Hilda García
22/02/2013 - 12:00 am
¿Hacia dónde se dirige el consumo de drogas?
Apenas hace unos días escuchamos que las autoridades de Chicago quieren terminar con Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, por considerarlo el enemigo público número uno, cuando de acuerdo con una nota publicada por el diario Reforma, el líder de la minoría republicana en el Senado desde el 2007, Mitch McConnell, busca lanzar una iniciativa […]
Apenas hace unos días escuchamos que las autoridades de Chicago quieren terminar con Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, por considerarlo el enemigo público número uno, cuando de acuerdo con una nota publicada por el diario Reforma, el líder de la minoría republicana en el Senado desde el 2007, Mitch McConnell, busca lanzar una iniciativa para que campesinos puedan cultivar hachís legalmente.
No es la primera vez que decimos que Estados Unidos evalúa con doble vara, pero peor aún es ver que dentro del mismo país los discursos locales siguen chocando con las políticas federales que, al final, son con las que el Gobierno mexicano tiene que lidiar en lo diplomático. En lo real, parece que se enfrentan, confrontan con prácticas totalmente diversas.
Por ejemplo: 17 estados de los 50 que conforman a la Unión americana ya han autorizado el consumo de la mariguana con fines recreativos o medicinales y por el otro lado hay una política de terminar con el tráfico de drogas. Pues pareciera que cuando hablamos de tráfico tendríamos que tocar temas como consumo (oferta en el mercado) y de la producción.
En su iniciativa, McConnell es apoyado por políticos demócratas como Ron Wyden y Jeff Merkley, senadores de Oregon, y Rand Paul, senador de Kentucky. Con un objetivo muy claro, el de que la producción se quede en Estados Unidos. Es decir, que el negocio donde se genera la producción y el consumo sean en su misma entidad.
Bajo la justificación de la crisis económica que vive Estados Unidos desde el 2008 y el desempleo que sufren campesinos y trabajadores del país, se dan argumentos para querer ganar la batalla.
“Estoy orgulloso de presentar esta legislación con mi amigo Rand Paul que permitirá a campesinos de Kentucky aprovechar el potencial económico que el hachís industrial puede proporcionar. En estos tiempos económicos tan duros, esta legislación tiene el potencial de crear trabajos y proveer un impulso a la economía de Kentucky y a nuestros campesinos y familias”, señalaba McConnell en su presentación.
Siendo así la base económica y la justificación, pareciera que de lo que hablamos es de la protección de los mercados locales. De hecho, la gran pregunta es: si 17 entidades estadounidenses pueden consumir la mariguana, ¿quién es el encargado de la producción de toneladas del estupefaciente? ¿Son productores locales y por eso el enemigo es “El Chapo”? O definitivamente el listado en Forbes es visto como un empresario que produce las drogas que el mercado estadounidense requiere.
Suena a cliché… pero parece que el llamado “capitalismo salvaje” es más salvaje de lo que pensamos y en el que el único factor que prevalece es el de la ganancia por sí misma, ni siquiera el de la economía.
De acuerdo con información localizada en Internet, en el 2010 McConnell estaba ubicado como el décimo hombre más acaudalado de entre los miembros del Senado estadounidense. Así que no suena raro que, de acuerdo con la misma nota, se dice que la Cámara de Comercio apoya la propuesta hecha por el líder político. Incluso se dice que entre quienes respaldan la iniciativa señalan que el hachís industrial se puede usar en la producción de artículos como jabones y cosméticos. A la vez se señala que la empresa Toyota declaró que podría usar dicha fibra para su industria.
De acuerdo con el líder del Senado la pretensión de legalizar lo que se denomina hachís industrial, se basa en que posee menor cantidad de THC, el químico psicoactivo que está en la mariguana.
Así que mientras el Gobierno federal considera al hachís como una sustancia ilegal igual que la heroína, el LSD o el éxtasis, Kentucky abrió un frente para legalizar el hachís y producirlo por sus propios campesinos a fin de mejorar sus vidas. Bajo el nombre de Industrial Hemp Farming Act los legisladores proponen retirar la planta de su clasificación actual como una droga y permitir a los granjeros locales a comenzar a producirla en sus propios campos.
Por su parte, las autoridades señalan que solo abriría la puerta para la legalización de la mariguana. Cuestión que a estas alturas tan solo convertiría a Kentucky en el estado número 18 en hacerlo con una u otra situación permisiva y que va agrandando la tendencia en Estados Unidos de permitir el consumo y de que el tema de la producción y distribución queden como prohibidos cuando México está tan cerca y se ha posicionado de los mercados y hasta de varias de sus fincas y campos.
Recordando a Porfirio Díaz…. “México… Tan lejos de Dios (y del Papa) y ten cerca de Estados Unidos”.
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