En un templo de la comunidad de Paso Blanco, recordaron a los dos sacerdotes asaltados y asesinados el pasado 19 de septiembre en una parroquia de Poza Rica, Veracruz: José Alfredo Suárez de la Cruz y Alejo Nabor Jiménez. Sus cuerpos balados fueron hallados al día siguiente en una carretera ubicada a kilómetros de distancia. La Fiscalía, el día de ayer, informó que los religiosos conocían a sus atacantes e, incluso, bebieron con ellos antes de matarlos. Algunos feligreses no creen esa teoría y dicen que el crimen organizado ha plagado a esta ciudad del oriente mexicano de muertes y desapariciones. “Desafortunadamente Poza Rica es un lugar muy severo en seguridad”, dijo un sacerdote durante la misa del miércoles, y exhortó a las autoridades a que se aseguren que haya justicia.
POZA RICA, México (AP) — Los dolientes llenaron el miércoles la iglesia donde se realizó una misa en memoria de un sacerdote que fue asesinado junto con otro religioso en el estado costeño de Veracruz.
El templo en la comunidad de Paso Blanco estaba atestado, al punto que algunas personas escucharon la misa afuera a través de las ventanas, pese a la lluvia.
Un gran cartel en el frente de la iglesia tenía la foto del joven padre José Alfredo Suárez de la Cruz, quien fue ordenado hace sólo unos años y llegó al puesto en Poza Rica un mes antes de ser asesinado.
“Tú eres un sacerdote para siempre”, decía el cartel.
A Suárez y Alejo Nabor Jiménez, otro sacerdote, los vieron por última vez el domingo en Poza Rica. Sus cuerpos balados fueron hallados al día siguiente en una carretera ubicada a kilómetros de distancia. Uno de ellos recibió nueve impactos de bala.
Los fiscales estatales creen que los religiosos conocían a sus atacantes y habían estado bebiendo con ellos antes de que la reunión “se tornó violenta”.
Pero algunos feligreses no creen esa teoría y dicen que el crimen organizado ha plagado a esta ciudad del oriente mexicano de muertes y desapariciones.
“Desafortunadamente Poza Rica es un lugar muy severo en seguridad”, dijo un sacerdote durante la misa del miércoles, y exhortó a las autoridades a que se aseguren que haya justicia.
El ataúd de Suárez estaba en la misa. Algunas personas abrieron el piso del templo para construir la bóveda donde será enterrado.
El papa Francisco envió una carta de condolencias, en la que reiteró su “firme condena a todo atentado a la vida y dignidad de las personas” y calificó a los sacerdotes asesinados como “víctimas de una inexcusable violencia”.
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La Conferencia del Episcopado Mexicano publicó la misiva en su portal de internet el miércoles. Está firmada por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.
“Una vez más comprobamos que la violencia y la inseguridad se han enraizado en nuestra sociedad”, dijo el obispo José Trinidad Zapata Ortiz de la ciudad de Papantla, cerca de Poza Rica, en un comunicado divulgado por la Conferencia. “Esperamos que las autoridades esclarezcan el crimen y que la pérdida tan lamentable de estos hermanos nuestros sirva para que llegue la paz que tanto deseamos”.
El Centro Católico Multimedial dice que 28 sacerdotes han sido asesinados en México desde el 2006, sin contar los asesinatos de la última semana. Señala que los estados más peligrosos son Veracruz, Guerrero y México.
Los sacerdotes en México son “víctimas de intentos de extorsión, amenazas de muerte, e intimidación por parte de grupos criminales organizados”, escribió el Departamento de Estado de Estados Unidos en un su informe Libertad Religiosa Internacional 2015.
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