La mayor parte de las estafas telefónicas provienen de las cárceles, en donde con ayuda de un directorio los presos se encargan de intimidar a la población para exigirles cuotas a cambio de protección.
Ciudad de México, 22 marzo (SinEmbargo).- Criminales intentan estafar a un hombre por medio de una llamada telefónica, él les sigue la corriente y los hace caer en una broma.
“Habla el comandante José Luis, soy el R1 , el encargado de toda la seguridad y logística del grupo armado Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)”, se escucha al inicio de la llamada.
El supuesto comandante explica a la “víctima” que la organización criminal a la que pertenece trabaja en coordinación con el Gobierno y las autoridades federales, estatales y municipales.
Asimismo, le aclara que no es la única persona que recibirá la llamada, ya que a todos los pobladores se les sugiere alinearse con el Cártel a cambio de protección.
“Venimos haciendo una depuración en todo el municipio, de toda la escoria, toda la lacra que viene extorsionando, esa gente es levantada y eliminada”, dice el extorsionador y le aclara que debido a ello deberá dar un “apoyo económico” a la organización de cinco mil pesos, para resguardar la seguridad de toda su familia.
La “víctima” cambia de tema y les comienza a contar su historia como expresidiario y les explica que los celulares que tiene son usados y de dudosa procedencia, aunque él sólo hace el papel de vendedor de los mismos.
El estafador se desespera e intenta imponer miedo, le exige que se dirija a él con respeto, porque no habla con un simple o secuestrador, sino con el Cártel Jalisco.
“No subestimes la forma con la que te estamos hablando”, se escucha.
El criminal le pasa la llamada a otra persona, quien se encarga de explicarle la forma en la que les entregará el dinero, le pide a su interlocutor dirigirse a un Oxxo para que les deposite la cantidad.
La “víctima” les hace creer que va camino a la tienda de autoservicio, mientras intenta hacer negocio con ellos, ofreciendo los celulares que tiene en su poder y contando su historia en la cárcel, donde les recalca la forma en la que los presos operan desde dentro par estafar a las personas, por medio de llamadas telefónicas.
Mediante la llamada que dura aproximadamente 30 minutos, los estafadores únicamente logran recibir una recarga de 30 pesos, mientras su supuesta víctima les enreda con sus historias durante su estancia en la cárcel y les enfatiza lo malo que es intentar estafar a la gente con un guion bien estudiado y directorios telefónicos.
Cuando los supuestos integrantes del CJNG se dan cuenta que todo el tiempo dedicado a la llamada fue perdido, amenazan a la víctima con terminar con su vida y la de su familia.