Netflix parece ser el enjuiciador moral de lo que vemos en la pantalla chica. Ya no es atrevida y arriesgada como al principio. El despido de Kevin Spacey no sólo le costó 40 millones de dólares, sino que mandó la serie House of cards al fracaso.
Ciudad de México, 21 de noviembre (SinEmbargo).- La voz clara y firme la puso la actriz inglesa Judi Dench, quien defendió –cuando no podía ser tratado ni siquiera como ser humano- a su colega y amigo Kevin Spacey.
La veterana actriz británica protestó porque fue quitado de la película Todo el dinero del mundo (Riddley Scott), un filme que estaba terminado en octubre de 2017 cuando varios hombres empezaron a acusar de abuso sexual al intérprete.
“No puedo aprobar de ninguna manera, sea lo que sea que haya hecho, que uno empiece a eliminarlo de las películas”, dijo Dench en San Sebastián, quien además reconoció la amistad con Spacey, quien había sido un “consuelo inestimable” cuando trabajaron juntos en el filme The Shipping News (2001), poco después de la muerte de su marido.
Kevin Spacey, nacido en Nueva Jersey en 1959, ha visto prácticamente terminada su carrera por las acusaciones que le hacen y que él niega rotundamente. Anthony Rapp, un actor más joven, dijo que Kevin abusó de él cuando este era menor. Luego de eso hubo muchas denuncias y nuevos testimonios que terminaron con él, en medio de todo el movimiento Me Too, acontecido en octubre del año pasado para denunciar los abusos sexuales del productor de cine Harvey Weinstein.
Se dice que Spacey ingresó a una clínica para tratarse su adicción al sexo, pero hoy no se sabe dónde está. Y como todo en el ambiente del espectáculo, ha sido un escándalo y es cierto lo que pregunta Judi Dench: “¿Vamos a retroceder ahora en la historia y siempre vamos a borrar a cualquiera que se haya portado mal o haya violado la ley o haya cometido algún tipo de delito?”.
¿QUÉ HA HECHO NETFLIX?
Netflix, la gran cadena que no sólo ha terminado con la televisión en el mundo sino que últimamente se comporta como Televisa en México, cuidando los valores morales, haciendo telenovelas y repitiendo hasta el cansancio las fórmulas que les ha dado éxito, ya no es arriesgada ni pone en pantalla aquello que no podemos ver en otras cadenas. Es el objetor de la conciencia, decide por nosotros lo que tenemos que mirar o no mirar.
Sobre ese pensamiento es que sacó a Kevin Spacey, el tipo que aparecía como productor ejecutivo de la serie, el hombre que le dio sustancia a Netflix cuando la empresa recién empezaba (junto con otra serie que fue repetida hasta el cansancio mortal, Orange Is the New Black) y él que le dio cordura a la serie House of cards.
Imposible olvidar los gestos minimalistas y esos actos cínicos que hicieron a Frank Underwood y que dieron por otra parte alguna mirada más a esos poderes que siempre se mantienen fuera de la noticia pública.
Ahora una cosa terriblemente cierta: la temporada final de House of cards sin Kevin Spacey: La peor de todas. Aparece Frank Underwood muerto y su esposa Claire Underwood (Robin Wright) tratando de mirar a la cámara, como lo hacía su marido (algo patético en la pantalla), en ocho capítulos que uno mira deseando que terminen.
“El gran vacío que dejó Kevin Spacey, forzó a la serie a terminar rápidamente y tomando en cuenta la fragilidad de la serie en la quinta temporada, el despido del actor solo ocasionó que a medida que avanzaban los episodios se perdiera completamente el interés por la conclusión de la historia pues incluso el capítulo final no fue lo que todos esperaban y careció completamente de emoción”, dice Irving Álvarez, del periódico guatemalteco La Verdad.
“Dicen que algunas series pueden darse el lujo de matar a sus protagonistas, como Games of Thrones. No fue este el caso de House of cards. La desaparición de Kevin Spacey no sólo le quitó la dinámica de dúo en el poder que la hacía tan picante, sino que dejó a Robin Wright en un lugar patético, donde ni siquiera la sale bien imitar el viejo truco de Frank Underwood de hablarle a la cámara a los espectadores. Aunque para ser justos, la serie ya había tenido sus tropiezos con el guión en las dos temporadas anteriores y pasó de ser un drama sobre la suciedad de la política estadounidense a transformarse en un vodevil con giros cada vez más despampanantes y poco creíbles. Ni siquiera en la mejor ficción puedes creer que el Presidente de EU mate por mano propia a un enemigo”, dice el periodista argentino Oscar Guisoni.
“Ha sido la última temporada de House of cards un absoluto desastre”, se pregunta la revista española Fotogramas. Y se contesta: “Cuando más loco se ha convertido Washington, más ha perdido House of cards su magia”, dicen en Washington Post, mientras que Globe and Mail mantiene que “Lo que una vez fue macabro, ahora es mundano”. Aún más directo es The Atlantic: House of Cards siempre ha sido una serie en la que las contorsiones de trama podían confundir y su incremento de intriga podía aburrir. Esos problemas son peores ahora que todos parecen estar susurrando”. Y Polygon sentencia: “Esta temporada es demasiado rara y fuera de tono como para ignorarla por completo, pero no es lo suficientemente buena para recomendarla”.
Y otra vez los números: Los 8 episodios de la 6ta temporada de House of cards fueron vistos por 1.5 millones de espectadores contra los 1-9 millones de la 5ta temporada. Una cifra muy baja contra los 16 millones de Stranger Things, los 6 millones de Lost In Space.