SinEmbargo presenta cuatro casos de sindicatos alternos en los que los trabajadores acusan abusos de la dirigencia oficial como nepotismo, abuso sexual a cambio de plazas y desvío de cuotas, así como falta de democracia para su renovación. Todo frente al nulo apoyo del Gobierno federal, bajo el argumento de la autonomía sindical.
Ciudad de México, 22 de marzo (SinEmbargo).– Trabajadores disidentes de sindicatos alternos al “oficial” del Sistema Colectivo Metro, de la Secretaría de Salud, del Monte de Piedad y del Heroico Cuerpo de Bomberos comparten el mismo calvario: su dirigencia sindical, lejos de defender sus derechos laborales, llega al hostigamiento para mantenerse durante décadas en el poder desde el que gozan de las cuotas, venden plazas, meten a trabajar a sus familiares y obtienen cargos políticos.
En el caso del sindicato minoritario del Monte de Piedad, la misma Secretaría del Trabajo “los discrimina”, consideró su abogado Víctor Ortega. En contraste, los bomberos se han sentido escuchados por el gobierno de la Ciudad de México.
En el texto “Los robots no tienen la culpa de los salarios bajos”, el Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, escribió: “cada vez más economistas, aunque no todos, coinciden en que uno de los factores clave en el estancamiento de los salarios ha sido la disminución del poder de negociación de los trabajadores, una disminución cuyas raíces son en última instancia políticas”, incluyendo el debilitamiento de los sindicatos.
CASO A: El Metro
Frente a las anomalías y represalias del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, conformado por 12 mil 500 trabajadores y dirigido por el Ing. Fernando Espino desde que la Ciudad de México era un Departamento, trabajadores disidentes crearon un sindicato alterno que cuenta con su toma de nota. Sin embargo, formar parte equivale a no tener los mismos derechos laborales o que los releguen.
“Nos tienen muy checados”, dijo un trabajador del sindicato alterno que pidió el anonimato.
Ya casi se va a jubilar. Cuando llegó a trabajar al Metro, Espino ya estaba en la Secretaría General del sindicato. Está desde 1978. En cada elección siempre va la misma planilla y se cambian de cargos entre ellos. “Hacen su pantomima para mostrar el papel en el que ganaron, pero desde el inicio están con la certeza de que van a ganar”, afirmó.
“[Fernando Espino] se coludió con las autoridades del Departamento del Distrito Federal”, dijo. “Él es el que decide”.
A lo largo de estas cuatro décadas, Espino se ha adaptado a las administraciones del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Y, pese a los roces con Andrés Manuel López Obrador como alcalde de la capital del país, recientemente se codeó con Morena, durante la campaña de Delfina Gómez a la gubernatura del Estado de México.
Ha sido Diputado local y federal de tanto de Nueva Alianza como del Partido Revolucionario Institucional y también del Verde.
“De existir algún ilícito que se me atribuya, este se estaría tratando en las instancias legales competentes”, respondió a la revista Reivindicación Sindical sobre los señalamientos de corrupción que lo rodean. Agregó que se siente satisfecho con su labor como representante sindical y no ha pensado en retirarse luego de 40 años en la dirigencia.
El trabajador disidente decidió cambiarse de sindicato porque no estaba de acuerdo con que la dirigencia diera cargos a familiares. Él presentó exámenes, pero no pudo subir de categoría por ser del otro sindicato.
“Hay varios apellidos que se conocen aquí. Tienen aquí a casi toda su familia; compadres, hermanos, sobrinos, cuñados”, afirmó.
Respecto a las deficiencias en el servicio otorgado por el Metro a casi 6 millones de usuarios diarios, el trabajador lo atribuyó a la falta de refracciones “por tanta corrupción” y al exceso de demanda que retrasa el avance de los trenes.
Un tornillo que en una tlapalería cuesta 20 centavos, ahí se maneja en 2 pesos, ejemplificó. “Los trenes se averían por falta de material”, explicó. “El equipo ya está muy trabajado y no se compra nuevo”.
CASO B: La eterna planilla en el sector salud
Abel García López se ha reelegido como el líder sindical de la sección 60 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud durante tres trienios. Su último periodo concluyó en diciembre pasado, pero apenas este mes salió la convocatoria para la renovación. Los trabajadores de la salud (enfermeras, camilleros, doctores, administradores) se dicen hartos de la falta de democracia, nepotismo, abuso sexual y extorsión a cambio de plazas por parte de la actual representación sindical.
Para las elecciones de este marzo intentaron registrar una planilla alterna, “Círculo magenta”, para contar con una representación que “lejos de estar de parte de la autoridad”, recobre sus derechos y use las cuotas de manera transparente. Pero, contaron, desde el preregistro fue rechazada bajo una revisión minuciosa de tres horas y con argumentos “mañosos”. En contraste, la eterna y única planilla de García López fue aprobada en media hora.
“Cada tres años se queda la planilla única porque así les conviene a los intereses de estas personas”, dijo en entrevista un trabajador del Hospital General de Ticomán (norte de la Ciudad de México), Jorge Vega Mendoza, quien resaltó que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud lo dirige Marco Antonio García Ayala, ex legislador priista y sobrino de Joel Ayala Almeida, líder de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) por más de 20 años y denunciado penalmente desde el 2000.
“Fueron muchas anomalías e inconsistencias. Si a ellos también los hubieran revisado tan minuciosamente como a nosotros, hubieran tenido inconsistencias igual”, acusó. “Queremos votar y ser votados, pero esa persona [Abel García, arropado por Marco Antonio García] no lo permite haciéndonos creer que estamos haciendo mal la documentación”.
En un comunicado, los trabajadores acusaron que la planilla única les permite seguir usando su lugar como delegados sindicales “y hacer de las suyas, como meter a sus familiares o hijos en los centros de trabajo, solicitar dinero, sexo, citas con fines sexuales, acoso sexual a cambio de la base o de plazas en algún centro de trabajo, darle a sus familiares la base a los seis meses de haber entrado a laborar mientras trabajadores con más de diez años de servicio no se las han otorgado, y seguir ocupando las cuotas de todos los agremiados a la Sección 60”.
El pasado jueves 7 de marzo, los trabajadores de la Sección 60 “fueron víctimas de fraude, compadrazgo, abuso de autoridad, imposición y corrupción que aún se sigue manifestando en la organización”.
Durante el preregistro de las planillas de 9 a 12 horas, les señalaron irregularidades como un punto de más o de menos en alguna firma, que algunas firmas no eran iguales a las del INE, que en comprobantes de pago no se veían claramente las aportaciones de las cuotas sindicales o que las copias no estaban en orden. Aunque podían corregirlo, no se lo permitieron.
“Mañosamente pusieron trabas e hicieron tiempo para que el preregistro no se llevara a cabo”, acusaron en el comunicado. “Queremos una elección limpia, transparente, democrática, que no necesitemos ofrecer sexo, dinero ni realizar algún favor por mis derechos como trabajador”.
Sonia Ríos Cienfuentes, también trabajadora del Hospital General Ticomán, afirmó en una conferencia de prensa que al negarles el registro de la planilla,”se nos está imponiendo de manera tajante al dirigente sindical”
“Han sido los peores tres años de la vida laboral en el hospital. Ha habido casos de acoso, algunos despidos injustificados y el clima laboral ha cambiado”, lamentó.
Su compañero laboral Alejandro Suárez Veláquez enfatizó que los ejes rectores que fortalecen el sindicalismo son la autonomía, organización y respecto a los derechos, los cuales no se están llevando en su sindicato.
“Si permitieran un proceso legal, perderían porque hay muchos trabajadores de base inconformes”, afirmó.
CASO C: La Secretaría del Trabajo discrimina a sindicato minoritario
Inconformes con la representación sindical en el Monte de Piedad de Mauro Arturo Zayún González, escasa de transparencia y democracia, un grupo de 200 trabajadores formó un sindicato independiente que recibió su toma de nota en junio del año pasado. Sin embargo, la directiva de la institución de asistencia privada “los discrimina” por ser “minoría” y les priva de sus derechos laborales.
La Secretaría del Trabajo tampoco los apoya por ser minoritario (representan el 10 por ciento de los 2 mil 700 agremiados).
“Nos notificaron un oficio de la Secretaría del Trabajo diciendo que no nos pueden atender porque no somos el sindicato mayoritario. Nos niegan la atención y es su obligación”, aseguró el abogado del sindicato independiente, Víctor Ortega.
Hace cuatro meses le pidieron una inspección en el Monte de Piedad para que constate la discriminación de la directiva de la institución que “protege” al sindicato mayoritario de Mauro Zayún, quien lleva en la dirigencia 18 años.
“Todo aquel que pertenezca al Sindicato Independiente no tiene posibilidad de tener vacantes, dobletes, becas, fomento al deporte; prestaciones contractuales que deberían ser para todos no las tienen por el simple hecho de haberse registrado en el sindicato minoritario”, aseguró el litigante.
Pero la Secretaría del Trabajo también “está fomentando y cometiendo discriminación” al no ayudarlos, por lo que “es una lucha muy difícil porque tenemos al patrón y a la Secretaría en contra”.
“El Presidente de la República [Andrés Manuel López Obrador] por un lado dice que promueve la libertad sindical y que no tiene sindicatos favoritos, y por otro lado la Secretaria del Trabajo Luisa Alcalde mandando oficios diciendo que no nos puede atender porque no somos el sindicato mayoritario. Cómo quieren promover la libertad sindical si no atienden a los sindicatos minoritarios”, acusó Ortega.
“Es vergonzozo. Estamos muy desilusionados. Por lo menos del PRI sabíamos que eran unos corruptos y los del PAN también. Estos son peores, son como el diablo, porque en el discurso dicen que van a apoyar y en los hechos son peores que los del PRI”.
CASO D: El bombero que vende plazas
En días pasados, miembros del Heroico Cuerpo de Bomberos, afines al líder sindical Ismael Figueroa Flores, bloquearon avenidas de la Ciudad de México para seguir exigiendo la validación de 300 plazas. Días después, bomberos disidentes marcharon del Hemiciclo a Juárez al zócalo capitalino, para exigir la expulsión de Figueroa de la dirigencia en la que permanece desde 2007. Fueron escuchados por la Secretaría de Gobernación Rosa Icela Rodríguez.
La Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda congeló las cuentas bancarias de Ismael Figueroa, donde se recibían las cuotas, y la Procuradora local Ernestina Godoy informó que se tienen al menos 11 carpetas de investigación por supuesta venta de plazas hasta en 250 mil pesos, y al menos dos mujeres lo han señalado de abuso sexual. El 23 de noviembre pasado un sujeto le disparó mientras comía en un restaurante, por, según su testimonio, por no entregarle una plaza vendida en 120 mil pesos.
Lo señalan por más de 400 despidos injustificados de bomberos opositores para vender sus plazas; el uso electoral del cuerpo heroico de bomberos –bajo amenaza de cese– para sus dos campañas políticas (estuvo en la Asamblea Legislativa); la opacidad en el uso de recursos sindicales; agredir públicamente a dos reporteros; y está denunciado por su posible relación con el homicidio de un bombero disidente.
Miguel Sánchez, bombero jubilado de la estación Tacubaya, dijo que lleva al menos un mes sin dar la cara, pero ha dejado huella. Hay una estructura de trabajadores a su favor “que sigue hostigando a los compañeros” e impide que lo remuevan del comité sindical.
Durante la reunión con la Secretaria de Gobernación local, les reportaron que todas las denuncias se reactivaron en la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México.
“Sigue erradicar toda la estructura que dejó él. Alrededor de unas 800 personas, de las últimas que han entrado, a pesar de haber pagado 250 mil pesos por una plaza laboral, aún le agradecen que ellos tengan empleo; está raro”, consideró Miguel.
Aunque “ya no tiene el apoyo que tuvo en su momento del gobierno anterior”.
Miguel lamenta que los bomberos actuales no hayan conocido “la hermandad” en el cuerpo de vulcanos antes de la llegada de Ismael Figueroa.
“Hubo una decadencia en el equipo y material, en las unidades, y en la atención de las emergencias, y cuando obligaron a jubilarse a bomberos de experiencia, reemplazaron con gente que no tiene la capacidad ni conocimiento”.