¿Qué leen los que leen? Para ellos, todos los días son el Día Mundial del Libro

22/04/2013 - 12:00 am

Ciudad de México, 22 abr (Sin Embargo).- ¿Qué leen los que leen? En el Día Mundial del Libro, que se celebra mañana, 23 de abril, uno podría decir, en plan de corrección política: Todos son los días del libro.

Lo cierto es que muchas personas tienen la impresión de que la lectura es como un secreto a voces: el lector sabe el efecto que producen los libros en la vida de las personas y el que aún no lo haya descubierto, no se haya beneficiado de ese influjo, se pierde algo grande, algo importante.

NO LEER: UN ASCETISMO ABSURDO

“Esta semana di una conferencia en Veracruz sobre la pasión de leer y a menudo en España me convocan para que suscite el interés por los libros y siempre digo que soy la persona menos adecuada para eso, porque como me gusta tanto leer no entiendo por qué los demás no leen”, dice a SinEmbargo el filósofo español Fernando Savater.

Foto: Especial
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“Es como si a alguien que le gusta mucho el mole le pidieran que explique por qué. ¡Pues pruébelo!, le diría. No entiendo cómo alguien puede renunciar, con la estrechez y la escasez de la vida, a esa multiplicación del alma que otorga la lectura. Lo veo como un ascetismo absurdo. Desde luego, la lectura ha sido para mí lo básico de mi vida. Si pagaran por leer, pues sería millonario”, agrega.

Libros recomendados por Fernando Savater: La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson; Moby Dick, de Herman Melville. El Aleph, de Jorge Luis Borges.

CUANDO LA LECTURA PURGA EL APARATO DIGESTIVO

“En cierta ocasión, presentando Ventajas de viajar en tren en una biblioteca española, el presentador se deshacía en elogios a mi obra. Y para demostrar que no exageraba, decidió leer un par de pasajes. Empezó a leer y a la mitad de la lectura se detuvo pálido y… empezó a vomitar ante la mirada estupefacta del público. Desde entonces pienso que si mi literatura no enseña nada, por lo menos purga el aparato digestivo”. (Antonio Orejudo, escritor español)

Foto: Especial
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Libros recomendados por Antonio Orejudo: Pastoral americana, de Philip Roth; Ruido de fondo, de Don DeLillo; Las partículas elementales, de Michel Houellebecq; Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes; Ensayos, de Montaigne.

LOS SERES IMAGINARIOS QUE SALEN DE LOS PROPIOS LIBROS

“Soy hija de un escritor, Fedro Guillén, y mi casa era diferente a la de mis demás amigos, Me explico: los libreros estaban por todos lados, incluso en el comedor. Entonces para mí era natural ver a mi padre leyendo y sabía que al hacerlo estaba trabajando: vinculaba la lectura como una forma vida, pues. Esa percepción me llevó, hasta ahora que lo escribo tomo conciencia, a acercarme a los libros sin el menor prejuicio. De hecho, uno de mis juegos infantiles era utilizar el espacio de la sala para poner mi librería: cortaba papel periódico en forma de billetes y ésos los utilizaba para vender libros a quienes quisieran comprarlos. Los compradores eran seres imaginarios que, quizá, salían de los propios libros”. (Claudia Guillén, escritora mexicana)

Foto: Especial
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Libros recomendados por Claudia Guillén: Pedro Páramo,  de Juan Rulfo; La señal, de Inés Arredondo; Madame Bovary, de Gustavo Flaubert; Escoria, de Isac Bashevich Singer; La balada del café triste, de Carson Mc Cullers.

LEER ES LA BALSA QUE NOS PERMITE SOBREVIVIR

“No entiendo cómo puede haber gente que pase por la vida sin leer. Es como vivir sin besar jamás o sin hacer el amor. Quizás por eso los célibes clérigos medievales fueron eruditos, porque a un placer solo puede sustituirlo otro. ¿Se puede vivir sin sexo? Sí. ¿Pero no piensan ustedes que sería un desperdicio tremendo? ¿No creen que estarían siempre pensando en qué se sentiría? ¿Qué sabor tendría? Y una vez que lo probaran, ¿querrían volver a sentirlo? Sin duda. Una vez descubierto el placer, es inevitable, haremos lo imposible por volver a experimentarlo. Aunque a veces el amante no esté a la altura, buscaremos la forma de conseguir vibrar de nuevo. Lo mismo pasa con los libros.

Mario Vargas Llosa decía que gracias a la ficción somos más y somos otros sin dejar de ser los mismos. Cuántas veces, al terminar un libro, no hemos sentido que abandonamos un mundo al que creíamos pertenecer. Leer nos hace mejores personas, sencillamente porque nos mete en la piel de otros. En sus miserias y alegrías. Y cuanto más se lee, más capacidad de comprensión del mundo se tiene. Para bien y para mal. Pero además, esto sucede sin que nos demos cuenta. He ahí el milagro. Una persona que lee jamás vuelve sobre sus pasos, ni contempla el mundo de la misma manera. En una carta a su amigo Oskar Pollak, Franz Kafka escribió: “Creo que solo deberían leerse libros que a uno le muerdan y le puncen. (…)

Foto: Especial
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Lo que necesitamos son libros que hagan en nosotros el efecto de una desgracia, que nos duelan profundamente, como la muerte de una persona a quien hubiésemos amado más que a nosotros mismos, como si fuésemos arrojados a los bosques, lejos de los hombres, como un suicidio, un libro tiene que ser el hacha para el mar helado que llevamos dentro.”

Me gusta pensar que, en efecto, todos somos un mar. Quizás no helado, pero sin duda, impredecible. Leer es, ni más ni menos, la balsa que nos permite sobrevivir. (Laura Martínez-Belli, escritora mexicana)

Libros recomendados por Laura Martínez-Belli: La delicadeza, de David Foenkinos; Fallas de Origen, de Daniel Krauze; El abuelo que saltó por la ventana y se largó, de Jonas Jonasson; Persona Normal, de Benito Taibo; Los enamoramientos, de Javier Marías.

SOMOS LECTORES TODO EL TIEMPO

“Actualmente la lectura, sobre todo la de poesía, responde a una necesidad de redimensionar una maquinaria de lenguaje -el poema- entreverado con otras estructuras y metáforas. Somos lectores todo el tiempo: textuales, visuales, olfativos, sonoros. Al ser animales sensoriales la articulación de lo oral, la acción, las improvisaciones sonoras y el lenguaje se hermanan en la poesía en voz alta. Somos lectores permanentemente, el libro es el núcleo, el punto desde donde se irradia el lenguaje pero la lectura no termina ahí, se expande y atomiza. El libro siempre será un universo. De igual manera, me seduce el poema apoderándose del espacio en acciones poéticas que nunca volverá a ser las mismas y donde el poema escrito se resemantiza a partir de juegos verbales en diálogo con imagen y música”. (Rocío Cerón, poeta mexicana)

Foto: Especial
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Libros recomendados por Rocío Cerón: Zurita,  de Raúl Zurita (Aldus, 2012); Diarios de cine, de Jonas Mekas (Mangos de hacha, 2013); La soledad del lector, de David Markson (La bestia Equilátera, Bs As, 2012);  Muerte sin fin, de José Gorostiza (diversas ediciones); El cuchillo y la luna, de Samuel Noyola (Conarte, 2011)

LA LECTURA SON MOMENTOS QUE HAY QUE CONTAGIAR

“Quien me llevó a la lectura cabrón, fue mi padre. Asiduo y empedernido lector, hasta la fecha. (Y me vale el lugar común. Para eso son, ¿no?). La lectura se inculca con libros que se acerquen al momento en que está uno. Y estoy en etapa de revivir, gracias a mis sobrinos. La ilusión y la fantasía hay que presentarlas en términos que los niños se conecten (... ya no soy más niño, ¿o sí?). A partir de ahí, todo crece. Y la lectura es eso, como lo es la escritura... un punto de partida. ¿De dónde nace el gusto, luego el hábito, de la lectura? Adoro el recuerdo de cuando leí Aura, de Carlos Fuentes, que acabo de recuperar. Eso, la lectura son momentos y ahora el trabajo consiste en continuar, pero más en contagiar. Como lo hicieron mi padre y Cassio Luiselli. Contagiemos”. (Luis Albores, productor de cine, editor, mexicano)

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Libros recomendados por Luis Albores: L. Frank Baum y su serie de El Mago de Oz (en inglés); Momo, de Michael Ende; El evangelio según Jesucristo, de José Saramago; La eternidad por fin comienza un lunes, de Eliseo Alberto; Los minutos negros, de Martín Solares.

CUANDO LOS LECTORES TOMAN LA CALLE

“El acto público que más “sentimiento” tiene la Feria en relación con la lectura y su promoción directa es, para mí, el maratón de lectura que hacemos el 23 de abril. Han pasado cosas increíbles ahí, todas alrededor del asunto de darles un espacio a los lectores, hacer que tomen la calle y sean ellos las estrellas de ese día. La historia que más me ha tocado es la de Danaé, su hija y su mamá. Ellas han venido cada año a leer sin falta, siempre con gusto y apuntándose con tiempo, suelen pasar la tarde en el espacio, oyendo a otros. Este año Danaé no pudo hacer la cita a tiempo, pero nos escribió y nos pidió hacer una excepción, porque su madre (que el año pasado leyó en silla de ruedas luego de una embolia), murió durante los últimos meses de 2012 y ella y su hija quieren venir a leer como un homenaje en su memoria. Es increíble como un gesto así, público, colectivo, se convierte en algo importante en la vida de las personas”. (Myriam Vidriales, Jefa de Prensa de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara)

Foto: Especial
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Libros recomendados por Myriam Vidriales: Canción de tumba, de Julián Herbert; Steal like an artist, de Austin Kleon; Libertad, de Jonathan Franzen; La carretera, de Cormac McArthy; Vidas paralelas, de Álvaro Enrigue

PERDIÓ A LA CHICA, PERO SE QUEDÓ CON EL LIBRO

“El otro día aquí en el DF, una mujer me paró en la calle para decirme que Di su nombre había cambiado su vida.  ¿Cómo?,  le pregunté, intrigado, pues, jamás alguien me había dicho tal cosa. Es muy raro que un libro cambie la vida de alguien ¿no? Entonces ella me explicó que había compartido la lectura del libro con su novio.  Mientras se fueron leyendo, ella se dio cuenta que no estaba recibiendo de él la calidad de amor que quería, entonces  rompió con él, puso fin a la relación. Parecía feliz con su decisión. Y como ella había terminado el libro antes, él se fue con el libro”, (Francisco Goldman, escritor estadounidense)

Foto: Especial
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Libros recomendados por Francisco Goldman: Formas de volver a casa, de Alejandro Zambra; Three Strong Women, de Marie NDiaye (título original, Trois femmes puissantes); El Mármol, de César Aira; The Flamethrowers, de Rachel Kushner; Los migrantes que no importan, de Oscar Martínez.

EL PESO DE LEER A THOMAS PYNCHON

“En casa tengo empezada Contraluz. Ya leí unas 150 de sus 1300 páginas. Esa novela sólo puedo leerla en casa: el libro es un ladrillo intransportable. (Osteópata, revisándome la espalda: “¿Hace algún tipo de actividad física?”. Yo: “Sí, estoy leyendo a Thomas Pynchon”).

Para el morral reservo libros más delgados: por ejemplo, Esta historia, de Alessandro Baricco. Me lo regaló mi hermana y es ligero en todo sentido. Refrescante y liviano.

A principios de diciembre, fui al centro a cortarme el pelo. Tenía que caminar diez cuadras y no tenía apuro. Entonces, lo de siempre: “¿qué habrá de nuevo en las librerías?”. (Las librerías más importantes de Córdoba se encuentran en un conveniente cuadrado de tres por tres manzanas).

Foto: Especial
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Así que, de camino a lo del peluquero, hice el tour por las librerías. Pero sucede que me avergüenza comprar libros con más rapidez de lo que puedo leerlos (releer a Monterroso y su cuento “Cómo me deshice de quinientos libros”). Cuando me descubro a punto de hacer eso, me freno: entonces miro vidrieras, pero no entro. Lo que sí me permito es pasar por las librerías de usados: el hallazgo de una oportunidad que no hay que dejar escapar justifica la compra, más allá de mis eventuales sentimientos de culpa por mi acumulación burguesa.

Entré en Macao y no paré hasta descubrir esa oferta corleonesca que no podía rechazar: Inolvidables veladas, de Marcelo Cohen. Un Minotauro en tapa dura, editado en Barcelona, por sólo $15 (unos 3,75 dólares). Una ganga. Por supuesto, al salir de la librería, en vez de seguir a lo del peluquero, me desvié a un café para leerlo”. (Martín Cristal, escritor argentino)

Libros recomendados por Martín Cristal: • Siete novelas en castellano: Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal; Rayuela, de Julio Cortázar; Rosaura a las diez, de Marco Denevi; Glosa, de Juan José Saer; Cae la noche tropical, de Manuel Puig; Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño; El desierto y su semilla, de Jorge Barón Biza • Seis novelas en otros idiomas: La conciencia de Zeno, de Italo Svevo; Mientras agonizo, de William Faulkner; Pregúntale al polvo, de John Fante; El palacio de la luna, de Paul Auster; Un descanso verdadero, de Amos Oz; El proyecto Lázaro, de Aleksandar Hemon • Doce libros de cuentos: Ficciones, de Jorge Luis Borges; Cuentos completos, de Julio Cortázar; Cuentos completos, de Isidoro Blaisten; Turistas y Del cielo a casa, de Hebe Uhart; Cantos de marineros en La Pampa, antología de Rodolfo Fogwill; Los mejores relatos, antología de Rubem Fonseca; Lazos de familia, de Clarice Lispector; Siempre juntos y otros cuentos, de Rodrigo Rey Rosa; Nueve cuentos, de J. D. Salinger; Relatos, de John Cheever; Fiebre de guerra, de J. G. Ballard.

EL PODER DE LOS CABALLEROS DEL ZODÍACO

“Mi primer acercamiento a un libro fue a los 7 años. En ese tiempo, yo estaba interesado -como gran parte de los chicos de mi generación- en la serie televisiva Los caballeros del Zodíaco. Motivado por la curiosidad, decidí preguntarle a mi maestra de segundo grado de primaria dónde podría ver, además de la TV, algo relacionado con Saint Seiya y los caballeros pegaso, Andrómeda, Fénix, Dragón y Cisne, así como la diosa Atenea. Ella sin tener en claro el referente de la serie, me regaló La Teogonía y Los trabajos y los días, de Hesíodo. En principio reclamé a mi madre que ese tal Hesíodo decía mentiras, puesto que no hablaba cosa alguna de la Saga de las doce casas, de la lucha por ganar la armadura dorada de Sagitario o de los Caballeros de Oro, plata y/o bronce. Entonces mi madre me dijo que era la oportunidad de crear mi propia saga y que libros así, antes que encajonar, abren posibilidades. Creo que ahí fue mi primer estímulo de creación, pues inicié a dibujar y, con el tiempo, a escribir pequeños relatos sobre otros caballeros y héroes mitológicos a partir de La Teogonía. Poco a poco me fui interesando en la mitología y sus relatos épicos, hasta el punto que ahora son de los temas que investigo y trabajo. Aún conservo el libro de Hesíodo, porque en verdad me ha dado camino y luz en mi profesión literaria y en mi vida personal.

Foto: Especial
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Actualmente noto una desbordada campaña en pro de la lectura. Es verdad, es necesaria, aunque se debería complementar con otro tipo de actividades. Las campañas a favor de la lectura hablan a un tipo de libro, por decirlo de alguna manera, tradicional. Creo que no contemplan dos vertientes: (1) el comentario de los libros y, por ende, la apertura de espacios para hablar sobre los libros (un libro leído sin algún diálogo o comentario vale lo mismo que ni siquiera abrirlo), y (2) contemplar que las nuevas tecnologías están ofreciendo un tipo de lectura parece alejarse a la lectura del “libro tradicional”. Por ello resulta necesaria la integración y espacios para lectura y comentarios de libros ya sea en las escuelas, bibliotecas, cafés, museos, redes sociales y en el propio hogar. Quizá la campaña deba decir: Lee, comenta, imagina...” (Salvador Lira, Doctor en Letras, investigador)

Libros recomendados por Salvador Lira:  Gérard de Nerval, de Tomás Segovia; Contranatura, de  Rodolfo Hinostroza; Tríptico para Juan Rulfo: Poesía, Fotografía y Crítica, de Víctor Jiménez, Alberto Vital y Jorge Zepeda;  La locura que viene de las ninfas, de Roberto Calasso; Tristán e Iseo, de Gerbert de Montreuil, María de Francia, Berol, Tomás de Inglaterra y otros.

LEER RAYUELA POR LAS CALLES DE PARÍS

“Uno de los libros más importantes para mí fue Rayuela, de Julio Cortázar. Me tocó leerla en París. Leía los capítulos de Oliveira vagando por las calles de París, mientras yo vagaba por las calles de París. En algún punto de la lectura, me sentí Oliveira. Ese libro marcó mi encuentro con la lectura. Esa sensación de que, mientras lees un libro, vas escribiendo otro en paralelo”. (Miguel Conde, actor y conductor televisivo)

Foto: Especial
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Libros recomendados por Miguel Conde: Rayuela, de Julio Cortázar; Crimen y castigo, de Fiódor Dostoievski; Rojo y negro, de Stendahl; Canto a mí mismo, de Walt Whitman; Las travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa; El último encuentro, de Sándor Márai.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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