La negociación entre republicanos y demócratas llegó a un punto muerto a raíz de la exigencia Trump de que el proyecto de presupuestos incluya una partida de más de 5 mil millones de dólares para el muro fronterizo.
Por Albert Traver
Washington, 21 de diciembre (EFE).- El desacuerdo entre el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y los demócratas por los fondos para el muro fronterizo con México abocó hoy al país a un nuevo cierre parcial administrativo, que empezará pasada la próxima medianoche.
Las dos cámaras del Congreso levantaron sus respectivas sesiones horas antes de la medianoche ante la falta de acuerdo presupuestario, dando casi por seguro que la Administración entrará mañana en su tercer cierre parcial del año.
El Senado y la Cámara de Representantes volvieron a convocar sesiones para mañana, sábado, al mediodía, cuando el cierre administrativo o “shutdown” ya será un hecho.
La negociación entre republicanos y demócratas llegó a un punto muerto a raíz de la exigencia Trump de que el proyecto de presupuestos incluya una partida de más de 5 mil millones de dólares para el muro fronterizo.
De hecho, los dos partidos habían alcanzado el jueves un acuerdo que no incluía fondos para el muro, pero Trump decidió vetarlo.
La Cámara de Representantes respondió a ese veto aprobando con su todavía mayoría republicana un proyecto presupuestario que sí incorporaba la demanda de Trump, pero el Senado no la llegó a votar ante la falta de consenso.
Aunque los republicanos tienen una mayoría de 51-49 en la Cámara Alta, la aprobación de propuestas presupuestarias requiere de 60 votos.
De este modo se hizo efectiva la advertencia que Trump hizo la semana pasada a los líderes demócratas en el Congreso, de que provocaría “orgulloso” un nuevo cierre parcial administrativo si de financiar el muro se trataba.
Hoy, Trump auguró además que, de producirse, el cierre “durará por un periodo largo de tiempo”.
El cierre administrativo más largo de la historia estadounidense duró 21 días y lo enfrentó el ex Presidente Bill Clinton entre el 16 de diciembre de 1995 y el 6 de enero de 1996. Por su parte, el ex Presidente Barack Obama enfrentó en 2013 uno de 16 días.
Este es el tercer cierre que enfrenta Trump desde que llegó al poder a principios de 2017. El primero se produjo en enero, coincidiendo con su primer aniversario en la Casa Blanca, y se alargó durante tres días; mientras que el segundo fue en febrero y duró apenas unas horas.
Trump ve en la presente negociación su última oportunidad para obtener fondos para el muro fronterizo, su gran promesa electoral, ya que en enero los demócratas tomarán el control de la Cámara de Representantes y podrán bloquear su financiación en ambas cámaras.
Como consecuencia del cierre administrativo, cerca de 800 mil trabajadores federales dejarán de percibir su sueldo, de los que 420.000 deberán acudir igualmente a sus puestos de trabajo al considerarse “esenciales” mientras que el resto se quedarán en casa.
Todos ellos recuperarán sus salarios de forma retroactiva cuando el Congreso apruebe el presupuesto y el Presidente lo rubrique.
El cierre afectará a decenas de agencias pertenecientes a diez ministerios, incluyendo Transporte, Justicia o Seguridad Nacional, aunque no el Pentágono, cuyo presupuesto para todo el año ya fue aprobado.
Entre los trabajadores “esenciales” se cuentan las fuerzas de seguridad y de protección fronteriza.
Para Trump, del mismo modo que su primer cierre administrativo le arruinó la celebración de su primer aniversario en la Casa Blanca, este podría estropearle las fiestas navideñas, que suele pasar en su mansión de Florida, conocida como Mar-a-Lago.
Mientras la primera dama, Melania Trump, y su hijo Barron volaron hoy a Florida, el Presidente se quedó en Washington para seguir de cerca las consecuencias del cierre y las negociaciones en el Congreso.