Un paseo por las memorias de Cuarón: la casa, el kínder y el restaurante de la colonia Roma

22/02/2019 - 7:11 pm

Un paseo a través de cuatro calles permite hacerse una idea del recorrido que emprendía la abuela de Cuarón para llevar a sus nietos al Kínder Condesa, el jardín de niños donde estudiaron tanto Gloria como el hoy reconocido cineasta mexicano.

México, 22 de febrero (EFE).- “Aquí se filmó Roma”, relata una pequeña placa conmemorativa en el número 22 de la calle Tepeji de la Ciudad de México. Alfonso Cuarón decidió rodar en este lugar su película autobiográfica en lugar de hacerlo en su domicilio original, situado justo enfrente, porque la luz natural es mejor.

A diferencia de la cinta, nominada a 10 premios Óscar, no se escucha ningún perro ladrar detrás de la enrejada puerta poligonal que da acceso al patio de entrada, ni tampoco hay golpes por un vehículo infructuosamente estacionado.

Pero sí reina la calma en esta tranquila calle de la colonia Roma, en el centro de la capital mexicana, sin apenas tránsito y con algún antiguo Vokswagen escarabajo aparcado que retrotrae a los inicios de la década de 1970 que muestra el filme.

La puerta del inmueble se abre y en lugar de Cleo, la mujer indígena interpretada por Yalitza Aparicio que limpia el portal en la película, quien sale es Gloria Monreal, quien recibe a Efe tras pedir unos minutos para arreglarse el pelo.

Gloria lleva toda la vida en esta casa, heredada de sus padres, y llegó a ser vecina del mismo Cuarón cuando él era un niño que correteaba por las calles de la Roma y devoraba películas en el ya extinto Cine de las Américas, a poca distancia.

“Mis padres con sus padres se saludaban como todos los vecinos y nosotros sí estábamos chamacos (niños)”, recuerda Gloria, quien creció en una familia numerosa de seis hermanos similar a la de Cuarón, que tenía cuatro.

Pero las coincidencias no acaban aquí, pues Gloria cuenta que en su casa también vivían “dos muchachas del servicio que se querían y formaban parte de la familia”, que es el principal tema que aborda la película con la que Cuarón quiso homenajear a Libo, la empleada doméstica con la que creció.

Gloria, que ha visto cuatro veces la cinta, ya cuenta las horas para que los premios Óscar reconozcan a esta “película estupenda que nos ha movido mucho nuestros sentimientos”.

Un paseo a través de cuatro calles permite hacerse una idea del recorrido que emprendía la abuela de Cuarón para llevar a sus nietos al Kínder Condesa, el jardín de niños donde estudiaron tanto Gloria como el hoy reconocido cineasta mexicano.

El aviso del señor del gas, la campana del camión de la basura o el pitido del vendedor de camotes (batatas) siguen formando parte del universo sonoro de este barrio de la capital mexicana cinco décadas después.

Pero estos ruidos se desvanecen ante el griterío de los niños que juegan en este pequeño colegio infantil fundado en 1954 y cuyas aulas están en casitas de una sola planta distribuidas alrededor de un patio principal.

“Fue una sorpresa muy grata saber que (Alfonso Cuarón) había estudiado aquí y sobre todo que lo recordaba con tanto cariño”, cuenta a Efe Victoria Pantoja, nieta de la fundadora del Kínder Condesa y actual directora de preescolar.

Y es que el personal de esta escuela, cuya fachada está presidida por un cartel que celebra “el éxito de su exalumno Alfonso Cuarón”, desconocía que el oscarizado cineasta había pasado por sus aulas hasta que él mismo les comunicó que quería rodar allí su película.

Para la filmación, que fue en domingo para no alterar las clases, se pintó la fachada, se retiraron los carteles de seguridad que no existían en aquella época y se recreó en el patio un viejo tobogán que permanecía en los recuerdos de Cuarón, y también en su piel puesto que todavía conserva alguna cicatriz que se hizo jugando.

Cuarón tampoco se olvida de su maestra Miss Lourdes, de la señora Toñita que traía cajas de refrescos o de Joaquín, el hombre que vendía helados a la estampida de niños que salían del kínder y que aparece fugazmente en la cinta.

Cuando Alfonso y sus hermanos no estaban en casa y disponía de un rato libre, Libo aprovechaba para abandonar la colonia Roma y desplazarse hasta el Centro Histórico capitalino, donde se comía religiosamente su torta (sándwich) de pavo.

Con 118 años de historia, el popular restaurante “La casa del pavo” retiene un ambiente nostálgico y propio de otra época en su mobiliario desgastado, luces fluorescentes, una figura de la Virgen de la Guadalupe y un cartel retro que anuncia que venden pavo también en Navidad y Año Nuevo.

Viridiana Ávalos mantiene un ritmo frenético en la caja del restaurante pero encuentra un momento para contar a Efe que Cuarón “vino pocas veces aquí” cuando era pequeño y que “quien frecuentaba este sitio cada semana sin faltar era Libo”.

El rodaje obligó a esconder los actuales refrigeradores del local y redistribuir las mesas para ambientar la escena en que el personaje protagonista, Cleo, conoce a Fermín en el inicio de su romance.

Aunque el local especializado en cocinar pavo tiene clientes de toda la vida, la película ha impulsado que se acerquen todo tipo de jóvenes “que llegan y se toman la selfie” o “piden permiso para tomar fotos dentro”, cuenta Viridiana.

Pero si alguien puede presumir de tener todo un álbum fotográfico en este local es el mismo Cuarón. Pues fue Viridiana, llena de desparpajo, quien aprovechó una visita reciente del cineasta para tomarle decenas de fotos sosteniendo una torta de pavo, a lo que el humilde director accedió pese a ser vegetariano.

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