Adelaida Sarukhan, doctora en inmunología, señala que es la que interesa generar en una vacuna porque “proporciona memoria al sistema inmunitario”.
Por Adrián Córdoba
Ciudad de México, 21 de julio (AS México).- Científicos e investigadores de todo el mundo se encuentran analizando muestras del coronavirus para conocer de primera mano cómo es el virus y cómo se puede erradicar el mismo. En la Universidad de Oxford han llevado a cabo una vacuna para tratar de curar el coronavirus, dejando entrever, en los ensayos de la fase I, hasta dos tipos de inmunidad.
Una de las inmunidades que ha desarrollado esta vacuna es la de la producción de anticuerpos y proteínas que se unen al virus, evitando que entre en las células humanas; y la otra es la inmunidad celular.
¿QUÉ LA INMUNIDAD CELULAR?
Este tipo de inmunidad consiste en la generación de células T CD8, que son citotóxicas, y que atacan y eliminan las células humanas infectadas. De esta forma se obtiene la inmunidad celular, que está causando sensación entre los inmunólogos.
Adelaida Sarukhan, doctora de inmunología y redactora científica del Institut de Salut Global (ISGlobal) de Barcelona, señalaba que: “Es la que nos interesa generar con una vacuna, porque proporciona memoria al sistema inmunitario”.
Acerca de este tipo de inmunidad, la experta añadía que: “La próxima vez que el organismo se enfrente a ese patógeno, las células T lo reconocerán y activarán a las células B para que fabriquen anticuerpos y a los linfocitos T CD8, para que eliminen las células humanas infectadas”. Con ello se aseguran que el virus no afecte por segunda vez a una persona.
LA INMUNIDAD INNATA Y LA INMUNIDAD ADAPTATIVA
La inmunidad celular se compone a su vez de dos tipos de inmunidad: la innata y la adaptativa. La innata es la primera línea de defensa del organismo, y la que se acciona cuando entra un virus o bacteria en el cuerpo. Después, entre los macrófagos y las células dendríticas, reconocen el patógeno y se lleva a cabo la inmunidad adaptativa como segunda línea defensiva, que actúa contra un patógeno en concreto y tarda más tiempo en generarse.
Con todo ello, se puede señalar que el proceso es el siguiente: tanto los macrófagos como las células dendríticas identifican el patógeno (virus) gracias a los antígenos que lo forman. Posteriormente captan a uno y queda en manos de las células T, que lo reconocen e inician una respuesta. Las células T del tipo CD4 se activan, haciendo también que hagan los propio las B; y después alertan a las células T CD8 para que encuentren y eliminen las células infectadas y así proceder a la inmunidad celular.