El consejero delegado de Disney subrayó que J.J. Abrams trabaja en estos momentos en el episodio IX, que el próximo año cerrará la tercera trilogía de Star Wars; y recordó que, por ejemplo, entre los proyectos futuros para la saga aparecen David Benioff y D.B. Weiss, creadores de la serie de televisión Game of Thrones.
Los Ángeles, Estados Unidos, 20 de septiembre (EFE).- Disney, propietaria de los derechos de Star Wars, prevé una “ralentización” en el estreno de nuevos filmes de la famosa saga galáctica, una decisión probablemente relacionada con el mal resultado en taquilla de la película Solo: A Star Wars Story (2018).
El consejero delegado de Disney, Bob Iger, dejó entrever sus planes para Star Wars en una entrevista publicada hoy por The Hollywood Reporter, medio que le preguntó si estaban barajando la posibilidad de no estrenar una película de la saga al año tal y como habían prometido.
“Yo tomé la decisión de los plazos y, mientras echo la vista atrás, pienso que el error que cometí -acepto la culpa- fue un poco hacer demasiado y demasiado rápido”, apuntó Iger.
“Puedes esperar algo de ralentización, pero eso no significa que no vayamos a hacer películas”, aclaró el ejecutivo.
Iger subrayó que J.J. Abrams trabaja en estos momentos en el episodio IX, que el próximo año cerrará la tercera trilogía de Star Wars; y recordó que, por ejemplo, entre los proyectos futuros para la saga aparecen David Benioff y D.B. Weiss, creadores de la serie de televisión Game of Thrones y que fueron fichados para escribir y producir más películas de este universo de ciencia-ficción.
“Estamos justo en el momento en el que empezaremos a tomar decisiones sobre lo que viene después de la película de Abrams. Pero creo que vamos a ser un poco más cautos sobre volumen y plazos”, adelantó.
Solo: A Star Wars Story, la segunda cinta derivada de la trama central de Star Wars tras Rogue One: A Star Wars Story (2016), supuso un notable logro para Disney y Lucasfilm al recaudar solo 393 millones de dólares en todo el mundo.
Según medios estadounidenses, los costos de producción de este largometraje se elevaron hasta los 250 millones de dólares después de que Ron Howard tomara las riendas del proyecto tras el despido de los directores Phil Lord y Christopher Miller.