Luego de ser vendido por sus criadores en octubre de 2019, un camello caminó 100 kilómetros por el Desierto de Gobi para reencontrase con sus antiguos dueños; el animal fue encontrado con signos de agotamiento y múltiples cicatrices.
Los Ángeles, Estados Unidos, 21 de julio (La Opinión).- En el Desierto de Gobi, ubicado entre el norte de China y el sur de Mongolia, un camello emprendió la dificultosa búsqueda de sus criadores. Después de una travesía de 100 kilómetros, logró reunirse con sus primeros dueños, que lo encontraron con numerosas cicatrices y signos de agotamiento.
En octubre de 2019, el animal había sido vendido a un pastor de Mongolia Interior, dedicado a la cría de camellos. Sin embargo, el pasado 27 de junio quiso volver a su hogar y comenzó un largo viaje.
Fue hallado a un centenar de kilómetros del lugar de partida por otro pastor, quien lo cobijó y logró comunicarse con su dueño. De haber completado su aventura sin intervención humana, este camello habría caminado unos 170 kilómetros sobre arena y piedras.
El hombre que lo había criado en primer lugar se acercó a buscarlo y, conmovido por su iniciativa, decidió recuperarlo. Se contactó con el comprador y acordó entregarle otro camello. De esta manera, el animal viajero cumplió con su cometido: llegó a destino para quedarse.
La historia se viralizó en las redes sociales chinas, especialmente en la plataforma Sina Weibo, y fue levantada por los medios de la ciudad de Bayannur.
Así, pudieron obtenerse imágenes del camello donde pueden verse varias cicatrices, producto de haber tenido que atravesar alambrados, rutas y hasta calles transitadas en su excursión por la zona desértica.
Un video que circuló con la noticia muestra a los dueños envolviendo alrededor de su cuello un Hada, un pañuelo mongol ceremonial. El ritual significa que ahora el camello es parte de su familia.