Enfermeras afirman que su profesión requiere vocación por ayudar

05/01/2015 - 5:02 pm

Puebla, 5 Ene (Notimex).- Al considerarlas un regalo de los Reyes Magos para los enfermos, desde 1931 se celebra el Día de la Enfermera en México cada 6 de enero, cuyas trabajadoras coinciden de manera constante en que desde pequeñas sintieron la vocación por ayudar al prójimo.

Con el fin de conocer un poco de esta actividad, cuatro enfermeras del Hospital General Regional 36, San Alejandro del IMSS en Puebla, relataron a Notimex de la tristeza por ver las muertes en su centro de trabajo y de su satisfacción por recibir las gracias de pacientes aliviados.

Getzabeth Xiconténcatl Morales, adscrita al área de Urgencias Adulto, detalló que desarrolla su trabajo en el área de Choque 2, donde se reciben a los pacientes críticos y se les da atención médica para estabilizarlo hasta que pase a otra zona para su recuperación.

La jornada comienza a las 07:00 horas, para recibir el inventario de las cosas existentes en el área y recibir al paciente o realizar alguna acción inmediata que se requiera.

En temporada decembrina, dijo, los pacientes ingresan para ser atendidos por cuadros de bronquitis, neumonía, y dificultad respiratoria, propia de los cambios en la temperatura.

Getzabeth lleva ocho años trabajando como enfermera en “San Alejandro”, uno de los nosocomios más importantes en la capital del estado dentro del sector salud y donde atienden varias especialidades, siendo el común denominador la Ginecología y Obstetricia.

La mujer de 40 años y quien viaja todos los días de su natal Tlaxcala a Puebla, mencionó que en su trayectoria en el IMSS lo que más le ha impactado son los enfermos de cáncer y ver que esa enfermedad se presenta cada vez más en la población, sobre todo el cáncer de mama.

Por separado, Mireya Velázquez, de 33 años, y con 18 años como enfermera, relató su experiencia en el área de Pediatría, donde atiende a niños desde recién nacidos hasta los 18 años de edad como en el caso de Nefropediatría, en otros casos es hasta los 14 años.

En el segundo piso del hospital, mencionó que su vocación surge por el afán de ayudar a los demás y lo descubrió a los 10 años, cuando jugaba con sus muñecas a ser doctora o enfermera en su natal San Martín Texmelucan, donde concluyó la licenciatura.

En su opinión, el área de Pediatría es la más difícil debido a que los pacientes son niños “y es triste ver a un menor de edad enfermito”, y como su compromiso es tanto llegan a encariñarse con los pacientes, ”lo que duele más cuando se registra una pérdida”.

“En lo personal nadie ha muerto en mis brazos, pero el pasado lunes vivimos un duelo”, recordó.

Mireya indicó que sus compañeras de área se conmovieron por la muerte de “Chuchito”, un bebé de nueve meses quien desde que nació vivió en este hospital internado porque tenía Síndrome de Intestino Corto, lo que no le permitía soportar alimento vía oral, y finalmente falleció el pasado lunes.

Expresó que al paso de los años ha aprendido a interpretar el llanto de los menores, ya que un adulto puede decir dónde le duele o cómo le duele, pero en el caso de los bebés las enfermeras aprenden a distinguir entre los llantos si tienen hambre, dolor o están inquietos.

En el octavo piso, Ginecología, la enfermera Vicenta López Medina, con 30 años de servicio y próxima a jubilarse, dio a conocer que en esta área atiende a pacientes embarazadas, a las que tienen amenaza de parto prematuro, de aborto, sangrado disfuncional o con histerectomía.

“En todo el nosocomio, para mí las áreas más difíciles son el quinto y sexto piso, ya que ahí se atienden a las pacientes de medicina interna, diálisis, neurología y más especialidades”, reconoció la profesional de la salud.

Cada mes, continuó, las enfermeras rotamos de pacientes, y cada tres años cambiamos de piso, de manera que nos toca atender a personas con diversos cuadros de padecimientos y ello nos permite aprender de todo.

También desde niña Vicenta soñaba con ser enfermera y, afirmó, “gracias a Dios” y al apoyo de su abuelo, quien le costeó sus estudios, pudo cumplir sus anhelos.

En su familia ella fue la primera en trabajar en el área de la salud, y ahora su hijo Aarón cursa el séptimo semestre de la licenciatura en Medicina.

Al preguntarle a qué se dedicará cuando concluya su vida laboral, respondió que se visualiza estudiando un idioma y viajando, “ya que todo el tiempo de trabajo no hay descanso, las enfermeras aún en días especiales como Navidad y Año Nuevo se la pasan trabajando”.

En su consideración, el mejor pago que podría recibir una enfermera es cuando los pacientes se van a sus casas ya aliviados, “se acercan a nosotras las enfermeras para agradecernos y decirnos que Dios las bendiga”.

Observó que en ocasiones los familiares son los más difíciles de lidiar, “pero los entendemos porque ellos quieren que sus pacientes no sufran o sean curados de inmediato, entonces les explicamos que hay que atender varios pacientes y a todos se les da la misma atención”.

A su vez, Dolores Hernández Vidal, jefa de piso desde hace cinco años, quien labora en octavo piso del hospital, Ginecología, externó que su función es más administrativa, pero extraña atender a los pacientes.

Se encarga de supervisar los archivos de los pacientes, ingreso y egreso, así como al personal de Enfermería, del ausentismo de personal, e incluso sanciones, en caso de que cometan algún error, “que no debería haber, pero a final de cuentes somos seres humanos”.

De su experiencia en atención de enfermos, sostuvo que son las mujeres quienes tienen más resistencia al dolor, ya sea bebés o adultas.

Los hombres “son más impertinentes porque no soportan el dolor, son más desesperados y en ocasiones son los que más están solos cuando están internados, ya que hay ocasiones que los mismos familiares los abandonan en la cama del hospital”.

A dos años de jubilarse, Dolores Hernández refirió que comenzó a estudiar cuando estaba casada y con dos hijos. Su esposo fue un gran apoyo para concretar sus estudios y continuar con su especialización en Pediatría, cuando uno de sus hijos estudiaba la preparatoria y otro la licenciatura en Arquitectura.

Las entrevistadas coincidieron en que la enfermera es el punto clave del área de la salud, y se les debe reconocer que son profesionales de la salud, porque para ello estudiaron, por lo que llamaron a sus colegas a “seguir la lucha por la profesionalización de la enfermería”.

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