoros y Kate Brumback
Berlín, 22 de abril (AP).— Los pequeños comercios abrieron el miércoles en Berlín, mientras unos pocos países suavizaban las restricciones contra el coronavirus para reactivar sus economías. Sin embargo, los reparos expresados por algunos trabajadores y clientes indicaban que aún faltaba mucho para el regreso a la normalidad.
También se relajaron las restricciones en Dinamarca y Austria. En Francia se formaron largas filas ante los pocos restaurantes McDonald's que abrieron, sirviendo a los clientes por las ventanillas para autos. En Estados Unidos, algunos estados retiraron medidas entre fuertes protestas de los que reclamaban volver al trabajo.
Aunque algunos lugares que fueran epicentro del virus, como Italia, España, China y Nueva York registraron descensos en sus cifras diarias de muertos y nuevas hospitalizaciones, otras zonas registraban un repunte del nuevo coronavirus. Singapur, que fuera un modelo de prevención y de identificación de contactos de enfermos, sufrió una explosión de casos nuevos y el miércoles anunció que ampliaría su cuarentena hasta junio.
Hay una creciente impaciencia por levantar los confinamientos impuestos por el virus, que han hecho que millones de personas pierdan sus empleos. Pero incluso en zonas donde se permitió la actividad empresarial, algunas personas estaban poco convencidas.
En Savannah, Georgia, donde el Gobernador, Brian Kemp, anunció que gimnasios y peluquerías podían reabrir esta semana, el propietario de gimnasio Mark Lebos dijo que hacerlo en este momento sería una negligencia profesional.
“No vamos a ser un vector de muerte y sufrimiento”, dijo.
La pandemia ha infectado a más de 2,5 millones de personas y matado a más de 177 mil en todo el mundo, incluidos más de 45 mil en Estados Unidos, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins. Las autoridades sanitarias han advertido que la crisis está lejos de terminar y que abandonar el confinamiento demasiado rápido podría permitir un gran repunte del virus.
Los daños económicos se iban acumulando. Los precios del crudo cayeron de forma espectacular y las acciones en Wall Street registraron el martes su mayor pérdida en semanas. Los mercados asiáticos seguían cayendo el miércoles.
En Estados Unidos, durante un acto a través de internet para donar mascarillas, respiradores y otro material médico a la afectada Nueva York, el cónsul general de China, Huang Ping, pidió de forma indirecta a Trump que rebajara sus comentarios recientes contra el país asiático, donde se detectó por primera vez el virus a finales del año pasado.
Tras semanas de elogios a la respuesta a la pandemia ofrecida por el Presidente de China, Xi Jinping, Trump ha empezado a culpar a China y detenido las contribuciones de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud, a la que acusa de repetir desinformación salida de Beijing.
“Este no es el momento de señalamientos”, dijo Huang. “Esta es la hora de la solidaridad, colaboración, cooperación y apoyo mutuo”.