Cancún dejó de ser el paraíso de oportunidades laborales, donde cualquiera que llegaba encontraba trabajo, pues ahora sus autoridades y población enfrentan problemas propios de una ciudad de más de un millón de habitantes.
El director de la fundación Ciudad de la Alegría, Jean S. Boyancé, afirmó que “Cancún era hace 20 años el lugar al que llegabas y había tanta demanda de personal, que aunque no supieras ni hablar, te agarraban y te contrataban, empujabas un carrito o lo que fuera”.
Eso, indicó, ha cambiando, pues “ya es una ciudad de un millón de habitantes con todos los problemas y complicaciones propias”.
Aseguró que se requiere atender problemas que genera la alta migración, la falta de oportunidades laborales, de buenos sueldos, y que deriva en situaciones sociales graves como la delincuencia, consumo de drogas, abandono escolar y pérdidas de vidas.
Ante este panorama, consideró que a Cancún ya le hace falta un hogar para migrantes, de las personas que llegan con ilusión, pensando que aquí todo es abundancia, y de pronto no encuentran trabajo ni un lugar donde vivir, cuando incluso los acompañan sus familiares.
“Ahora tienes que buscar un trabajo que si hay, requiere que hables inglés, entre otras cosas, y si además no tienes dónde vivir, terminas en la calle y ahí es cuando empiezan los problemas sociales”, enfatizó, en entrevista.
Dijo que todos los días conocen historias de migrantes mexicanos, incluso extranjeros que no encuentran oportunidades de trabajo, que llegan con la idea de que las hay, pero no cuentan con la gran competencia laboral que hay, de los requisitos que cumplir y de las condiciones de vida que encuentran en la ciudad.
“Estamos hablando de problemas sociales, económicos muy fuertes que atender con urgencia porque sigue llegando la gente con muchas ilusiones, detalló Jean S. Boyancé.
Expresó que se requiere un esfuerzo de apoyo, más no de regalarle las cosas a la gente, de hacerlas entender que sí hay posibilidades de crecer, de salir adelante, de mejores oportunidades de vida.
“Tenemos que estar consientes de la situación en la que llegan, a lo que se encuentra la gente y que la competencia es cada vez mayor”, dijo.
En ese sentido, reiteró que la gente enfrenta una realidad difícil, muchas veces alejada de lo que esperaban, que los arroja a las calles, poniéndolos en riesgos como delincuencia y consumo de drogas, entre otros delitos.
“Tenemos que captar y de alguna manera rescatar a ese tipo de migrantes antes de se establezcan o caigan en un mal entorno social”, especificó.
Al respecto, destacó que a través de un grupo de empresarios trabajan en la construcción de una Casa del Migrante, que tiene como objetivo sacarlos de las calles, hospedarlos, que encuentren trabajo, conozcan la ciudad, el entorno y ya después encuentren un lugar donde vivir.
El directivo detalló que el proyecto incluye la construcción de un edificio con amplia cocina, dos recámaras grandes, una para mujeres y otra para hombres, y tres cuartos planeados para familias, con su propio baño.
Asimismo, refirió que en el inmueble esperan también habilitar un comedor comunitario para dar atención hasta 100 personas.
Indicó que la parte del proyecto arquitectónico ya está completo, que tienen la estructura para construir y que sólo falta la donación del terreno por parte del municipio, pues los recursos para construirla se tienen.
En cuanto al costo del proyecto, explicó que costará cinco millones de pesos construirlo y de entre 80 mil y 100 mil pesos al mes mantenerlo.
Señaló que en la Casa del Migrante, sus habitantes van a tener que cuidar su espacio, darle mantenimiento, “se les ensañará a hacerlo, así como a cocinar para la preparación de los alimentos diarios”.
